Inmigrantes en Alcalá de Gurrea: "Donde más los vemos es en la sala de espera del médico"

Cruz Roja gestiona en esta localidad de la Hoya de Huesca el centro para la Acogida e Integración de refugiados, al que en octubre llegaron también migrantes subsaharianos por la crisis de Canarias.

Imagen de archivo de niños de las familias del programa de Acogida e Integración de refugiados de Cruz Roja en Huesca.
Imagen de archivo de niños de las familias del programa de Acogida e Integración de refugiados de Cruz Roja en Huesca.
Cruz Roja

Los vecinos de Alcalá de Gurrea, en la comarca de la Hoya de Huesca, ya están acostumbrados a ver a personas extranjeras por el pueblo. La sala de espera del consultorio médico es, desde hace casi dos años, centro de reunión e intercambio de saludos y charlas entre autóctonos y foráneos, ya que en la localidad no hay tiendas y el del Casino es el único bar abierto, y no todos los días.

El alcalde, José Eugenio Marín, comenta que "hacen mucho deporte y suelen salir a jugar al fútbol y al tenis y también se entretienen con tareas de mantenimiento en el jardín del centro donde viven". "Muchos tienen el problema del idioma, porque no hablan ni francés, pero son simpáticos y muy respetuosos", añade. 

En Alcalá de Gurrea está el centro que se cedió a Cruz Roja para el programa de Acogida e Integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional. 

Las instalaciones se diseñaron como una residencia para la tercera edad en 2008, pero nunca llegó a abrir sus puertas. Con la crisis de Ucrania, y ante la necesidad de ampliar plazas, el Ayuntamiento decidió darle este nuevo uso.

Teresa Aso, responsable provincial del programa de acogida, indica que "es la puerta de acceso al sistema". El centro tiene 35 plazas, en habitaciones individuales o dobles, y espacios comunes. Suelen estar aquí 30 días (pueden ser más). Después, se derivan a otros recursos de la red nacional.

Ahora hay 28 usuarios, procedentes de Guinea, Senegal, Gambia, Venezuela, Perú, Colombia y Mali. "Las personas subsaharianas provienen del programa de Ayuda Humanitaria (crisis de Canarias) y empezaron a llegar el 31 de octubre desde diferentes puntos de Zaragoza y de Pirenarium, en Sabiñánigo", señala Aso. Entonces fueron 17; siguen llegando, aunque en menor volumen. Hay familias con niños, pero ahora el perfil mayoritario es el de hombre solo.

La responsable de Cruz Roja destaca la colaboración de los vecinos. Además de ropa y calzado, que también aporta la entidad, hay voluntarios que forman parejas lingüísticas. "Dos personas del pueblo van a hablar con ellos para que, mediante pictogramas y juegos, se familiaricen con el idioma, es importante porque supone un refuerzo para las clases de español que les dan", señala el alcalde. "En Nochevieja, algunos salieron un rato y se acercaron al bar", añade.

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