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Los bares de Alcañiz toman la calle para capear la pandemia

Ante las dificultades que atraviesa el sector, el ayuntamiento de la localidad turolense decidía ampliar la zona de terrazas en lugares como plaza de España o la avenida de Aragón, donde han ocupado un carril.

Terraza de un bar en Alcañiz.
Terraza de un bar en Alcañiz.
Heraldo

Desde el pasado mes de julio, los vecinos de Alcañiz se han quedado sin uno de los dos carriles de circulación de una de sus vías principales, la avenida de Aragón; eso sí, ha sido por una buena causa. Ante las dificultades que atraviesa el sector de la hostelería, también en el Bajo Aragón, el ayuntamiento de la localidad turolense decidía ampliar la zona de terrazas en algunos puntos del municipio. Una medida muy aplaudida por los hosteleros de las zonas que han podido disfrutar de esta alternativa.

“Nuestro objetivo era que los bares pudieran seguir trabajando a pesar de las restricciones garantizando las distancias de seguridad en todo momento. Por eso, decidimos ampliar los espacios exteriores al máximo permitido en aquellas zonas en las circunstancias lo han permitido", explica Irene Quintana, concejala de festejos y comercio del Ayuntamiento de Alcañiz.

Exterior del bar Venecia, en Alcañiz.
Exterior del bar Venecia, en Alcañiz.
Josep Puche

Así, algunos establecimientos ubicados en la plaza de España o en la avenida Aragón han podido sobrellevar mejor la pandemia, algo que han notado, sobre todo, durante los meses de verano. “En esta última -en la avenida de Aragón, uno de los centros neurálgicos del comercio de Alcañiz- se cortó un carril para ampliar las terrazas de los establecimientos hosteleros ya que con una acera tan estrecha era inviable adaptarse a las medidas de la nueva normativa”, explica Quintana. Una medida que ha sido aprovechada por al menos una decena de locales de la zona, entre cafeterías, heladerías y bares.

De hecho, desde el Ayuntamiento aseguran que este año el número de solicitudes de autorizaciones para montar terrazas y veladores ha crecido en un 30% con respecto a otros años. Además, para proteger estas terrazas ubicadas en la calzada, se han colocado unas barreras de tipo 'New Jersey' móviles: “Son de plástico y están rellenos de agua de manera que si había que moverlos por cualquier emergencia fuera más sencillo”. Aseguran que, gracias a esta iniciativa, que se prolongará hasta el mes de marzo de 2021, por ahora; hasta que ha comenzado el frío “la avenida se ha llenado de vida”.

Y es que, como ya se ha comprobado en otros rincones de Aragón, la ciudadanía no ha dudado en volcarse con los comercios hosteleros de sus ciudades y pueblos para tratar de capear esta crisis que está durando mucho más de lo que muchos esperaban. “Jamás pensé que estaría viviendo algo parecido a esto”, reconoce Alejandra Moldovan, gerente de la cafetería Esveliz -ubicada en el 23 de la avenida de Aragón-. Aunque comenzó a trabajar en el establecimiento en 2012, con su hermana, en 2018 decidió quedarse con el negocio.

Terraza del Hotel Guadalope, en Alcañiz.
Terraza del Hotel Guadalope, en Alcañiz.
Josep Puche

“Me entran ganas de tirar la toalla”

“Gracias a los clientes, amigos y conocidos que vienen a pesar del frío, el viento y las restricciones, estamos tratando de salir adelante. Pero está siendo muy complicado. Reconozco que algunos días me entran ganas de tirar la toalla porque no sé si vamos a aguantar”, admite. Moldovan asegura que la medida de ampliación de la terraza le ha ayudado a salvar el verano: “Ha sido lo mejor que podían hacer por nosotros, he pasado de tener cuatro mesas a casi el doble, con seguridad, distancia y comodidad para mis clientes”.

Otro de los locales que ha podido aprovechar estas medidas ha sido el bar La Cabaña, ubicado en el número 39 de la misma vía. En el caso de Andrés Barcelón, a quien le quedan unos meses para jubilarse tras toda una vida entregado a la hostelería, lo único que les queda es esperar. “Estamos esperando como agua de mayo a que cambien los aforos y se pueda trabajar dentro, aunque con la terraza estos meses hemos logrado trabajar mejor en verano”, reconoce.

Aunque la mayoría coinciden en que el tiempo “se ha portado” en este año pandémico, la llegada del frío durante la última semana también ha hecho mella en el sector: “Ahora no hay beneficio, se trata de sobrevivir”. Además, Barcelón destaca la “importante labor social” que los bares siguen haciendo a pesar de las pérdidas. “La gente necesita tomarse una cerveza o un café. Ni cuando la peseta recuerdo cajas tan bajas”, asevera.

Sin Semana Santa ni eventos de motor

Otro de los factores que más ha afectado a la zona del Bajo Aragón ha sido la cancelación de los eventos de Semana Santa y del circuito Motorland. En algunos casos como el del hotel restaurante Guadalope, aseguran que cifran pérdidas de hasta el 90% de sus ingresos anuales. “En marzo cerramos todo, y mantuvimos abierto para dar servicio al personal sanitario”, explica Inma Crespo, una de sus propietarias.

Crespo asegura que una de las peores situaciones que ha vivido fue el aluvión de cancelaciones de reservas que tuvieron el mes de marzo: “Teníamos todo lleno y nos pilló con un montón de mercancía comprada que no pudimos aprovechar. Un descalabro”. Hoy, con tan solo cuatro mesas y 20 sillas, luchan por sobrevivir cerrando a las 8.00 de la tarde. “Este finde, con el frío, fue horroroso. Casi no hemos trabajado, así es imposible salir adelante”, admite.

Además, en su caso, como ha ocurrido en otros locales de Alcañiz, han optado por modernizar su modo de trabajo para tratar de salir adelante. “Desde el principio de la crisis, para tratar de salir adelante, decidimos lanzarnos al ‘take away’. Ahora, con la llegada del frío, hemos ampliado la carta y estamos haciendo platos calientes como cocidos”, resume.

En una situación parecida se encuentra Joaquín Guerrero, gerente del bar Venecia, ubicado en el 16 de la calle Alejandre. En su caso, el inicio de la pandemia les pilló el día antes de la celebración de su décimo aniversario. “Lo teníamos todo listo. Esperábamos llenar la calle -una zona peatonal- y teníamos sorteos y muchas sorpresas. En lugar de eso, nos tocó cerrar y así nos pegamos dos meses”, rememora. Esto fue el 15 de marzo, ya no abrirían sus puertas hasta principios de junio.

Joaquín, en el bar Venecia.
Joaquín, en el bar Venecia.
Josep Puche

“Tras tener en ERTE a toda la plantilla, en agosto conseguimos recuperarla y la verdad es que se iba trabajando. Nada que ver con otros años, pero se iba saliendo”, reconoce. Sin embargo, anularon el día de descanso semanal “para compensar”. La llegada del nuevo paquete de medidas del 26 de octubre fue otro duro golpe para el local. “Eso fue la ruina. No teníamos capacidad para soportar los gastos, hemos pasado de poder dar servicio a más de 100 personas a 28”, lamenta. Por eso, asegura estar esperando con ansia las nuevas medidas que podrían aliviar un poco la complicada situación: “Necesitamos que levanten un poco el pie porque sino nos van a acabar ahogando del todo”. 

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