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¿Qué es el Nudo Mudéjar de Aragón en el que se van a invertir 1.200 millones?

Un paquete de inversiones en energías renovables, fundamentalmente, que replicará la producción que cesó con el cierre de la térmica de Andorra.

La demolición de la chimenea de la central térmica de Andorra, el episodio más emblemático del fin de la producción eléctrica a partir del carbón.
La demolición de la chimenea de la central térmica de Andorra, el episodio más emblemático del fin de la producción eléctrica a partir del carbón.
Antonio Garcia/Bykofoto

El Nudo Mudéjar es la denominación que recibe el paquete de inversiones comprometido por Endesa para que el Gobierno central le adjudicara la explotación de los 1.200 megavatios que quedaron libres con el cierre de la planta térmica de Andorra a mediados de 2020. La producción alternativa se llevará a cabo a partir de plantas solares y eólicas, un proyecto que comportará 1.206 millones de euros de inversión y que acaba de salir a información pública. El nombre deriva de la subestación Mudéjar, el punto de evacuación de la producción eléctrica generada por la central andorrana, que afronta actualmente las últimas fases para su desmantelamiento.

La magnitud de las cifras de inversión que se comprometen -1.700 millones de euros entre las plantas de energía limpia y los proyectos complementarios del denominado plan de acompañamiento- y que ya se empiezan a ejecutar a partir de la demolición de la central térmica de Andorra obliga a distinguir algunos elementos fundamentales, complementarios pero diferenciados, del plan presentados por Endesa.

El origen del proyecto del Nudo Mudéjar para el Bajo Aragón histórico nace del aprovechamiento de la capacidad de producción y evacuación a la red eléctrica que Endesa ha mantenido por la antigua térmica de Andorra. La planta tenía una capacidad de producción de 1.200 megavatios al año, que se replicarán en cuanto se pongan en funcionamiento las nuevas plantas de generación eléctrica renovable que la sustituirán.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) concedió en 2022 a Endesa-Enel la explotación de la potencia que evacuaba la central térmica de Andorra para poner en marcha una tupida red de renovables que ocupará suelos rústicos desde Ariño a Alcañiz pasando por Andorra, Albalate, Híjar, Samper, Calanda y otras localidades del Bajo Aragón, Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín. En total, serán más de 5.000 hectáreas dedicadas a la producción eléctrica renovable divididas en catorce instalaciones que se repartirán en siete parques. En cada uno de estos parques, instalaciones eólicas e instalaciones solares, con potencia repartida casi a partes iguales.

Pero el Nudo implica nuevos proyectos industriales...

El valor añadido del proyecto con el que Endesa acude al mercado de la electricidad renovable desde Andorra estriba en la puesta en marcha de diversas iniciativas de producción industrial relacionadas directamente con las energías renovables, un plan de reconversión industrial para la zona minera con más de 6.000 empleos previstos.

Esos siete proyectos industriales serán una nueva fábrica de electrolizadores, una nueva fábrica de seguidores solares, un nuevo centro de reciclaje de módulos solares, el segundo centro logístico de mantenimiento eólico de Enel en España, un nuevo centro de tratamiento de palas, y el desarrollo de una nueva plataforma logística digital en el entorno de Andorra.

Estas siete iniciativas industriales forman parte de un paquete de una veintena de acciones relacionadas con la dinamización y el desarrollo económico de las cuencas mineras y el Bajo Aragón turolense, entre las que también se encuentran iniciativas relacionadas con la agricultura sostenible, la formación, el turismo o la mejora de espacios públicos urbanos.

El proyecto incluye cinco iniciativas en el sector terciario: la ampliación del Balneario de Ariño, el proyecto Andorra Pictopueblo inclusivo, la nueva Milla Verde de Transición Justa, el apoyo a la Vía Verde “Val de Zafán” (ahora en obras en el entorno de Alcañiz) y el plan Apiturismo. Además, la expansión de Apadrina un Olivo, y la puesta en marcha de cursos de formación específicos para capacitar a los trabajadores de la zona en el sector de las energías renovables.

El proyecto, dibujado en un horizonte a cinco años vista, está sometido a los cauces que implica la tramitación administrativa y la cumplimentación de la debida normativa, un proceso que desde Endesa se espera que sea lo más rápido posible; por una cuestión de cumplimiento de plazos y de alcance para los ciudadanos del entorno. Pero también por la propia dinámica económica y la evolución de la situación financiera, la inflación, el entorno… De hecho, los 1.540 millones que se marcaban como inversión inicial se convertirán en más de 1.700 millones a consecuencia del encarecimiento de los costes de materiales, servicios y procesos.

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