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El datchball sigue conquistando territorios

Más de 800 jugadores de entre 6 y 50 años disfrutan este fin de semana de la quinta jornada de la liga provincial organizada en Sariñena.

Raúl Pelegrín, junto a su hijo, Iker, y Mireia Peralta, Ramón Mur y su hijo, Alejandro, integrantes de los diez equipos creados en Sariñena.
Raúl Pelegrín, junto a su hijo, Iker, y Mireia Peralta, Ramón Mur y su hijo, Alejandro, integrantes de los diez equipos creados en Sariñena.
Patricia Puértolas

La pareja formada por Mireia Peralta y Ramón Mur, junto a su hijo, Alejandro, de 8 años de edad, están entre las últimas conquistas de uno de los deportes más en auge de Aragón, el datchball, que ya cuenta con una nutrida legión de seguidores. La familia al completo disputa este fin de semana -sábado y domingo- la quinta jornada de la liga provincial, que se celebra en la localidad de Sariñena, con 82 equipos y más de 800 jugadores. En Zaragoza, el número de formaciones ya ronda las 150 y en Teruel, ya se acerca al medio centenar.

"Nos encanta, especialmente por el gran ambiente y los valores que transmite. Además, me parece maravilloso poder compartir equipo con mi mujer, algo inimaginable en otros deportes como el fútbol o el baloncesto", explica Mur, al intentar resumir las características únicas de esta disciplina, donde la paridad es obligatoria y además, la deportividad, el respeto o la empatía otorgan puntos.

Hay un árbitro de grada que valora el comportamiento de los acompañantes, con el fin de evitar que presionen a los niños, carguen contra el árbitro o increpen al rival. La práctica totalidad de los equipos consiguen ese punto extra. Y es que el ambiente suele ser inmejorable.

Clave del éxito

Para Peralta y Mur, la clave del éxito está en coordinadores, entrenadores y árbitros, ya que la mayoría son profesores de Educación Física, que anteponen los valores a la competitividad. "Han sabido transmitir la filosofía a los niños, que la han hecho suya y que tienen un comportamiento ejemplar. De hecho, cuando el balón les roza, ellos mismos salen del campo, sin que otro compañero o el árbitro tenga que indicarles que están eliminados", explica la pareja. "El entrenador ni siquiera está presente. Se administran solos, sabiendo cuáles son las reglas y respetándolas", insiste Peralta.

Los chicos y chicas se administran solos en la cancha, ya que conocen y respetan las reglas.
Los chicos y chicas se administran solos en la cancha, ya que conocen y respetan las reglas.
Patricia Puértolas

A su lado, Raúl Pelegrín y su hijo, Iker, confirman sus palabras. "Se trata de un juego muy divertido", señala el primero, que comparte equipo con la pareja anterior. Los tres son de Sariñena, una de las últimas localidades en ser conquistada por el datchball, gracia a uno de sus vecinos y profesor de Educación Física, Raúl López. De su mano, la disciplina recaló hace dos años y en la actualidad, ya hay una decena de equipos.

A los más mayores, les picó el gusanillo al ver jugar a sus hijos. Aunque tiene notables diferencias, el datchball les recordaba al antiguo balón prisionero. "Al verlos, empiezas a recordarte jugando de niño y te entran ganas de saltar a la pista y disfrutar; y eso es lo que hacemos", señala Pelegrín.

La quinta jornada de liga organizada en Sariñena suma jugadores desde los 6 a los 50 años de edad. Y es que otra de las bondades de esta disciplina es que no requiere de una gran forma física. "Si estás bien, mejor, pero puedes jugar aunque arrastres alguna lesión o lleves tiempo sin practicar deporte. No puedes seguir el ritmo de un partido de fútbol con gente más joven, pero sí que puedes jugar al datchball y volver a disfrutar en la pista", confirma Pelegrín.

El desarrollo del juego, que divide en dos la cancha, con el objetivo de eliminar a los jugadores del equipo contrario por medio del lanzamiento y con el uso de tres balones, resulta muy inclusivo, independientemente de la habilidad motriz de cada niño o niña, ya que existen muchos factores que condicionan el éxito. Además, también existen puntos en juego por rotación, con el fin de que todos los jugadores intervengan por igual y dispongan de las mismas oportunidades, según explica uno de los responsables a nivel provincial del campeonato, Alejandro Pirla. Además, en un momento dado, las dimensiones se acortan, lo que precipita el final y agiliza el juego.

Numerosas localidades

La jornada ha reunido a equipos de un gran número de localidades oscenses, incluyendo entre sus filas a algún jugador de fuera de la Comunidad, con el que comparten extraescolar y por lo tanto, equipo. Ingrid, de Pla de la Font (Lérida), ha sido un ejemplo, integrada con niños y niñas de Ontiñena, Peñalba y Fiscal. Desde la grada, su madre, Inés Galindo, ha animado al equipo. "Me gusta mucho este deporte, ya que ofrece las mismas oportunidades a niños y niñas y además, educa en respeto, solidaridad y compañerismo", ha señalado.

La jornada de liga ha sido supervisada por cuatro coordinadores provinciales: Luis Vidal, Alejandro Pirla, Eduardo Campoy y Beatriz Gross. Todos ellos son docentes y trabajan en la escuela, donde nació este deporte en el año 2006 de la mano de Roberto Navarro. Actualmente, el datchball ha conseguido dar el salto a otras Comunidades, asentándose en Cuenca, Ciudad Real y determinadas zonas de Cataluña.

Al margen de las propias ligas, el calendario de datchball también incluye varios torneos de una única jornada. El más próximo tendrá lugar el 18 de marzo en Fraga.

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