Se jubila tras 41 años como fiscal en la Audiencia de Teruel, 23 de ellos como fiscal jefe. ¿Se ha encontrado con algún caso de #‘lawfare’ o persecución judicial?No y espero que de ahora en adelante tampoco los haya, es un problema que está ahí y cuestiona la imparcialidad de los jueces.

¿Cree que es constitucional la ley de amnistía que prepara el Gobierno central para los responsables del ‘procés’ catalán?Para mí es anticonstitucional, como lo es para muchos juristas y asociaciones de fiscales. Veremos lo que dice el Tribunal Constitucional, que tiene la última palabra. Ataca a la independencia judicial. ¿En qué situación quedan los jueces del Tribunal Supremo o los fiscales que han actuado en el ‘procés’?

¿Es oportuno amnistiar a los responsables del conflicto independentista de octubre de 2017 en Cataluña?No, han cometido hechos delictivos muy graves y tienen que responder de ellos. La ley es igual para todos. También podría pedir la amnistía cualquiera de los presos que hay en Teruel. Además, aquí son los propios delincuentes -en este caso conjuntamente con el Gobierno- los que han hecho la ley para amnistiarse ellos mismos. ¡Es gordo!

Fue compañero en los 90 de Antonio Narváez, 10 años magistrado del Tribunal Constitucional y ahora fiscal del Supremo. ¿Ya apuntaba que llegaría lejos?Narváez es uno de los mejores juristas de España y es un orgullo ser amigo suyo. Lo mismo que es un excelente jurista es una gran persona, muy humilde.

¿Qué tal ha vivido tantos años en Teruel, donde hay una gran rotación de funcionarios y cuesta encontrar profesionales que quieran residir de forma estable?Aunque estudié en Zaragoza, yo soy de la localidad turolense de Castellote, por tanto, estoy en mi tierra. Cuando mis hijas eran pequeñas, teníamos el colegio a dos minutos. Siempre hemos estado muy a gusto aquí, porque tiene sus ventajas. El problema viene cuando los hijos cumplen 18 años y deciden estudiar fuera.

¿Vivir en Teruel se convierte entonces en una carga económica y un daño afectivo?Sí, de repente dejas de ver a los hijos, pero bueno, ya son mayores, 18 años. Yo a los nueve ya me fui de casa a un colegio interno, pero eso es otra historia. Y ahora hay muchas posibilidades universitarias en Teruel, todo mejora.

¿Cómo se vivió en la Fiscalía la llegada, en abril de 2021, de Igor el Ruso para ser juzgado por el triple crimen de Andorra? ¿Hubo nervios?No he visto nunca tantas medidas de seguridad, había metralletas por todas partes. Hasta se construyó una cabina blindada para el acusado. Fue muy duro. Quién se iba a esperar en 2017 semejantes hechos en Albalate y Andorra.

Y menos de tres años después el Rambo de Requena hiere a un Guardia Civil en Muniesa. ¿Aún se puede sostener que Teruel es la provincia más segura?Sigue siendo tranquila, siempre suceden cosas, pero son situaciones excepcionales y no hay asuntos de excesiva gravedad. Ahora preocupa, es cierto, la aparición de plantaciones de marihuana en sitios deshabitados.

Pues, además, los cuarteles de la Guardia Civil del medio rural se vacían.No estoy a favor de eso, pero lo mismo pasa con los bancos y hasta los bares y los curas. En los pueblos falta de todo.

Hay quien se obsesiona con la Justicia y denuncia sin parar. ¿Ha sufrido el acoso de algún querulante?Sí, era de Obón, hasta me dedicó un libro con mucha ironía. El querulante genera mucho trabajo y bloquea el quehacer de la Justicia.

Y ahora cambia la toga por el cochecito de sus nietos. ¿La echará de menos?Sí, tantos años... y es una profesión muy bonita que me ha hecho muy feliz. El fiscal es garante de los derechos de las personas más vulnerables.