La oficina en la que se financió hace 130 años la llegada de la luz a Teruel aspira a ser un museo

Sus propietarios, que conservan el espacio tal y como era en el siglo XIX, han contactado con empresas turísticas para abrirla al público.

José Manuel Pérez, en la oficina de la Banca Garzarán, conservada como era en el siglo XIX
José Manuel Pérez, en la oficina de la Banca Garzarán, conservada como era en el siglo XIX
Jorge Escudero

Cuando se cumplen 130 años de la inauguración oficial de la iluminación eléctrica de la ciudad de Teruel, la oficina financiera que hizo posible el acontecimiento al costear la compra de la turbina para generar la energía, la Banca Garzarán, permanece intacta en el corazón de Teruel. Sus propietarios, descendientes de aquel apellido, intentan abrir ahora al público este espacio en el que se guarda buena parte de la historia económica y social de la provincia.

En sus archivos permanece el contrato de alquiler del Molino Nuevo, propiedad de la familia Garzarán, donde se instalaría el generador eléctrico para dar luz a las calles de la ciudad a partir de mayo de 1891. Sobre el mobiliario, que atesora el aire modernista de la época, descansan, abiertos, gigantescos libros de lomo agrietado en los que se anotaron a diario los ingresos y los préstamos que realizaba el banco turolense. Uno de estos volúmenes registra los cargamentos de trigo que desde todos los puntos de la provincia llegaban al Molino Nuevo en 1926.

El lugar está lleno de instrumental bancario de aquella época, como una prensa manual que permitía copiar documentos, dos pesadas máquinas de escribir con un siglo de antigüedad o la gran verja dorada que separaba, como medida de seguridad, al cliente del banquero. Aún se conserva la caja de caudales y el elegante despacho donde se negociaba en privado con los mejores inversores. La banca cerró sus puertas en 1958, como indica uno de los calendarios aún colgados en la pared, tras convertirse en una de las semillas que daría lugar a la Caja Rural de Teruel.

"Nuestra idea es que sea visitado y contribuir a que la gente pueda conocer un poco mejor el pasado de Teruel"

José Manuel Pérez Espílez, uno de los propietarios de la Banca Garzarán, ha contactado con empresas turísticas para estudiar la posibilidad de que este espacio histórico forme parte de una ruta más amplia por el resto de la ciudad. "Nuestra idea es que sea visitado y contribuir a que la gente pueda conocer un poco mejor el pasado de Teruel", destaca. Añade que, con el mismo objetivo, habló con representantes del campus universitario turolense para proponer la investigación de los documentos allí guardados.

. "Nuestra idea es que sea visitado y contribuir a que la gente pueda conocer un poco mejor el pasado de Teruel",
. "Nuestra idea es que sea visitado y contribuir a que la gente pueda conocer un poco mejor el pasado de Teruel",
Jorge Escudero

"No se ha estudiado aquella época"

El historiador José Carrasquer, autor del libro ‘Los comienzos de la electricidad en Teruel (1889-1936)’, cree que existe una "laguna" acerca de las familias que en el siglo XIX y principios del XX dominaron la economía de la ciudad. Una de ellas fueron los Garzarán, pero también estuvieron los Torán, Ferrán o Asensio. "Entre sus miembros había representantes parlamentarios en Madrid y sus empresas estaban vinculadas a la capital española, pero, pese a esta relevancia, no se ha escrito nada sobre ellas", dice Carrasquer. A su juicio, la trascendencia que tuvo en la Guerra Civil Española la Batalla de Teruel "ha eclipsado" el estudio de estos linajes. Carrasquer aplaude la conversión en museo de la Banca Garzarán, pues, además de la difusión de sus contenidos, se lograría la restauración de los mismos

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