EN LA RIBAGORZA

Se vende localidad con seis casas, horno y molino

Torre Baró ha estado varios meses a la venta por precios que oscilaban entre los 450.000 y los 600.000 euros, aunque ahora no está disponible.

Imagen del pueblo que fue tomada cuando empezaron los trámites de venta, en 2006.
Se vende localidad con seis casas, horno y molino
CASALMONTE

Se vende pueblo con seis casas independientes, algunas de ellas para reformar o reconstruir. Tiene horno de pan, molino aceite, diversas cuadras, corrales y huertos. Bien comunicado y con luz. Este es el anuncio que, hasta hace un año aproximadamente, ha tenido activo una agencia especializada en la venta de casas rústicas, bordas y masías en el Prepirineo.

Se trata de Torre Baró, una localidad en la que todos los vecinos se pusieron de acuerdo para vender. La agencia Casalmonte asegura que llegó a enseñarlo más de 60 veces, aunque de momento han paralizado la venta. En un principio pedían 600.000 euros, pero bajó hasta rondar los 460.000, si bien las condiciones pueden cambiar si vuelve a salir al mercado.


No es la única localidad en la que han optado por esta solución. También lo han hecho en Raluy, en el Valle de Isábena, donde se ha creado una sociedad limitada que da posibilidad de participar a todos los que compren. Además, hace un par de años fue sonada la venta de Lacasta (Zaragoza), que se ofrecía por unos 190.000 euros.


Uno de los compradores y responsable del proyecto actual de Lacasta, Juan Luis Jerez, es realista, y no oculta que adquirir un pueblo es una empresa tan ilusionante como costosa en muchos sentidos. Su idea es generar actividades económicas rentables para fijar una estructura socioeconómica básica que ayude a reconstruir el núcleo y se puedan plantear proyectos como una granja escuela, ecoturismo, o incluso la elaboración de embutidos y quesos.


Los planeamientos deben tramitarse ante la DGA, ya que se trata de suelo rústico. No obstante, y a pesar de que los dueños han tenido numerosas reuniones con las Administraciones, asegura que las trabas no paran de aparecer en el camino. Lograr subvenciones o presupuesto parece una tarea casi imposible, a pesar de que las directivas europeas premian este tipo de iniciativas de promoción de zonas en declive.


En concreto, en esta zona hay un "grave" problema de accesibilidad, tanto a nivel de circulación como en caso de que se produjese, por ejemplo, un incendio. "Si ni el Ayuntamiento ni la DGA pueden arreglar los 10 kilómetros de camino forestal, aunque es su obligación, al menos deberíamos poder negociar el pago de impuestos, licencias y demás", añade Juan Luis. Mientras, siguen 'buscando' pobladores, que no deben cumplir más requisitos que aportar beneficios a la comunidad compatibles con el pueblo: pequeñas industrias, artesanos, ganaderos, agricultores de productos ecológicos, músicos o quienes ejerzan el teletrabajo.


¿Qué se compra en realidad?


Comprar un pueblo tiene su letra pequeña. Cualquier núcleo de población tiene bienes privados y públicos, y muchos de estos últimos no son enajenables. Cuando una empresa pone a la venta una aldea, suele ofrecer todos los solares e inmuebles que hay en pie, incluidos corrales, molinos o pajares.


Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, es imposible que una persona se convierta en propietaria de una población entera por muy derruida o abandonada que esté. Por ejemplo, en el caso de Torre Baró, la iglesia no es un bien que pueda comprarse en el lote.