Los arquitectos califican de "preocupante" la decadencia comercial de la Ronda de Ambeles en Teruel

Los comerciantes proponen eliminar uno de los tres carriles para el tráfico y ganar espacio peatonal l Empresarios y vecinos dicen que el descuidado aspecto de la vía la invalida como zona de paseo.

Locales comerciales cerrados en un tramo de la Ronda de Ambeles con el pavimento parcheado
Locales comerciales cerrados en un tramo de la Ronda de Ambeles con el pavimento parcheado
Jorge Escudero

La decadencia comercial de la Ronda de Ambeles, una de las principales calles de compras de Teruel, no solo preocupa a los comerciantes y a los vecinos. En torno a la mitad de sus treinta locales comerciales están vacíos y proliferan los carteles de "se alquila", "disponible" y "cierre por liquidación". El Colegio de Arquitectos considera "preocupante" la situación de esta céntrica vía y así lo ha recogido en la sugerencia que ha presentado al avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), al tiempo que pide medidas para apoyar el comercio de proximidad.

El entorno urbanístico poco acogedor, el intenso tráfico de vehículos y la escasa iluminación, unidos a los problemas generales del comercio, como la competencia de internet y las restricciones de la pandemia, han acelerado los cierres. Para corregir esta situación, el Centro Comercial Abierto (CCA) se reunirá próximamente con el concejal delegado de Infraestructuras, Juan Carlos Cruzado, para proponer que, si la situación circulatoria lo permite, la ronda de Ambeles pase de tener tres carriles para el tráfico rodado a solo un carril por sentido.

El gerente del CCA, Rodolfo Pangua, reconoce que la calle "no es atractiva" para el peatón. Limitar el tráfico a dos carriles posibilitaría una "reforma urbanística" para ensanchar las aceras y generar "un espacio acogedor". Ademite que la Ronda es una calle deprimida comercialmente, pero considera que tiene "posibilidades" de remontar por su ubicación soleada, su anchura y sus vistas al parque de las Arcillas.

Pangua planteará, para el largo plazo, la posibilidad de reutilizar la actual estación de autobuses si, como prevé el nuevo PGOU, se pone en marcha una estación intermodal junto a la terminal de ferrocarril. Propugna el acondicionamiento de la estación de buses como un centro cultural que ayude a "dinamizar" el entorno, un objetivo que, a su juicio, no ha logrado el edificio subterráneo de la plaza de Domingo Gascón -de hecho, el tramo con más locales cerrados es el comprendido entre la calle Abadía y Domingo Gascón-.

El concejal delegado de Empresas, Ramón Fuertes, achaca la decadencia comercial de la Ronda a la tendencia a concentrar la oferta de tiendas en el eje formado por la calle de San Juan, la plaza del Torico y la calle del Tozal. A su juicio, con precios de alquiler de locales un poco más caros, los comerciantes eligen la principal zona comercial en lugar de espacios secundarios, como la Ronda de Ambeles o la calle San Francisco. A su juicio, la situación urbanística no es la causa de los cierres.

El arquitecto Antonio Pérez, uno de los impulsores de la referencia al comercio de la Ronda en la sugerencia al PGOU, considera que "hay que hacer algo" para frenar el actual declive. Aunque cree que aspectos demográficos, como la despoblación del Centro Histórico, pueden contribuir a la depresión comercial, reivindica la reforma de la Ronda, sobre todo para mejorar las aceras, que ahora son «horribles» por su aspecto sucio, descuidado y parcheado.

Las reformas fallidas

Pero los intentos de remodelar la calle han fracasado por distintos motivos. El Ayuntamiento aprobó en 2010 un proyecto para remozar la calle con un presupuesto de 813.000 euros, pero la crisis económica abortó aquella iniciativa, que planeaba renovar aceras, alumbrado y redes de servicio. Un año antes, el Consistorio había descartado un ambicioso plan para soterrar el tráfico de las rondas de Ambeles y Dámaso Torán por su excesivo coste.

Rafael Sanz, uno de los comerciantes que aguantan en la Ronda, cree que la calle "no es cómoda para los peatones" al estar abierta al tráfico y con pocos bancos o lugares que inviten al paseo o la estancia. Opina que el proyecto que en su día planteó el Ayuntamiento para soterrar el tráfico "hubiera sido un acierto".

Francisco Catalán solo lleva dos años en su tienda de suministros e instalaciones de butano, pero ha visto cerrar a media docena de establecimientos en sus inmediaciones. Aunque considera que la situación de la calle es buena por su cercanía al centro de la ciudad, reconoce que tiene "mal aspecto" y eso desanima al peatón.

La presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, María José Izquierdo, comparte la "preocupación" por los cierres de tiendas en la Ronda de Ambeles, que achaca en parte al aspecto desangelado de la calle, "sin árboles ni bancos para sentarse y que no es confortable como lugar de paseo". Explica que el uso de esta vía como sede peñas vaquilleras y lugar de paso de los toros ensogados durante La Vaquilla condiciona el diseño urbanístico y ensucia las aceras, que han perdido totalmente su color amarillo original. Considera necesaria una intervención urbanística para "embellecer" esta céntrica vía y hacerla mas agradable para los viandantes.

El CCA y el Ayuntamiento coinciden en que las tiendas tienden a concentrarse en eje principal mientras las restantes calles comerciales caen en el olvido. El diseño urbanístico del recorrido que forman la calle de San Juan, la plaza del Torico y la calle del Tozal favorecer la convivencia ciudadana, frente a una Ronda cada vez más periférica y vacía.

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