Ribagorza pide "soluciones definitivas" para las conexiones hacia el valle de Benasque y Francia
Aplauden los avances con el túnel para salvar el Ventamillo, pero reclaman también acabar la mejora de la N-260 desde Castejón a la N-230.
Si no surgen nuevos imprevistos, el valle de Benasque estrenará en el verano de 2024 la mejora de su principal acceso por la N-260, que apenas se había tocado desde su inauguración en 1912. La inversión se ha disparado ya hasta los 75,7 millones, el doble de su precio inicial por el sobrecoste de los desprendimientos.
Pero este acondicionamiento, que incluye 3 km de voladizos sobre el río Ésera para ensanchar la calzada y dos túneles de 265 y 540 m, no pone fin ni mucho menos a las reivindicaciones de la Comarca de Ribagorza para lograr "soluciones definitivas" a las conexiones hacia este valle, principal foco turístico, y hacia Francia.
Casi en paralelo a las obras entre Campo y Seira, el Ministerio de Transportes ha tenido que acometer una carísima obra de emergencia en el congosto del Ventamillo tras los desprendimientos de febrero de 2021. Las protecciones están preparadas para soportar la caída de rocas de un determinado tamaño "pero si son muy grandes, no las aguantarían", advirtió Rafael López Guarga, director de la obra actualmente en marcha de la N-260 en una reciente visita.
Y dado que la inversión para evitar esos derrumbes sería "un pozo sin fondo", la Demarcación de Carreteras del Estado en Aragón ha ‘resucitado’ el proyecto del túnel para salvar este tramo de 3 km que quedó fuera en su día por su impacto ambiental "porque es la solución más adecuada y también ha sido demandada por el territorio", recordó López Guarga.
Así, el Ministerio anunció la semana pasada, por sorpresa, que el 13 de septiembre de 2022 se aprobó la orden de estudio para el proyecto de este túnel. Entre las alternativas analizadas, se ha optado por la nº 2, que conllevaría dos túneles, uno de ellos de 2.501 m que correría casi paralelo al actual trazado y otro de 184 m que saldría cerca de la embotelladora de Veri, en la otra margen del Ésera, tras cruzar un nuevo puente aguas abajo que enlazaría con la recta de El Run. El proyecto podría estar listo en 2024 y debería pasar una declaración de impacto ambiental. "Intentaremos que la solución sea lo más limpia y sensible para que sea positiva", subrayó.
El presidente de la Asociación Turística Empresarial del Valle de Benasque, José María Ciria, reconoció que impulsar esta histórica reivindicación es "importante". Pero aprovechó para reclamar que se acabe la mejora pendiente de la N-260 entre Castejón de Sos y el cruce con la N-230 en Vilaller (Lérida). Un tramo muy estrecho de 30 km con los puertos de Fadas y Espina. "Somos el único valle del Pirineo que no tiene paso a Francia y mientras no se haga el túnel de Benasque-Luchon, hay que terminar esa carretera", reclamó.
¿Una vía rápida por el Turbón?
Al respecto, López Guarga se decantó por aparcar la mejora de ese tramo "porque el firme está bastante bien y no tiene excesivo tráfico pesado", y centrar los esfuerzos en otro proyecto: enlazar la N-260 en Campo con el Eje del Isábena (A-1605) a través de la carretera de Torre La Ribera y Vilas del Turbón (HU-V-9601). Para ello sería necesario un convenio entre el Ministerio, DGA y DPH, titulares de las tres vías implicadas. "Sería un trazado más recto hacia el valle de Arán y menos costosos. Es un tema que se ha estudiado pero haría falta el empuje del territorio y creo que sería la mejor solución para el valle", subrayó.
Antonio Minchot, edil de Castejón de Sos, valoró positivamente esta alternativa, pero remarcó que "debe ser independiente de la mejora de la N-260 porque hay que terminarla para que toda la nacional tenga un sentido".
También Marcel Iglesias, alcalde de Bonansa y presidente de la Comarca, coincidió en que deben ser dos proyectos independientes y quizá complementarios. "Aunque algún día pudiera haber una vía de cruce rápido del Pirineo de este a oeste, para el valle de Benasque lo ideal es la mejora de la N-260 para conectar con Francia".
