Los ocho trasvases del Ebro: de la autovía del agua en Cantabria a la tubería de Tarragona

Ninguna de las concesiones externas aprobadas en democracia han ido destinadas al regadío.

Este tubo se convirtió en el símbolo antitrasvase de la Plataforma por la Defensa del Ebro hace 15 años.
Este tubo se convirtió en el símbolo antitrasvase de la Plataforma por la Defensa del Ebro hace 15 años.
Oliver Duch 

El fantasma del trasvase planea eternamente sobre las aguas del Ebro y en las últimas décadas se han frustrado muchos intentos. El más ambicioso, el que planificó José María Aznar para llevar nada menos que 1.000 hectómetros cúbicos al Levante. Empezó a ejecutarse en 2004 pero su derrota electoral lo abortó cuando ya habían salido a concurso las tuberías y otros elementos de las obras por más de 625 millones de euros, publicado el proceso para ocupar las tierras en Almería e incluso colocado la primera piedra.

Todos los trasvases del Ebro fuera de la cuenca aprobados y ejecutados en las últimas décadas, en la etapa democrática, han tenido como finalidad garantizar el abastecimiento de la población, principalmente en las grandes concentraciones urbanas de Cantabria, el País Vasco y Tarragona.

De los ocho trasvases externos que hay funcionando, la mayor parte han beneficiado a la cordillera cantábrica. Según los datos del Plan Hidrológico Nacional, recogidos por el Sistema Español de Información sobre el Agua (Hispagua), el más importante está ubicado en la cabecera del río Zadorra (Álava) y lleva unos 180 hectómetros cúbicos al año a Bilbao. Las obras, con dos embalses y un túnel de 12 km, se iniciaron en la década de los años 30 del pasado siglo.

Con el mismo destino, 30 años después, se planificó el del río Cerneja (Burgos), también con un embalse, una conducción de 18 km y un volumen de 10 hectómetros cúbicos.

De 1982 data el Ebro-Besaya, detalla el citado organismo oficial vinculado a la Dirección General del Agua. Esa concesión comunica el embalse cántabro del Ebro con las cuencas del Saja-Besaya, en la misma Comunidad autónoma, y va destinado al abastecimiento urbano e industrial de la comarca de Torrelavega. Garantiza asimismo caudal para los núcleos de la costa en verano, con una concesión de 22 hectómetros cúbicos al año utilizando embalses ya existentes y conectando las cuencas a través de la denominada Autovía del Agua, que discurre en paralelo a la costa y que se acabó de construir en 2016.

Hay otros trasvases de menor entidad, como el del Alto de Hornos, que llega a pequeños pueblos del norte de Santander. Y se ha cedido agua con fines hidroeléctricos en el de Alzania-Oria, entre Álava y Navarra, que empezó a funcionar en 1927, aunque este también se usa para la industria. Actualmente existen igualmente concesiones de abastecimiento.

El trasvase Carol-Ariége está situado íntegramente en territorio francés. Aprovecha los caudales regulados en el Lago Lanós que desaguan a la cuenca del Ariége para la producción de energía hidroeléctrica.

En Cataluña hay dos trasvases externos, el Ciurana-Riudecañas y el del Ebro-Campo de Tarragona, ambos en esta provincia. El primero sí se usa con fines agrícolas en la comarca de Reus, además de para el abastecimiento urbano, pero data de hace casi un siglo, concretamente de 1927, aunque no se empezó a explotar hasta dos décadas después. La concesión máxima es de 4.000l/s, pero se transfiere solo una décima parte, según Hispagua.  

El del Campo de Tarragona, conocido como el minitrasvase del Ebro, es el más reciente y funciona desde hace 35 años. Data de 1997 y vino precedido de una gran oposición popular. Permite el abastecimiento urbano e industrial de esa zona, con un suministro de 55 hectómetros cúbicos y una longitud de más de 100 km en paralelo a la costa.

Años más tarde se intentó sin éxito el proyecto de prolongación del minitrasvase del Ebro a Barcelona, para conectar los sistemas de abastecimiento del Ter-Llobregat y Tarragona. Entonces también había una prolongada sequía, como la actual, pero la contestación social interna en esa Comunidad Autónoma, con fuertes protestas en el Delta del Ebro, y las providenciales lluvias, que volvieron a llenar los embalses, lo frustraron.

Además de estos, hay numerosos trasvases internos entre subcuencas en el Ebro. Algunos de ellos datan, señala la CHE, desde antiguo, como el trasvase Flumen-Isuela, anterior a 1700. Y quedan vestigios de otro de los romanos entre las cabeceras del Guadalaviar y Jiloca. 

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