Las navatas del Gállego sortean la sequía con trompo incluido
Los navateros recorrieron los 7 kilómetros de Murillo a Santa Eulalia en un descenso no exento de tensión y "muy técnico" debido al escaso caudal.
Empujados por el espíritu heróico de San Jorge, los navateros del Gállego han logrado completar este domingo el recorrido de 7 kilómetros entre Murillo y Santa Eulalia en unas dos horas echando mano de fuerza y habilidad. Ellos también tenían enfrente a un dragón, la sequía, que han logrado vencer con mucha pericia en una batalla no exenta de riesgo.
La fiesta de las navatas, que se celebra cada año el 23 de abril, ha reunido hoy a cientos de personas en las orillas para asistir al descenso más difícil de las 19 ediciones debido al estado del río. Dos embarcaciones han partido a las 11.00 desde la playa de Murillo de Gállego. "Teníamos preocupación por la falta de caudal, pero al final ha habido algo más de agua que estos días de atrás, suficiente para pasar con solvencia. Aún con todo ha sido un descenso muy técnico, que ha precisado mucha pericia de los navateros", relata Fran Fraguas, conocido actor del programa 'Oregon Televisión' y miembro de la Asociación de Navateros de la Galligera, uno de los que ha hecho el descenso desde las balsas de troncos.
Aunque lo normal es usar una navata de tres trampos (tramos de troncos) y otra de dos, este año se ha optado por hacerlas con dos para aligerarlas. También se ha reducido el peso sobre ellas. La habitual tripulación de cinco o seis personas se ha reducido a cuatro, pese a que eso implicaba menos fuerza y menos relevo para los remos.
El bajo caudal ha dado algún susto. En un choque con una piedra en la orilla derecha, una de las navatas ha hecho un trompo de 360 grados, aunque finalmente se ha conseguido enderezar. Otro de los tramos complicados, el de la 'Lavadora', se ha encarado bien pese a las dificultades.
"Ha habido momentos de tensión pero en segundos se han solventado", relata Fraguas. "Es como si viajaras por una carretera de tres carriles y de repente tuvieras solo uno en medio. Los ríos de aguas bravas del Pirineo suelen ser muy irregulares, no baja el caudal solo por el centro, a veces va por la izquierda y a veces por la derecha".
Las navatas han llegado con bien a Santa Eulalia de Gállego, sorteando piedras habitualmente ocultas por el agua. Han estado escoltadas en todo momento por dos equipos de bomberos, uno para cada una, de las diputaciones de Huesca y Zaragoza, y además han contado con el apoyo de los guías expertos del Club de Aguas Bravas de Murillo, acostumbrados a la navegación en el Gállego y formados en el rescate. Afortunadamente no han tenido que intervenir. Esta entidad ha realizado el descenso con sus alumnos, dando todavía más color a la fiesta en el río.
Dos horas después de la salida se ha completa el recorrido. Cada navata tiene un peso de unos 2.500 kilos, lo que les da mucha inercia, y ha habido que realizar una parada técnica para dar tiempo a la organización a preparar la llegada. "Hemos ido algo más lentos que otros años debido a la ausencia de caudal. Parece que es menos peligroso porque vas más despacio pero sin embargo hay más piedras que afloran", cuenta Fraguas.
El Gállego baja bastante encañonados, lo cual dificulta ver las navatas desde la orilla, pero en los puntos donde se puede observar, en la salida, los puentes de Murillo y Santa Eulalia y la playa de esta localidad, ha habido mucho público, que ha contado con la animación del grupo aragonés Bucardo Folk y el de Gaiteros de la Tierra Plana. "Desde la navata tienes la sensación de estar en un gran teatro con gente agitando banderas. Ha sido una fiesta muy colorista", comenta el navatero, que cree que este año ha habido todavía más gente en la orilla viendo las embarcaciones surcar las aguas del Gállego, este año menos bravas.
