Cada vez son más las parejas que deciden constituirse como pareja de hecho en lugar de pasar por el altar o por el juzgado. Una opción menos tradicional, pero que sirve para dotar de un respaldo legal (con menos derechos que el enlace clásico) a la relación afectiva. 

El registro de parejas estables no casadas en Aragón no ha dejado de crecer en los últimos años. En 2008 se inscribieron un total de 468 uniones. Un año después experimentó un ligero incremento hasta alcanzar las 483. El año 2010 trajo un crecimiento notable, con 786 parejas aragonesas inscritas, mientras que en 2011 esta cifra subió hasta las 885.

El curso pasado se produjo un despegue definitivo, alcanzando las 1.110 uniones de facto. Entre enero y junio de 2013 han pasado por la consejería de Sanidad y Familia un total de 577 parejas, por lo que se mantiene la tendencia del año pasado (incluso se superaría a la conclusión del año, con 1.154 parejas).

Por contra, el número de matrimonios tradicionales no deja de caer. Durante los seis primeros meses del pasado año (último dato disponible) se celebraron un total de 2.025 bodas en la Comunidad, un 16,8% menos que en el mismo período de 2007 (último año de bonanza económica) y un 20% menos que en 2006, que marca el techo en lo que a número de bodas se refiere (2.445), según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

El descenso en el volumen de enlaces matrimoniales ha sido continuo a lo largo del período de crisis, a excepción de este último año, en el que se ha experimentado un repunte (en la primera mitad de 2011 se oficiaron 1.848 bodas, 177 menos que un año después).

Pero la caída en el número de matrimonios no es solo cuestión de costumbres. El montante total que conlleva organizar una boda (comprar los trajes, organizar el banquete, conseguir los arreglos florales deseados y el resto de preparativos) supone un desembolso medio de 12.800 euros en Aragón, según el último estudio de la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI).

Menor cobertura legal

Todo lo contrario ocurre con las parejas de hecho. El papeleo supone una pequeña tasa que ronda los 100 euros, pero a efectos legales da una cobertura diferente a la de un matrimonio. Este tipo de uniones, por ejemplo, no siempre tienen reconocidos tres derechos tan relevantes como la pensión de viudedad, la equiparación en aspectos tributarios o la herencia directa de todos los bienes en caso de que el fallecido no haya dejado testamento por escrito. El cónyuge, curiosamente, se convertiría en legítimo propietario del ajuar del hogar.

Sí se equipara en otros casos con el matrimonio (civil o eclesiástico), siempre que la unión de facto alcance una duración de dos años. En caso de separación, la custodia de los niños deberá dirimirse de mutuo acuerdo o mediante una decisión judicial. Además, si la convivencia ha generado una desigualdad patrimonial entre ambos, podrá exigirse una compensación económica. Asimismo, la legislación aragonesa permite realizar un testamento mancomunado.

Otro derecho adquirido por este tipo de uniones es la capacidad de adoptar en común, y existe una obligación de contribuir al sostenimiento económico y manutención del otro.