Nuevos peritos discrepan sobre la merma de las facultades del asesino de Barbastro

La psicóloga que lo atendió horas antes de la agresión y que no apreció en él ninguna alteración considera "muy raro" que tuviera un brote. Otros expertos sí creen que su paranoia le impidió controlar sus impulsos.

El acusado de asesinar a su exmujer en Barbastro está siendo juzgado por la Audiencia Provincial de Huesca.
El acusado de asesinar a su exmujer en Barbastro está siendo juzgado por la Audiencia Provincial de Huesca.
Verónica Lacasa

La Audiencia Provincial de Huesca continúa el juicio contra Abdelkader M., un hombre natural de Marruecos de 45 años, por el asesinato a cuchilladas de su exmujer, de 36, delante de sus tres hijos de 13, 6 y 1 años de edad en Barbastro. En esta cuarta sesión del juicio, el jurado ha podido escuchar los testimonios de varios psiquiatras y psicólogos que examinaron al acusado y que discrepan sobre si tenía o no mermadas su facultades en el momento de los hechos y en caso afirmativo, también en qué grado.

Este viernes, las partes presentarán sus conclusiones finales y prepararán el cuestionario del veredicto que empezarán a deliberar el viernes los miembros del jurado. Cabe recordar que la Fiscalía, de la acusación particular (Alejandro Soteras) y de la acusación popular -ejercida por el Gobierno de Aragón- pidieron 27 años de cárcel ya que todas ellas consideran que fue plenamente consciente de sus actos. Mientras, la defensa (Javier Vilarrubí) solicitó la absolución por la eximente completa por trastorno mental y su internamiento en un centro psiquiátrico.

En la sesión de este miércoles han declarado en primer lugar la psiquiatra y la psicóloga clínica del hospital de día de Psiquiatría de Huesca que estaban al cargo del seguimiento del acusado por el trastorno de ideas delirantes crónico que tenía diagnosticado. La segunda le vio precisamente el día de los hechos ya que aquel 30 de junio, a las 10.00, acudió al centro sanitario a una visita que tenía programada. Ha explicado que más allá de un fuerte dolor de cabeza que refirió, no observó ninguna alteración psíquica importante y ha recordado, además, que en ese momento estaba bajo la influencia de una medicación antisicótica inyectable que mantiene sus efectos durante un mes. Por ello, ambas consideran "muy raro" que apenas unas horas después sufriera un brote psicótico que le hiciera matar a su exmujer. Al respecto, han recordado que en un anterior episodio de violencia de género de 2019 -por el que fue declarado inimputable- sí que había abandonado la medicación. Además, en sus últimas visitas habían apuntado que estaba "estabilizado psicopatológicamente" ya que presentaba más ideas depresivas que de psicosis.

También han declarado hasta cuatro psiquiatras que atendieron al acusado durante distintos ingresos en el Hospital San Jorge previos a los hechos. La mayoría diagnosticaron al acusado un trastorno psicótico crónico con riesgo de hiperagresividad contra su exmujer, pero también consideran que pese a ello fue perfectamente consciente de lo que hizo y, por tanto, "responsable de sus actos". 

Otra de las especialistas ha recalcado que "en la mayoría de los casos, las psicosis no se traducen en conductas violentas", mientras que otra detectó una "simulación" de trastorno mental en el acusado "porque reconocía que tenía voces pero luego se negaba a hablar de ellas, cuando suele ocurrir al revés en estos casos", ha dicho.

"Las personas con paranoia no se pueden frenar y son inimputables"

Una visión completamente opuesta ha aportado el médico forense del Juzgado de Barbastro que en 2019 ya declaró inimputable al acusado tras ser denunciado por violencia de género por su exmujer, a la que agredió a las puertas del Hospital de Barbastro por 200 euros que supuestamente no encontraba en su casa, y que ha mantenido ese mismo criterio "porque las personas con paranoia son conscientes de los hechos pero están inmersos en sus ideas delirantes y no se pueden frenar porque manejan un código distinto de valores", ha destacado. En su opinión, "durante años estuvo generando agresividad hasta que al final explotó con una actuación desproporcionada". Y ha recordado que en el proceso judicial de aquella primera denuncia "ya le dije al juez que por favor tuviéramos mucho cuidado con él porque las personas paranoicas son altamente peligrosas". Ha reconocido por último que en el examen que él hizo al acusado durante 15 minutos no apreció ideas delirantes ni alteraciones, pero ha remarcado que apoya toda su argumentación en los informes psiquiátricos de los dos años anteriores. 

En esta misma línea, dos psiquiatras presentados por la defensa han coincidido en que el acusado tenía una "merma significativa" de sus capacidades cognitivas y sobre todo volitivas en el momento de los hechos. "Era consciente de que estaba mal lo que hacía, pero no podía resistirse ni controlar los impulsos", han resumido. Para estos expertos, con un trastorno psicótico como el que tenía diagnosticado, y que en su opinión es "de los más peligrosos", es normal que la psicóloga que lo vio horas antes del asesinato no detectara ninguna alerta. "Si no habla de su delirio no se puede conocer", han afirmado. La exploración psicopatológica de su personalidad reveló, entre otras cosas, que es una persona que no se fía de nadie, que puede ser muy hostil en determinadas situaciones, que tiene sentimiento de persecución y mucho resentimiento. Por todo ello, han recomendado su internamiento en un centro psiquiátrico por una enfermedad mental "grave", al tiempo que han advertido de que es un trastorno "muy resistente" a la medicación.

Los hijos sufrirán un trastorno de estrés postraumático "de por vida"

Por otra parte, también han declarado una psicóloga del Instituto de Medicina Legal de Aragón y otra de la Unidad Infanto Juvenil de Salud Mental en relación a las secuelas que ha dejado el terrible sucesos en los dos hijos mayores de la víctima. La primera ha relatado que el hijo mayor le comentó que "veía venir" algo así por el comportamiento "machista" de su padre y las discusiones continuas que tenía con su madre; y que tanto él como su hermano sufren un grave trastorno de estrés postraumático por el que recomienda apoyo psicológico a largo plazo. La segunda también estima que mantendrán esta secuela "de por vida" y, además, ha recordado que, según el hijo mayor, el acusado insistía en la venta de la vivienda porque si no tenía un piso en propiedad no podría volver a casarse con una mujer musulmana.

Por último, una trabajadora social de la Unidad de Salud Mental de Barbastro ha asegurado que la víctima ya le reconoció en 2019 su temor porque el acusado la había amenazado con matarla a ella y a sus hijos y con quemar la casa tras su separación. También le admitió que había sido víctima de malos tratos durante sus 13 años de relación conyugal. Por ello, al ver indicadores de violencia de género, trasladó el caso a los Servicios Sociales por considerar que era una paciente "con riesgo".  

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