El famoso piolet perdido hace un siglo ya luce en Góriz tras pasar por el luthier

El refugio encargó la rehabilitación del instrumento, hallado por casualidad por un alpinista, atribuido a las primeras ascensiones a Monte Perdido en el siglo XIX.

El piolet se exhibe en una vitrina ya restaurado en el refugio de Góriz.
El piolet se exhibe en una vitrina ya restaurado en el refugio de Góriz.
Refugio de Góriz

El 11 de septiembre del 2022, un alpinista vasco, Jesús Sánchez, se encontró de camino a la cumbre de Monte Perdido un piolet con más de un siglo de antigüedad que los expertos atribuyeron a las primeras ascensiones a esa cumbre. Su interés no solo radicaba en ser un objeto valioso de la historia del pirineísmo. Era un símbolo del cambio climático, del retroceso de los hielos que deja al descubierto objetos sepultados en el pasado. Apareció en un nevero (no en un glaciar como inicialmente se dijo) que este escupió al ir derritiéndose por las altas temperaturas. Solo gracias a ello ha podido llegar casi intacto hasta nuestros días. 

Nueve meses más tarde y después de una restauración, la piqueta, de madera, luce en una pared del refugio de Góriz, protegido en una vitrina. Jesús Sánchez decidió con buen criterio que, si se lo llevaba a su casa, solo podría ser admirado por él y sus allegados, pero en el refugio despertaría la curiosidad de miles de montañeros. Por eso se lo donó, pese a que había otros muchos interesados en hacerse con el preciado objeto, desde el Parque Nacional de Ordesa, para exhibirlo en el centro de visitantes de Torla, hasta un profesor de Amberes, propietario de un museo de objetos perdidos en la montaña. 

Los guardas del albergue se comprometieron a restaurarlo y así lo han hecho con la ayuda, nada menos, que de un luthier de Barcelona. "Un piolet  no es un instrumento musical, pero los luthier saben trabajar la madera y era de un material parecido. Mientras estuvo bajo el hielo se conservó, pero al sacarlo se deshacía", comenta Joan María Vendrell, uno de los guardias del refugio. 

Lo más sencillo hubiera sido sustituir la madera, pero se quiso mantener su esencia y conservar la original. Vendrell define el piolet como "una auténtica maravilla de la historia del pirineísmo". "Nos hace mucha ilusión poder exponerlo en el refugio, donde será un reclamo", añade.   

El piolet está datado en la segunda mitad del siglo XIX. No se le ha hecho una prueba de Carbono 14 por su alto coste, pero todo lleva a pensar en esa fecha, en la época en que comenzaron las ascensiones al Monte Perdido por parte de alpinistas franceses, aunque Ramond de Carbonnières, el primero en pisar la cima pensando en que era la más alta del Pirineo, ya lo hizo en 1802 . 

Jesús Sánchez lo encontró a 2.800 metros de altitud, en un nevero situado por debajo del lago Helado. "Desconocemos la historia que hay detrás, pero a su dueño se le debió caer a alguien en una rimaya, porque no han aparecido cerca restos humanos de más de 150 años", cuenta Vendrell. La imaginación es libre y el hallazgo se presta a muchas especulaciones que nunca se podrán confirmar.

Para datarlo, Vendrell consultó un libro sobre la evolución del piolet publicado en Francia, un país que siempre ha ido por delante en el alpinismo. Las imágenes de los fabricados en torno a 1870 y 1880 eran similares en modelo y altura. Este mide 1 metro, el doble que los actuales. Además, antes de 1900 no tenían dientes metálicos, "más bien eran un bastón", precisa el guarda. "Se ve que el pico del piolet se ha realizado artesanalmente, pertenecería a una reja que se debió reciclar, Entonces no se compraba uno un piolet en una tienda, te lo tenías que fabricar", concluye. 

Apúntate gratis a la newsletter de Huesca y recibe todos los viernes las últimas noticias de la ciudad.  

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión