El glaciar de Monte Perdido escupe un piolet de las primeras ascensiones
El montañero que lo encontró lo cederá al refugio de Góriz para exponerlo como símbolo de la historia del pirineismo y del cambio climático.
El deshielo de los glaciares está dejando al descubierto materiales que llevan décadas o siglos bajo el hielo. Este sería el caso de un piolet escupido por el de Monte Perdido que encontró el pasado domingo el montañero Jesús Sánchez cuando ascendía a esta cumbre de más de 3.000 metros desde el Balcón de Pineta, en el Parque Nacional de Ordesa.
"Se trata de un piolet muy antiguo, posiblemente de finales del siglo XIX, que correspondería a las primeras ascensiones a esta montaña y que ahora el glaciar ha expulsado de sus entrañas", explica Joan María Vendrell, guarda del refugio de Góriz. Quien lo encontró ha manifestado su interés en cederlo al albergue, donde quedará depositado como símbolo de la historia de los primeros pirineistas pero también del cambio climático que ha conllevado el retroceso de las masas de hielo.
Jesús Sánchez se topó con este instrumento utilizado para asegurarse en la ascensión por el hielo y la nieve cuando iba camino de la cima de Monte Perdido, cerca del Balcón de Pineta. Al desviarse de la ruta habitual, lo halló bajo un pequeño nevero. El montañero se puso en contacto con el refugio de Góriz. "Nos dijo que si lo queríamos y nos lo traerá en octubre, una vez que lo restaure para que esté expuesto y la gente lo pueda ver. Nosotros estaremos orgulloso de tenerlo porque explica la historia del pirineismo, de aquellos osados montañeros que hicieron las primeras ascensiones, y la historia más reciente del cambio climático en los glaciares, que devuelven las cosas que en su época se tragó", señala Vendrell.
Por la altura del piolet y su composición, con el pico de hierro y el mango de madera, creen que podría ser de hace más de un siglo. "Los piolet de madera desaparecieron en los años 70, pero al ser tan alto podría ser del siglo XIX. Debía corresponder a las primeras ascensiones a Monte Perdido. Es difícil acotar la década, pero es posible que tenga más de 150 años", señala el guarda.
El pirineista francés Ramond de Carbonnières fue el primer en documentar la ascensión al pico de 3.355 metros (tercera cima en altura de los Pirineos) en agosto de 1802. Tanto él como quienes le siguieron en el siglo XIX y principios del XX iban por la cara norte, la vía original, donde ha aparecido el instrumento.
El lugar donde ha sido localizado no será exactamente donde lo perdió algún montañero, teniendo en cuenta que los glaciares son masas en movimiento. Quizá quedó oculto en alguna grieta, comenta Vendrell, y el deshielo lo ha dejado al descubierto. "Las temperaturas ya son muy elevadas en los últimos años, pero este, más. Nos estamos quedando sin la nevera que mantenía todas estas reliquias".
Cada nuevo estudio sobre los glaciares pirenaicos constata el imparable retroceso del hielo en la cordillera, sin que nada ni nadie pueda frenar este efecto del cambio climático. La última investigación del Instituto Pirenaico de Ecología concluye que el área se ha reducido un 23,2% entre 2011 y 2020, y su espesor, una media de 6,3 metros, aunque en algunos puntos sobrepasan incluso los 20 metros.
En Monte Perdido se constatan pérdidas casi todos los años, como los -2,3 metros de espesor en 2016-2017, con toda probabilidad superada este año por las elevadas temperaturas. El aumento algún invierno aislado (0,87 m) no compensa en absoluto el retroceso generalizado. Llama la atención que la pérdida en las dos últimas décadas del siglo XX es similar a la de la primera del siglo XXI: entre 1999 y 2010 retrocedió 1,87 veces más rápido, lo que prueba la aceleración del deshielo.
