Los médicos revelan el infierno de un bebé de seis semanas con 20 fracturas y signos de asfixia

Los padres, que se enfrentan a 37 y 10 años de cárcel respectivamente, niegan haber maltratado a su hijo y se acusan indirectamente. El menor estuvo en tres centros hospitalarios hasta que descubrieron las agresiones.

El padre y la madre del bebé, antes de declarar en el juicio celebrado este jueves en la Audiencia Provincial de Huesca.
El padre y la madre del bebé declararon en el juicio celebrado este jueves en la Audiencia Provincial de Huesca.
Verónica Lacasa

Más de veinte fracturas, entre ellas los dos fémures, las dos tibias, el peroné, el radio y nueve costillas. Este es el espeluznante diagnóstico que arrojaron las pruebas realizadas a un bebé de apenas seis semanas de vida en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza tras sufrir presuntamente hasta tres intentos de asfixia y que ha llevado a sus padres al banquillo de la Audiencia Provincial de Huesca.

El juicio se celebró este jueves y el hombre, con una discapacidad intelectual del 30%, se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 27 años de cárcel por asesinato en grado de tentativa. Además, solicita para ambos 10 años de cárcel por un delito de violencia familiar, dos de maltrato y otro de lesiones "porque los dos han tenido que participar activamente", sostiene.

Las defensas reclaman la absolución. El abogado del padre dice que los informes médicos no determinan claramente la causa de los sangrados del bebé y que "para una condena tan elevada hay que tener indicios refutados de intencionalidad y no se han acreditado". Y Susana Barcos, letrada de la madre, niega que su clienta consintiera los hechos y critica que "le exigen a que viera más allá de lo que no vieron los médicos de Huesca y Barbastro, que no encontraron signos de malos tratos".

Los acusados iniciaron una relación en febrero de 2019 y el 2 de julio de 2020 tuvieron a su bebé. La mujer ya tenía otra niña de un año de una anterior pareja. Entonces, ninguno trabajaba y vivían en el pueblo de Angüés en una casa con los padres y el hermano de ella.

Ambos negaron haber zarandeado, golpeado o intentado asfixiar al bebé. Aun así, se señalaron mutuamente de forma velada e indirecta y ofrecieron versiones contradictorias de los hechos.

Primer sangrado por la boca con menos de un mes de vida

Según el relato de los acusados y de los médicos que atendieron al bebé en Huesca, Barbastro y Zaragoza, las dos primeras revisiones a los 7 y 14 días de nacer fueron normales. Pero la primera señal de alarma saltó el 29 de julio, cuando aún no tenía un mes, al ir a un centro de salud de Huesca porque sangraba por la boca. Al personal sanitario le llamó la atención el llanto y les derivaron al Hospital San Jorge, donde tras hacerle varias pruebas no hallaron la causa aparente y le dieron el alta.

Ninguno de los progenitores pudo explicar el origen de aquel sangrado. Ella aseguró que había encontrado al bebé "morado" en su cuna cuando estaba el padre con él y con un cojín al lado, pero también negó haber visto a su pareja maltratar al menor: "Nunca imaginé que le estuviera haciendo algo al niño porque lo habría denunciado". Su madre le dijo varias veces que no le dejara a solas con el bebé, "pero sin pruebas no podía hacer nada", añadió.

Por su parte, él explicó que le vio sangrar al oírle toser cuando estaba hablando con unos amigos en la calle. Hizo hincapié en que nunca se ocupaba del cuidado del niño "porque lo veía tan pequeño que me daba miedo y, además, me tenían prohibido cogerlo por lo que nunca estaba solo con el bebé". Además, insistió en que sí vio a su pareja y a la madre de esta coger al niño "de malas maneras".

En una nueva revisión el 4 de agosto, un pediatra del centro de salud observó un arañazo en el tórax y un pellizco en el tobillo, "dos lesiones que no eran muy habituales en un bebé de un mes", dijo, por lo que pidió a los Servicios Sociales un seguimiento de la familia. Se entrevistaron con la trabajadora social de la Comarca de la Hoya, que no observó nada raro y solo aconsejó al padre que se quitara unos anillos cuando bañara al bebé para no hacerle daño.

A las dos semanas, el 21 de agosto, fueron al Hospital de Barbastro al encontrar al bebé en la cuna con manchas en la cara y gran parte del tronco. "Se estaba quedando sin oxígeno", relató la madre. Se quedó ingresado junto al padre y al segundo día, una enfermera descubrió restos de sangre en la boca por lo que le hicieron análisis y al ver que empeoraba su estado y tenía taquicardias, lo trasladaron al Servet. La pediatra admitió que no sospechó de un posible maltrato en ese momento.

A las cuatro horas de estar en planta, y después de que supuestamente el padre le diera un biberón, el bebé por tercera vez empezó a sangrar por boca y nariz, esta vez abundantemente, por lo que pidió ayuda al personal sanitario. Lo llevaron al quirófano por si tuviera alguna lesión interna pero al no encontrar nada, lo pasaron a la UCI. Tras descartar alteraciones congénitas y ver que no se habían repetidos los episodios de sangrado, le hicieron radiografías y descubrieron las múltiples fracturas, dando aviso por fin de un posible caso de malos tratos.

¿Asfixiado en el propio hospital?

Los médicos aseguraron que las fracturas eran consecuencia de traumatismos repetitivos hechos en distintos momentos "por agarrar o por retorcer", y que las manchas en brazos, piernas y abdomen eran efectos de sofocación, todo ello con "riesgo vital" para el bebé. A su juicio, las taquicardias que presentaba tras sangrar por la boca cuando estuvo en los hospitales de Barbastro y de Zaragoza podían deberse a una falta de oxígeno reciente por intentos de asfixia sufridos presuntamente mientras estaba ingresado y bajo el cuidado de sus padres.

Por fortuna, también confirmaron que al bebé no le ha quedado ninguna secuela. Desde la detención de sus padres, está con una familia de acogida, al igual que la otra hija de la acusada. 

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