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El Puente de la Equivocación de Teruel, abierto al tráfico tras casi un año cerrado por obras

El mal estado de la infraestructura ha dilatado el tiempo de trabajo y duplicado el coste de reparación  de este acceso a la ciudad

La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y otras autoridades cruzan el paso de cebra del Puente de la Equivocación momentos antes de que se abra al tráfico.
La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y otras autoridades cruzan el paso de cebra del Puente de la Equivocación momentos antes de que se abra al tráfico.
M. A. M.

El Puente de la Equivocación de Teruel, que constituye uno de los principales accesos a la ciudad, ha sido reabierto al tráfico este martes después de casi un año cerrado por obras de reparación. 

La infraestructura se encontraba en peor estado del que se esperaba, lo que ha dilatado el tiempo de trabajo y ha duplicado el coste de las obras. El proyecto tenía un plazo de ejecución de tres meses que se ha alargado hasta diez meses. Asimismo, el presupuesto era de 296.000, pero la inversión final ha alcanzado los 580.000 euros.

Durante todo el tiempo de obras, como ha admitido la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, cientos de turolenses han tenido que dar un rodeo para poder ir a sus lugares de trabajo o a su domicilio. La situación del tráfico rodado se complicó, además, con el corte de la cercana calle de San Francisco debido al derrumbe del edificio número 21, así como por las obras de construcción del ascensor que unirá el barrio del Carmen con el Centro Histórico.

La reparación ha sido ejecutada por Tragsa gracias a un convenio entre el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Teruel (DPT), con acciones en esta empresa pública. La disposición de esta compañía a realizar las obras acabó con seis años de intentos fallidos para acometer la mejora. En un caso, la adjudicataria no pudo asumir los trabajos y en otro el concurso quedó desierto.

Tragsa ha reforzado el tablero del Puente de la Equivocación con losas de hormigón y una mayor cantidad de asfalto que la que se había previsto. Además, ha sellado todas las fisuras que presentaban los arcos que sustentan el puente. En el aspecto estético, se ha renovado la iluminación y mejorado las barandillas, si bien en este último aspecto aún faltan algunos retoques por realizar. 

"Ahora es más seguro"

"Ahora, este puente es más seguro", ha subrayado la gerente del Grupo Tragsa en Teruel, Emilia de Sande. La técnico ha destacado que a partir de las obras no se espera que se produzcan "baches como los que había antes".

De Sande ha afirmado que, si bien el deterioro inesperado del puente ha alargado las obras, la demora también se ha debido a la exigencia del Ayuntamiento de dejar un acceso peatonal al barrio del Jorgito, lo que ha obligado a desarrollar los trabajos con más lentitud que si todo el puente se hubiera cerrado.

Ante los problemas que han rodeado desde hace seis años a las obras, Buj no ha dudado en considerar que el Puente de la Equivocación es también "de la maldición". La alcaldesa ha recordado que la infraestructura debe su curioso nombre popular -el oficial es Puente de los Franciscanos- a un error de cálculo que obligó en el año de su construcción, 1954, a modificar sus medidas para que pudiera pasar por debajo el tren. 

El presidente de la Diputación de Teruel, Joaquín Juste, ha destacado la utilidad de Tragsa en aquellos casos en que, debido a la premura de tiempo, no es posible sacar una obra a concurso o bien, como en el Puente de la Equivocación, resulta complicado encontrar un adjudicatario.

 

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