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La España vacía clama por el bar de Jabaloyas

El cierre del único café de Jabaloyas ha desatado una tormenta política que podría costarle el puesto al alcalde.

Los vecinos de Jabaloyas están desolados. El único bar de este pueblo de 57 habitantes de la Sierra de Albarracín cerró el pasado 31 de agosto. Allí se reunían en los buenos y malos momentos, era punto de información para visitantes y locales, sala de fiestas en Nochevieja, Halloween y San Juan, restaurante, merendero y hostal. En la España vacia, un bar es mucho más que el lugar en el que tomar una caña, allí late el pueblo.

Por si fuera poco, la clausura del bar ha desencadenado una tormenta política que podría hacer caer al alcalde de esta localidad desde hace 12 años, el socialista Enrique Álvarez, al que un grupo de vecinos quiere plantear    una moción de censura por considerarlo responsable de haber presionado a la gerente del establecimiento para que se vaya. Y lo peor, el pueblo ha quedado dividido entre aquellos que quieren derrocar al regidor y quienes lo apoyan.

Ayer, mientras el panadero venido de Terriente atendía a los clientes en la plaza del pueblo desde su furgoneta, el alcalde recontaba en el Ayuntamiento las firmas autentificadas a favor de que deje el sillón municipal, 27 hasta ese momento. Regida la localidad por concejo abierto, los opuestos a que Álvarez siga en el cargo necesitan al menos 29 apoyos –más de la mitad del censo– para llevar adelante la moción de censura.

"Por ahora no han logrado reunir suficientes firmas, veremos qué pasa" explicaba, sin perder la esperanza, el alcalde. Enrique Álvarez dijo sentirse afectado  por una "profunda tristeza" a causa de la "desunión" surgida en el municipio, «que siempre ha sido una balsa de aceite».

Pero sus adversarios, capitaneados por el promotor de la moción de censura y candidato a la Alcaldía, Óscar Castillo –independiente– confían en conseguir los apoyos necesarios en los próximos días. "Aún hay plazo para lograrlo", aseguró Castillo, para quien Enrique Álvarez ha acabado "con un servicio esencial en el pueblo". «Era el mejor bar de toda la Sierra de Albarracín; la gente estaba orgullosa», recalca.

Lo mismo piensan vecinos y veraneantes de Jabaloyas, que en estas fechas suman más de 400 personas. "El bar es imprescindible; mucha gente dejará de venir en julio y agosto si no se vuelve a abrir", advirtió Magda Prieto, que en invierno vive en Barcelona. Otro vecino, Ramón Martínez, imprime aún más gravedad a la situación: «Sin bar, un pueblo es un desastre; tomar un café en verano o invierno con los demás vecinos es fundamental; ahora solo tenemos tristeza».

María del Mar Muñoz, también veraneante, reprocha al alcalde "no haber escuchado más a los habitantes cuando le decíamos que cuidara bien del establecimiento" y explica, convencida, que "sin bar, no hay pueblo". Otro vecino, Valeriano Domingo, expresaba sin reparos su indignación afirmando que se "liaría a tortas con el culpable del cierre, si supiera quién es»"y aún admitiendo que él es un "mal cliente", pues es capaz de permanecer en el bar dos horas con solo un café delante. "Me hace mucho duelo el bar", admitía este hombre, que ha residido en Jabaloyas toda su vida.

Algunos habitantes, no obstante, confesaban ayer no entender bien la "guerra" abierta en el pueblo a costa del bar. Es el caso de Raquel Cadierno, una mujer que se declaraba conforme tanto con el funcionamiento y el trabajo de los responsables del bar como con el proceder del alcalde. "Enrique (Álvarez) siempre ha sido una persona excelente con la que se puede hablar de cualquier asunto", señalaba. En su opinión, "Jabaloyas no se merece este conflicto, deberíamos encontrar entre todos un punto de entendimiento".

También la hasta hace poco gerente del bar, Marisol Tristán, se ha ido abatida. Destaca que el establecimiento funcionaba muy bien y tenía muchos clientes. Si bien en la localidad hay apenas medio centenar de vecinos, los fines de semana entraban en este café ciclistas, senderistas, cazadores y turistas. Según Tristán, es creciente el número de visitantes que llegan a Jabaloyas realizando la ruta de la España vacía, una marca puesta de moda tras más de una década de lucha en la provincia de Teruel contra la despoblación que ha sido escenificada por la plataforma Teruel Existe.

La hostelera culpa del cierre del bar a "presiones" del alcalde que habrían hecho que ella se sintiera incómoda en su trabajo y que por ello decidiera dejar el negocio. "Él quería que me fuera y eso hizo que yo no estuviera a gusto; ahora tendré que buscarme otro empleo", lamenta.

Sin embargo, Álvarez niega haber tenido roce alguno con Tristán y asegura que la gerente "se va porque quiere, probablemente, porque ya tiene otro trabajo". El establecimiento, ‘Los diezmos’, es propiedad de la Fundación para el Desarrollo de la Comunidad de Albarracín, de la que el alcalde es patrono, si bien este asegura que no tiene ningún poder "para echar a nadie del bar". A juicio del regidor, tras el conflicto "solo se esconden las prisas de Óscar Castillo por llegar a la Alcaldía". Y carga contra el candidato con argumentos de ideología política: "Dice que es independiente, pero vota a Vox".

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