La cocina de Lillas Pastia hermana a un ucraniano y una rusa

El restaurante con estrella Michelin de Huesca forma a personas desfavorecidas para su inserción laboral gracias al programa de Cruz Roja 'Oportunidades que cambian vidas'.

Yevgen y María con el chef Carmelo Bosque en el restaurante Lillas Pastia.
Yevgen y María con el chef Carmelo Bosque en el restaurante Lillas Pastia.
Víctor Ibáñez/Cruz Roja

Yevgen Shapovalov, refugiado ucraniano, y María Zheleznova, de nacionalidad rusa, han compartido muchas horas frente a los fogones en la cocina del restaurante Lillas Pastia de Huesca, del chef Carmelo Bosque. El programa de empleo de Cruz Roja 'Oportunidades que cambian vidas' ha hecho posible este hermanamiento entre ciudadanos de dos países en guerra pero sobre todo les ha dado una ocasión de insertarse en el mundo laboral lejos de su país. 

Yevgen, al que en España llaman Eugenio, era médico obstetra en la  Ucrania ocupada antes de huir de la guerra y de la dominación rusa. "Aguanté unos meses, pero llegó un momento que ya no podía más", cuenta. Su huida duró dos semanas. Cruzó la frontera con Polonia y llegó a Barcelona antes de recalar en Huesca hace siete meses. 

Estaba en Cruz Roja aprendiendo español cuando le ofrecieron la posibilidad de hacer un curso de cocina. Su única experiencia laboral en el sector era el trabajo en una pizzería de Buenos Aires hace 20 años. 

Ahora, una vez finalizada la formación en el restaurante con estrella Michelin, tiene un contrato en otro de los locales del grupo de Carmelo Bosque, el Flor. "Llevo tres días trabajando", explica. Él ve difícil ejercer en España como médico. "No hablo bien castellano, tengo casi 60 años y renovar mi diploma llevaría tiempo". Además, precisa, "la cocina me gusta".

Junto a él se ha formado María Zheleznova que muy emocionada asegura estar "encantada" de aprender con los cocineros del Lillas. "Aprendo cada día más y más de grandes profesionales, de personas que hacen magia con las manos partiendo de productos locales", dice. 

María, ya con 15 años de residencia en Huesca, quería formarse en la cocina. Su contacto con la hostelería se limitaba a trabajos esporádicos de camarera. También fue monitora de tiempo libre. Pero su verdadera vocación es la cocina. Estaba desempleada y ahora tiene un contrato de jornada completa en el Lillas Pastia. 

Para Carmelo Bosque, quien además de chef del laureado restaurante, es presidente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, este proyecto es un sueño hecho realidad. "La hostelería es una casa abierta, no entendemos de nacionalidades ni de sexos. Llega alguien y lo integramos". Destaca la capacidad de su equipo para acoger con los brazos abiertos a estos trabajadores. "Hoy son uno más de la plantilla, no se dedican a pelar patatas", aclara.

"Es una manera de hacer sociedad", dice Bosque, que pone en valor la labor de Cruz Roja en este programa. Le gustaría darle continuidad con una escuela abierta con sede en el Casino Oscense, donde se ubica el Lillas.  

Además de María y Yevgen, también ha sido alumna Ruth Morales, que hace 17 años llegó desde Bolivia. Tras completar la formación trabaja en el Tomate y Jamón, otro de los restaurantes del grupo de Carmelo Bosque. "Cuando Cruz Roja me habló de la posibilidad de aprender en la cocina de Lillas Patia, estaba deseosa de aprender una restauración innovadora y vanguardista. Me encantó la idea, no lo dudé. Ha sido una experiencia única", cuenta. Ella había tomado la decisión de dejar la restauración porque el trabajo en algunas cocinas es muy duro. "Pero si encuentras una como la del Lillas, te anima a seguir aprendiendo".

Carmelo Bosque, con los alumnos que ahora están contratados y el equipo del plan de empleo de Cruz Roja.
Carmelo Bosque, con los alumnos que ahora están contratados y el equipo del plan de empleo de Cruz Roja.
M. J. V.

La responsable del Plan de Empleo de Cruz Roja en Huesca, Teresa Mené, y el chef Carmelo Bosque han dado a conocer este viernes los resultados obtenidos con el programa de formación a la carta, desarrollado bajo el lema 'Oportunidades que cambian vidas', que está logrando la inserción laboral de personas desfavorecidas, mientas que al sector hostelero le permite disponer de trabajadores con un aprendizaje acorde a sus necesidades. 

Carmen Ara, directora de Intervención Social de Cruz Roja, explica que el plan de empleo pretende cambiar la vida de las personas mediante el acceso al mundo laboral, trabajando competencias personales y técnicas para hacerlas "autónomas y salir de la vulnerabilidad social". Muchos vienen de recibir ayudas públicas para subsistir.

Teresa Mene, del equipo de empleo de Cruz Roja, valora muy positivamente la colaboración con el grupo de Carmelo Bosque y recuerda que la hostelería es un nicho importante de trabajo en Huesca. "Nos acercamos al empresario, escuchó nuestras demandas y él nos hizo algunas puntualizaciones para cambiar nuestros circuitos formativos, más teóricos". Así, la formación se alargó a tres meses y se realizó en sus propias cocinas, con los alumnos tutorizados por sus chefs. 

En 2022 participaron cuatro personas y en 2023, tres. "Están muy contentas con la experiencia porque han aprendido un oficio, ahora tienen una salida profesional. De estas siete personas, cuatro están ya trabajando en su grupo", comenta Mene. La formación consiste en 250 horas en la cocina y además Cruz Roja trabaja aspectos relativos al aprendizaje del idioma y otras competencias personales. El programa tendrá continuidad, "estamos encantados con los resultados", concluye. 

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