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Alcañiz quiere abrir al público las dos torres de comunicaciones de las guerras carlistas

El Ayuntamiento también pretende recuperar la muralla medieval que afloró con el derrumbe de Pui Pinos.

Una de las torres carlistas de comunicaciones de Alcañiz.
Una de las torres carlistas de comunicaciones de Alcañiz.
Violeta Pellicer

El Ayuntamiento de Alcañiz estudia la situación en la que se encuentran varios de sus vestigios defensivos y analiza sus necesidades de conservación. El objetivo, además de su documentación y consolidación, es permitir la ampliación del patrimonio visitable con la incorporación de elementos como las singulares torres de comunicaciones levantadas por el Gobierno durante las guerras carlistas.

En concreto, se analiza el estado de conservación y las necesidades de las torres de la época carlista, del siglo XIX, y de la muralla medieval, gran parte de la cual salió a la luz a raíz del deslizamiento del cerro Pui Pinos de 2017 –precisamente, en obras realizadas como consecuencia de este derrumbe se perdieron varios fragmentos de la fortificación–.

Se trata de "un primer paso" para que en un futuro cercano puedan acondicionarse, indicó el concejal responsable de Patrimonio, Carlos Andreu. Junto a los técnicos municipales, se encarga de desarrollar ambos estudios el arqueólogo José Antonio Benavente, quien lleva años ahondando en la historia de este tipo de construcciones

Alcañiz cuenta con dos torres de las guerras carlistas que, curiosamente, nunca llegaron a utilizarse, ya que fueron construidas pocos meses antes de que finalizase en Aragón la tercera guerra carlista, en 1875. Se conocen como la torre Gordizo, ubicada en dirección a Caspe, y la torre del Campamento, entre el cabezo del Cuervo y el punto limpio municipal. Actualmente, se está realizando un proyecto para el acondicionamiento de esta segunda torre, para lo que hay presupuestado 9.000 euros.

Un sistema de comunicaciones

Ambas torres se equiparon en sus terrazas con un novedoso sistema de telegrafía óptica diseñado por el general Manuel de Salamanca, un mecanismo de grandes aspas de madera que en función de cómo se posicionasen servía para enviar mensajes a otras torres similares. Y es que estas construcciones están estratégicamente posicionadas para poder establecer esta comunicación óptica entre ellas.

En el Bajo Aragón se construyeron 20 torreones entre agosto y diciembre de 1875. En la torre del Homenaje del castillo de Alcañiz se llegó a incluir uno de los sistemas de comunicación ideados por el general Salamanca.

José Antonio Benavente indica que se las torres están catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC) y que precisan ser consolidadas. En un primer momento, los trabajos deben dirigirse a su limpieza y la de su entorno y a su estabilización. El último paso sería la restauración y adecuación para ser visitadas. El arqueólogo deja claro que cualquier proyecto que se realice debe ser aprobado por Patrimonio.

Benavente explica que, al tratarse de construcciones relativamente recientes, podrían restaurarse sin margen de error. Siguen un mismo modelo de planta cuadrada, de unos cinco metros de lado y nueve de altura, de tres plantas, la tercera con el sistema de telegrafía óptica, del que actualmente no se conserva nada. Están construidas en piedra sillar y mampostería con mortero de cal. Se protegían con un foso y podían albergar a hasta 20 hombres, según lo documentado por Benavente.

Plan director de la muralla medieval

Sobre la muralla medieval, el Ayuntamiento elabora un plan director, para el que ha encargado la realización de catas y un proyecto, explica el concejal Carlos Andreu. La parte que se estudia con más detenimiento es la aparecida en el barrio Mazador. Por su estado, el arqueólogo señaló que «es muy fácil de recuperar». Este tramo apareció a raíz del desprendimiento del cerro Pui Pinos, sobre el que se asienta el castillo de los Calatravos y puede verse en la zona de la carretera de El Corcho, donde se ubica el quinto torreón medieval.

Benavente indica que, pese a que está muy visible, la mayoría de los ciudadanos desconocen que pasean o viven junto a la muralla que defendía Alcañiz en la Edad Media.

A raíz de obras, demoliciones y movimientos de tierra apareen vestigios la muralla defensiva, cuyo trazado es conocido por planos antiguos de la ciudad y por elementos que todavía prevalecen, como los torreones o la única puerta conservada, el actual Arco del Loreto.

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