El arquitecto que trajo la torre Eiffel a Zaragoza

Félix Navarro viajó a París en 1889. Esta andanza tuvo repercusión en la capital aragonesa, en forma de influencia en sus proyectos o como reproducción en miniatura de la famosa torre.

Hace unas semanas se estrenó 'Eiffel', un filme que gira en torno a la famosa torre parisina y a su creador, Gustave Eiffel. Este monumento de la capital de Francia, que durante 40 años fue el edificio más alto del mundo, guarda cierta relación con Zaragoza.

La presencia más evidente de la torre Eiffel en la capital aragonesa conduce a la Escuela de Artes y Oficios de la plaza de los Sitios, aunque en la actualidad son recuerdos en blanco y negro. "Había una serie torrecillas como coronación del edificio, con una función ornamental. No eran reproducciones exactas de la Eiffel, pero sí similares", explica el arquitecto Ricardo Marco.

Un reloj, que quedaba en el centro de la fachada, servía de base para una de las miniaturas. Son numerosas las postales y fotografías que lo evidencian, donde también se aprecian seis más pequeñas sobre la portada. Esta construcción se levantó en el marco de la Exposición Hispano Francesa de 1908 y es de carácter "eclecticista historicista", sostiene María Pilar Poblador, profesora del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Además, indica que hay detalles neomudéjares y el lateral es de influencia inglesa. 

¿Quién está detrás de ese homenaje a la torre Eiffel? El turiasonense Félix Navarro (1849-1911) proyectó y dirigió las obras de este edificio -se concreta en su informe histórico artístico-. "Era un hombre inquieto, con una personalidad torrencial, alegre y fascinado por lo nuevo", lo define Marco. "Era un apasionado por las nuevas técnicas constructivas, hasta el punto de ser comisionado por la Diputación Provincial de Zaragoza para visitar la Exposición Universal de París de 1889", coincide Poblador. Por esta razón, relacionan la presencia de estas torres Eiffel en la escuela con su viaje a París.

"En la década de los 30 se eliminó el tejado y se adelantó la galería superior, neorrenacentista, hasta la altura de la fachada, lo que hizo que desapareciera el reloj con la torre Eiffel y las seis más pequeñas", apunta la profesora universitaria. Hace más de una década se reivindicó en las páginas de HERALDO el paradero de estos curiosos elementos, que eran testigos del ocio de los zaragozanos de esa época.

La Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, antes de la reforma en la década de los años 30.
La Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, antes de la reforma en la década de los años 30, donde se aprecia la torre Eiffel de miniatura sobre el reloj de la fachada.
Archivo del Ayuntamiento de Zaragoza

Unos años antes de proyectar la escuela, la Sociedad Anónima del Nuevo Mercado de Zaragoza le había encargado el Mercado Central, donde ya plasmó lo visto en Francia. "Le influye la galería de máquinas -indica Marco-, que le había impresionado y reflejaba el espíritu de la nueva sociedad". La galería de máquinas desapareció, a pesar de que fuera una de las estrellas de la exposición parisina.

Además, la historiadora del arte añade, en un artículo de la revista de investigación Artigrama, otra influencia para la lonja zaragozana. "El diseño de los pabellones de Les Halles -demolidos en 1973- constituyó un referente para la estructura del Mercado Central, aunque con algunas diferencias", detalla. 

Mercado Les Halles de París.
Les Halles de París.
Albert Chevojon, Bibliothèque de l’Hôtel de Ville

"En su visita a París se quedó fascinado. Sería como 50 veces el Mercado Central, pero hereda el tejado a doble vertiente, el modelo basilical, siendo más alta la parte central", analiza Poblador. No obstante, esta no es la única influencia europea en la lonja zaragozana. "Los dinteles del lateral están a la vista -una cuestión que María Pilar Poblador relaciona con el modernismo belga- y los adorna con algún tipo de recurso floral".

El metal es la base de todo: "Es el material del progreso, que primero se había utilizado en puentes y más tarde en construcciones, como las estaciones de ferrocarril", dice el arquitecto. El turiasonense conocía "sus posibilidades y versatilidad", tanto que ya lo había introducido en sus proyectos. "Le permite la repetición, puede ser desmontado o ahorra espacio, entre otras ventajas", enumera Marco, uno de los comisarios de 'Félix Navarro, arquitecto: la dualidad audaz'. "Era un profesional que había demostrado un profundo conocimiento de las construcciones con estructura de hierro de fundición", añade Poblador.

La torre Eiffel, un polémico inicio

Hace un mes se estrenó 'Eiffel' (2021), protagonizada por Romain Duris y Emma Mackey. Martin Bourboulon, el director, reproduce la historia de esta torre francesa, una propuesta de Gustave Eiffel (1832-1923) para la Exposición Universal de 1889 que se ha convertido en una de las construcciones más conocidas del mundo, revolucionó la arquitectura y es emblema del país vecino.

Todavía no se había levantado ni un metro sobre el suelo cuando las opiniones de los detractores habían armado una destructiva crítica. Escritores, pintores, escultores, arquitectos y "apasionados amantes de la belleza de París" firmaron una polémica carta dirigida a Sr. Alphand, comisario de la exposición, que se publicó en 'Le Temps' en febrero de 1887. "Protestamos enérgicamente con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra indignación, en nombre del gusto francés, en nombre del arte y de la historia francesa amenazadas, contra la erección en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa torre Eiffel, a la que la picaresca pública, a menudo poseedora de sentido común y espíritu de justicia, ya ha bautizado con el nombre de Torre de Babel", decían. Incluso, le llamaban "el candelabro trágico".

Ese sentimiento de rechazo también se plasma en la película de Bourboulon: "No veo el sentido inútil que será desmantelado después", reproduce en una de las escenas. "Notre Dame, La Sainte-Chapelle, la torre Saint- Jacques, el Louvre, la cúpula de los Inválidos, el Arco del Triunfo, todos nuestros monumentos humillados, todas nuestras arquitecturas disminuidas, hasta desaparecer en este sueño asombroso", enumeraban los intelectuales en la misiva publicada en prensa. Sin embargo, contra todo pronóstico ese "sueño" se convirtió en uno más de esos edificios referencia de la ciudad. Poblador recuerda que incluso matemáticos vaticinaron que cuando llegara a los 228 metros de altura iba a caer.

Gustave Eiffel, a través de una carta publicada en 'Le Monde', contestó a estas duras opiniones: "Y cuando la torre haya sido construida y sea mirada como algo bello e interesante, ¿los artistas no lamentarán el haber tomado partido tan rápido y tan a la ligera haciendo esta campaña?". El tiempo le dio la razón y 132 años después es un icono mundial que también se vio en Zaragoza, aunque en una escala mucho menor. 

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