Las tormentas de agosto en el sur de Teruel dispararon los siniestros en viviendas y coches

Las compañías de seguros triplicaron su actividad para dar respuesta a los daños comunicados por sus clientes.

Albarracín, daños por el temporal.
Albarracín, daños por el temporal.
Javier Escriche

Las continuas e intensas tormentas que azotaron sin tregua la parte sur de la provincia de Teruel en la última semana de agosto y los primeros días de septiembre dejaron un rastro de daños en viviendas, naves agropecurarias y vehículos que, de rebote, dispararon la actividad de las compañías aseguradoras.

El fuerte aparato eléctrico que acompañó a los chaparrones en muchas ocasiones provocó daños en electrodomésticos y equipos informáticos, mientras que la lluvia, torrencial casi siempre, abrió goteras e inundó plantas bajas deteriorando mobiliario y carpintería. Por si fuera poco, el granizo afectó a carrocerías y lunas de los coches que estaban aparcados en las calles.

"En una semana normal suelen comunicarnos alrededor de diez siniestros, pero en agosto fueron más de 30 los casos que nos llegaron en apenas siete días; fueron unas tormentas extraordinarias que nos dieron mucho trabajo", explica Andrés Novella, de la aseguradora turolense Turolbroker.

Novella destaca que la gran cantidad de rayos y relámpagos que cayeron sobre la provincia en aquellas fechas "rompieron neveras, microondas, cuadros de luz e interruptores y en muchas granjas estropearon los ordenadores". Por su parte, el granizo, que se cebó con localidades como Cedrillas, Villel, Cella o La Iglesuela del Cid, "rompió tejas y abolló muchos coches", añade este corredor de seguros.

"El teléfono echaba humo"

Desde Seguros González y Ardid, Carmen Rubio recuerda que, durante más de una tormenta, "se fue la luz en muchas casas y cuando regresó el fluido eléctrico se averiaron placas vitrocerámicas y otros electrodomésticos". "Nuestro teléfono echaba humo; nos llamaban a la vez clientes de Teruel capital, Cella, Caudé, San Blas, Albarracín y Saldón", explica.

Rubio destaca que reparar los daños causados por las tormentas tiene un coste elevado. "Cambiar una placa vitrocerámica si la anterior ha quedado inservible puede costar 500 euros y arreglar un tejado afectado por el pedrisco puede obligar a una comunidad de propietarios a asumir un gasto de 1.000 euros", explica Carmen Rubio, quien añade que no recuerda "un verano así".

También en la zona de las Cuencas Mineras se sucedieron los daños en los hogares a causa de las tormentas. En Utrillas, la tromba de agua caída el 31 de agosto colapsó la red de desagüe provocando la inundación de garajes y pisos bajos llenos de enseres, cuyos propietarios acudieron a sus compañías de seguros en busca de ayuda. Así lo relata José Luis Gargallo, de Agrupación Mutua, quien afirma que frente a los cinco siniestros semanales que suele atender su compañía, la última semana de agosto hubo 15. "No estamos hablando de tormentas históricas como las que hubo en zonas costeras del Mediterráneo, pero yo no recuerdo un verano tan tormentoso", subraya Gargallo.

Entre junio, julio y agosto, el observatorio de Teruel registró más de 200 litros de agua, cuando la media anual de los últimos años se sitúa en 367 litros. En 2020, durante esos tres meses cayeron en Teruel solo 66 litros mientras que en 2019 fueron 34,6. En 2018, junio, julio y agosto sumaron 138,2 litros y en 2017 fueron 90,2. En 2016, la precipitación de estos tres meses se quedó en 55,4. Por ello, el verano de 2021 ha sido el más lluvioso de los últimos cinco años.

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