Los problemas de Lierta con el agua: ahora garrafas gratis cada jueves en la puerta

La localidad de la sierra de Gratal lleva tiempo conviviendo con la falta de potabilidad de la red por el elevado nivel de nitratos. "Tener un grifo y que no puedas beber es muy incómodo", dicen los vecinos.

Jorge Agustí, vecino de Lierta, con el agua que cada jueves lleva el alguacil.
Jorge Agustí, vecino de Lierta, con el agua que cada jueves lleva el alguacil.
Heraldo

El alguacil del Ayuntamiento de La Sotonera viaja cada jueves, desde finales de junio,  hasta el núcleo de Lierta con la furgoneta cargada de garrafas de agua. Puerta a puerta las  reparte entre los vecinos de este pueblo de la Hoya de Huesca enclavado en la sierra de Gratal. Es el último remedio para combatir la mala calidad del agua de la red, contaminada por nitratos, una problemática común en otras localidades de la zona a causa de la contaminación de las aguas subterráneas de las captaciones, por el exceso de fertilizantes en los campos o los residuos animales, principalmente purines de cerdos. 

Según la Organización Mundial de la Salud, el nivel máximo permitido de nitratos es 50 mg/l, valor establecido para prevenir el efecto tóxico a corto plazo del compuesto químico. En Lierta se supera ampliamente, con una concentración de entre 70 y 80, afirman los vecinos. Ya denunciaron la situación en junio. Por eso, y de forma temporal, el Ayuntamiento ha asumido el compromiso de facilitar el recurso repartiendo garrafas, que utilizan para beber, fundamentalmente, aunque los más recelosos la usan incluso para cocinar o lavarse los dientes, comenta Bernardo Mas, portavoz de la asociación 'Liertagua potable'. 

"La primera obligación de un ayuntamiento es que el agua sea potable. Si no, algo se está haciendo mal. Tener un grifo y que no puedas beber es muy incómodo". A cada uno de los 45 vecinos censados les corresponde un envase de 8 litros, más uno por cada casa. "A una vivienda donde hay dos residentes le llevan tres a la semana. Para beber y cocinar es insuficiente, pero es un primer paso", señala el portavoz de la asociación, que vive pendiente de que se pase el estiaje del verano y mejore la situación de los manantiales para normalizar su abastecimiento. 

El problema no es nuevo. Otro verano se instaló un depósito para que los vecinos se llenaran la garrafa. "La gente no lo usó porque estaba accesible a cualquiera que pudiera echar algo dentro", aclara Bernardo Mas. Y según explica la alcaldesa, Isabel Bailo, este año se ha recurrido también a los bomberos. Para evitar que los vecinos la costearan de su bolsillo, el Ayuntamiento pidió ayuda al Servicio de Protección Civil de la Diputación. Llevaron una cuba para llenar el deposito y rebajar los niveles de nitratos, pero rápidamente se agotó. "Fue un despilfarro porque se utilizó para regar jardines y llenar piscinas. En un día se gastaron 30.000 o 40.000 litros", comenta la alcaldesa.,  

Según explican los vecinos, el agua que llega a la canalización procede de dos manantiales, uno con una concentración altísima, de más de 100 mg/l, y otro más limpio. Se mezclan en el depósito para rebajar el nivel, pero en verano el segundo se seca. "Ahora, cuando vuelva a bajar agua por el río se podrá volver a mezclar y estaremos unos meses que se podrá beber", cuentan los vecinos, quienes piden  al ayuntamiento realizar una captación en una zona en la cual el agua no tenga esas alteraciones de estiaje en función de la estacionalidad. 

L a contaminación se atribuye a las granjas y al uso agrícola. Y para más inri, denuncia la asociación, ahora se quiere instalar una granja de casi 4.000 cerdos. "Se agravaría el problema. Estamos en contra de las granjas en la zona de Gratal, porque vamos a tener que competir con los animales por un bien escaso como es el agua", dice Bernardo Mas

"Estamos en contra de las granjas en la zona de Gratal, porque vamos a tener que competir con los animales por un bien escaso como es el agua"

Otros pueblos con el mismo problema han optado por invertir en una fuente de ósmosis. Pero la alcaldesa justifica que el caso de Lierta es puntual y va a durar poco tiempo, hasta que el segundo manantial se recupere, por lo que "la solución más cómoda y más barata" era proporcionar garrafas a los vecinos. "Los jardines los pueden regar con el agua de la red". Además, se proyecta un tercer punto de suministro. "Estamos esperando la autorización de la Confederación Hidrográfica del Ebro", dice Isabel Bailo, quien añade que se ha aprovechado el estiaje para hacer unas obras de mejora en la captación, por lo que temporalmente no está operativa.

      

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