La sequía en el embalse de Canelles hunde el turismo náutico: "Nos planteamos llevar las barcas al mar"

Los pantanos del río Noguera-Ribagorzana están en mínimos históricos. Regantes y empresas de ocio creen que pueden tardar "tres años" en llenarse. 

Barcas en la orilla del embalse de Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana.
Barcas en la orilla del embalse de Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana.
Montrebei Explora

Los embalses del Ebro siguen perdiendo reservas mientras el otoño avanza sin las esperadas lluvias. La sequía se agrava cada día en las cuencas del Aragón, el Ésera o el Cinca, pero se vive con especial preocupación en el Noguera-Ribagorzana, el río que marca el límite geográfico entre Aragón y Cataluña. Sus tres pantanos, en mínimos históricos, tienen un carácter plurianual, es decir, no se llenan durante el ciclo de un año hidrológico sino que tardan más en recuperarse.

Los regantes calculan un periodo de tres años, lo que abre serias incógnitas de cada a la campaña del 2023. Y no solo para ellos, también para los usos lúdicos. Aquí trabajan una decena de empresas de las dos comunidades autónomas que han vivido un verano aciago y se plantean "trasladar las barcas al mar" porque difícilmente podrán trabajar el próximo.

La presa de Canelles, donde se evidencia el bajo nivel de agua.
La presa de Canelles, donde se evidencia el bajo nivel de agua.
Javier Navarro

Canelles, el segundo embalse más grande de la cuenca del Ebro, después de Mequinenza, y el primero del Pirineo, con 679 hectómetros cúbicos de capacidad, está al 26%. Aguas arriba se localiza el de Escales (152 hm3), al 29%, y por abajo, Santa Ana (236 hm3), en mejor situación, al 47%.

Escales arrojaba el peor dato, a fecha de un 19 de octubre, desde que existe el Sistema Automático de Información Hidrológica, SAIH (1997), según la Confederación Hidrográfica del Ebro. Para Canelles es el sexto año con menos reservas; y en Santa Ana, el noveno. La situación actual del conjunto recuerda a la gran sequía del año 2005, que se prolongó en esta cuenca hasta el 2007. Solo entonces y en 2012 el volumen total estuvo por debajo.

El presidente del Canal de Aragón y Cataluña advierte de que son presas de gran capacidad y ahora mismo están "cerca del embalse muerto". "Casi 300 hectómetros cúbicos son fondos muertos, de los que solo se puede sacar una parte del agua, y además es muy laborioso", explica José Luis Pérez. Escales, más pequeña, se podrá llenar antes, si viene una buena época de aportaciones del río. No obstante, él calcula que se necesitarían "tres años lluviosos" para volver a la normalidad en el conjunto de la cuenca.

Esto abre muchas incógnitas de cara a la próxima campaña de riego que empieza en marzo. "Es el momento de plantear el tema con mucha seriedad. Este invierno debemos mentalizar a nuestros regantes", avisa Pérez.

No son los únicos perjudicados. El verano del 2022 ha sido un infierno para las empresas náuticas que operan en los embalses del río Noguera-Ribagorzana, sobre todo en Canelles, que concentra la actividad. "Los negocios hace días que han plegado por falta de agua. La campaña estival ha sido un desastre para las empresas de los barcos, muchos no han hecho dinero ni para pagar los gastos, pero el problema es de cara al año próximo", afirma Alfredo Pociello, alcalde de Viacamp y Litera, en cuyo término está Canelles. En el paraje de Montrebei, la joya de la corona, hace meses que solo hay barro.

Una imagen del embalse desde la ermita de la Pertusa la semana pasada.
Una imagen del embalse desde la ermita de la Pertusa la semana pasada.
Flors Pallas

"El 2023 puede ser peor"

"He facturado un 7% respecto a otras temporadas. No da ni para cubrir los gastos, hemos trabajado a pérdidas", afirma Joan Pascual, de Montrebei Explora, que opera con dos catamaranes y 31 kayaks. Sin poder acceder desde Viacamp al embalse por el bajo nivel, lo poco que ha navegado, en la zona de Finestres, con algo más de agua, le ha obligado a realizar trayectos de hora y media hasta Cataluña para entrar por allí las barcas. "Se cancelaron muchas reservas. Los clientes nos decían que sin agua ya vendrían en otro momento", cuenta.

Y si esta temporada ha sido "malísima", la siguiente puede ser "parecida o peor", vaticina el empresario. "En Montrebei hemos podido trabajar hasta el mes de mayo, pero en 2023 quizá no podamos en todo el año". Y los efectos se extienden a negocios de turismo rural o restaurantes de los pueblos cercanos, al no haber actividad náutica.

"No existe alternativa y nadie nos ayuda a buscarla. La única que barajamos es ir a trabajar al mar. Algunos hablan de trasladarse a Canarias, porque las barcas hay que moverlas si no dan dinero". El empresario coincide con los regantes: "Tienen que venir tres inviernos buenos para poder volver a la normalidad".

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