Tauros, la ‘reencarnación’ del extinto uro que transforma el paisaje de la sierra de Albarracín

Una manada de 23 ejemplares de la especie que recrea al bóvido extinguido desde el siglo XVII elimina los matorrales y potencia las praderas en los montes de Frías

Un tauro macho, en la finca de Frías de Albarracín donde se ha asentado la manada.
Un tauro macho, en la finca de Frías de Albarracín donde se ha asentado la manada.
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La manada de tauros –una especie de bóvido que recrea a los extinguidos uros– establecida desde 2021 en el Estepar Cavero, una finca que se reparte entre Frías de Albarracín, Calomarde y la Comunidad de Albarracín, transforma el paisaje al eliminar los matorrales que crecen de forma descontrolada porque ningún animal autóctono es capaz de comerse este tipo de vegetación.

Los animales, criados por el parque faunístico de La Maleza de Tramacastilla, han mostrado una buena adaptación al ecosistema de la zona y reducen con su alimentación la presencia de matorral en beneficio de los pastos, que pueden servir de alimento a otras muchas especies salvajes y domésticas.

La actividad del rebaño de tauros ha abierto claros que estaban invadidos por matorrales para sustituirlos por praderas y "renaturalizar" así el entorno, según explicó Ricardo Almazán, director de La Maleza. El tauro, configurado en los Países Bajos por selección genética, comparte el 94% de su genoma con el uro, desaparecido desde el siglo XVII, pero que estuvo presente en toda la Península Ibérica.

Almazán cuenta que el tauro come hierba mientras la tiene disponible, pero en cuanto esta se agota se alimenta también de maleza, pequeños árboles y ramas porque su aparato digestivo es capaz de digerir la madera, una característica excepcional entre los bóvidos. Esta característica los hace también muy útiles para eliminar la maleza de los cortafuegos y reforzar así su eficacia.

Ante la buena adaptación del rebaño de tauros –aportados, inicialmente, por la Fundación Stichting Taurus, con sede en los Países Bajos y la única entidad dedicada a la cría de esta especie–, el parque La Maleza planea poner en marcha un centro de cría en la finca del Estepar Cavero.

Este centro estará en condiciones de trasladar animales sobrantes a otros lugares del sur de Europa interesados en la eliminación de los matorrales que crecen de forma descontrolada para recuperar el paisaje original, desvirtuado por la ausencia de grandes bóvidos, como el tauro o el uro. El primer contacto para exportar la especie se ha mantenido con Portugal.

Ricardo Almazán aclaró que los tauros, de un valor económico muy elevado, se trasladarían a los puntos interesados en adoptarlos por acuerdos de renting u otras fórmulas que no pasen por la venta directa. El empresario añadió que el objetivo de la cría de esta especie es mejorar el ecosistema. Otros fines, como la producción de carne, están descartados por el elevado precio de los animales, aunque la calidad cárnica es excelente, como se desprende experiencias desarrolladas en los Países Bajos.

La buena aclimatación a la sierra de Albarracín ha permitido que tres de los 23 tauros de la manada hayan nacido ya en la zona. Otros dos ejemplares se muestran en el parque faunístico de La Maleza junto con otras especies propias del bosque mediterráneo. Con solo 400 ejemplares en todo el mundo, la cabaña asentada en la sierra de Albarracín supone el 6% de toda la población mundial y sigue creciendo gracias a los nacimientos sobre el terreno.

Ricardo Almazán señaló que la presencia de los tauros es compatible con el aprovechamiento turístico porque se trata de animales muy tranquilos que huyen del ser humano, en contra del ganado bravo, con el que los tauros guardan cierto parentesco genético. Aunque el tauro mide 1,85 centímetros hasta el lomo y llega a pesar 1.000 kilos, el doble que un toro de lidia.

El alcalde de Frías, Benito Lacasa, confirmó que la presencia de la manada de tauros se ha traducido ya en la sustitución de superficies cubiertas de «pastos muy bastos» que no podían ser aprovechados por especies salvajes, como los ciervos o los corzos, ni por las domésticas ovejas o cabras por hierba que sí pueden pastar.

Lacasa señaló que al tratarse de bóvidos "muy pesados y rústicos" el efecto de los tauros también se hará notar en el bosque, pero a más largo plazo. Para profundizar en el conocimiento de la transformación paisajística, la finca donde viven los bóvidos, actualmente perimetrada con un pastor eléctrico, podría incorporar un vallado más sólido o contar con un cuidador encargado del seguimiento de la especie. La finca ha quedado excluida de la actividad cinegética de la Reserva de Caza de los Montes Universales, en la que se enmarca.

Un parque de fauna neolítica

El alcalde de Frías explicó que los ayuntamientos implicados en el proyecto así como la Comunidad de Albarracín planean generar un atractivo turístico en torno al rebaño de los grandes tauros. La actuación prevista contempla también la habilitación de puntos de agua permanentes.

Benito Lacasa contó que el asentamiento de los tauros se planea complementar de acuerdo con la Fundación Stichting Taurus con la llegada de otros grandes herbívoros, como bisontes europeos y caballos salvajes, para configurar un parque de fauna «neolítica» con animales en semilibertad. Lacasa señaló que esta iniciativa tendrá aplicaciones científicas –comprobar el efecto de los grandes rumiantes en el monte– y turísticas, porque se podrían organizar visitas guiadas para contemplar estos imponentes bóvidos.

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