Aragón

Más de cien pueblos luchan por sobrevivir

DESPOBLACIÓN EN ARAGÓN

Medio Ambiente heredó 52 aldeas del ICONA y el Estado expropió otras 30.Pocos grupos han logrado una concesión para repoblarlos y devolverles la actividad.

Más de cien pueblos luchan por sobrevivir
R. GOBANTES

Aragón tiene más de un centenar de pueblos con 'dueño' reconocido, pero que están abandonados o luchan por sobrevivir. Muchos pasaron a ser de propiedad estatal tras su compra a los vecinos. Otros siguen en mano de las familias o de empresarios. La despoblación, el expolio, la ruina y la falta de regeneración se han convertido en enfermedades crónicas que han terminado por quitarles la vida poco a poco. La mayoría de las localidades pertenecen a Medio Ambiente. Este departamento las recibió del desaparecido ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza), que las había adquirido para destinarlas a la repoblación forestal en zonas como la Jacetania, Sobrarbe, La Ribagorza, el Serrablo y el Valle de Tena. Este patrimonio inmobiliario en desuso asciende a 175 puntos, entre los que destacan 52 aldeas, 28 pardinas y 31 masías.


Además, otra treintena de núcleos fueron expropiados por el Estado y pasaron a ser administrados por la CHE. Las expropiaciones -forzosas y voluntarias- se hicieron para construir embalses u otras infraestructuras eléctricas. Finalmente, algunos pueblos fueron anegados (como Mediano, Barasona o Plampalacios), pero otros han corrido diferentes suertes.


Algunos de los que finalmente no se destinaron a este fin fueron cedidos por 50 años a organizaciones o entidades con objetivos sociales, como UAGA -es el caso de Clamosa, La Penilla y La Aldea de Puy de Cinca- o los Scouts, entre otros. UGT, CGT y CC OO también recibieron una cesión de la CHE, aunque solo Comisiones, de momento, ha logrado que Morillo de Tou sea de su propiedad.


Otros, que fueron expropiados forzosamente, comenzaron otra guerra: sus antiguos vecinos han acudido al derecho de reversión y quieren recuperar la propiedad. Aquí hay casos curiosos, como el de Saqués (valle de Tena), que inicialmente fue cedido a la Cruz Roja, que recuperó la iglesia. Finalmente, la localidad se ha devuelto a sus primeros pobladores.


No todo está en manos públicas. Endesa, en los años 90, compró a Iberdrola 2.700 hectáreas que se habían adquirido para el fallido embalse de Jánovas. Por eso Jánovas, La Velilla y Lascorz están dentro del 'pack', si bien ya se están alcanzando acuerdos para revertir los terrenos a sus antiguos propietarios que lo han solicitado.


Otros pueblos están en manos de particulares, como Lacasta (Zaragoza), que se vendió hace un par de años por unos 189.000 euros a un grupo de empresarios madrileños. Guillué, cerca de Sabiñánigo, fue también comprado por una pareja alemana y un notario madrileño, que tienen el 60% y el 40% de la propiedad.


Y, como situación singular, no se puede olvidar el caso de Búbal, que fue expropiado para la construcción del embalse del mismo nombre. Hasta el pasado marzo, estuvo gestionado por el Ministerio de Educación. Sin embargo, y en virtud de un real decreto por el que el Estado cedió a Aragón determinados bienes para compensar los detrimentos patrimoniales que ha supuesto la modificación normativa de ciertos tributos, Búbal pasó a ser propiedad de la Comunidad.


Pocos núcleos repoblados


El Gobierno de Aragón ha invertido 5,2 millones de euros en recuperar algunos de estos pueblos con proyectos, sobre todo medioambientales y turísticos. Los de las Masías de Ejulve (se ha convertido en un espacio de interpretación); la Casa Batlle (rehabilitada como albergue turístico) o la vía pecuaria La Solana-Valle de Vió con los más emblemáticos.


Sin embargo, y aunque el esfuerzo rehabilitador es notable, las concesiones y cesiones a colectivos sociales particulares son escasas. En los últimos 30 años, la DGA solo ha cedido terrenos a la asociación Artiborain, dentro de un proyecto neorrural, y a la Fundación Rey Ardid. Más activa se ha mostrado la CHE, que sí que ha cedido núcleos a sindicatos, oenegés o agrupaciones como Cruz Roja o los Scouts.


De los que pertenecen a Medio Ambiente, han prosperado muy pocas iniciativas particulares. Una de ellas fue la de la asociación Artiborain, que logró que, en 1986, la DGA le cediera los núcleos de Aineto, Ibort y Artosilla (Alto Gállego). Las primeras cesiones fueron por 5 y 5 años, respectivamente. Finalmente se logró otra por 20 años, que termina en 2018. La comunidad tiene sus normas, ya que Artiborain tiene todos los derechos legales, y en este tiempo se han rehabilitado casas, puesto paneles solares, electricidad, agua corriente, sistemas de depuración, desagües y se practica una economía de autosuficiencia y trueque. También logró el visto bueno de la DGA la Fundación Rey Ardid, que tiene un centro de vacaciones para discapacitados en Isín (Huesca).


Sin embargo, el conflicto planea desde hace tiempo sobre Sieso de Jaca. Varias personas 'ocuparon' esta aldea hace ya 5 años. Actualmente viven allí una veintena de adultos y 7 niños. No obstante, y aunque aseguran que tuvieron varias reuniones con Sodemasa, Caldearenas y Medio Ambiente para lograr una cesión, no la han logrado. "No nos dejan empadronarnos, ni siquiera inscribir a nuestros hijos en el libro de familia", asegura la comunidad instalada allí. El Ayuntamiento de Caldearenas, por su parte, matiza que en un principio apoyó el proyecto, pero que no puede empadronar a personas de un pueblo que no le pertenece si la Diputación de Huesca o la DGA no le dan vía libre.


Medio Ambiente no niega que en estos años ha recibido algunas consultas para obtener una cesión, pero insiste en que finalmente no se ha concretado nada. No obstante, grupos consultados por este periódico insisten en que presentaron proyectos avalados por arquitectos y estudios económicos, pero que solo encontraron "trabas".


Para lograr una cesión, se debe presentar un plan con viabilidad económica, respetuoso con el medio ambiente, y que logre poner en valor el territorio.


Recientemente, Medio Ambiente ha creado un grupo de trabajo para actuar sobre los pueblos deshabitados del Sobrepuerto (Alto Gállego). Este grupo está constituido por ocho asociaciones, las comarcas del Alto Gállego y Sobrarbe y diversos expertos en la materia. Se pretende que los pueblos deshabitados entren en una ruta interpretativa. Uno de ellos, de especial atractivo por la novela 'La lluvia amarilla', es Ainielle.

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