Cómo sacar el máximo partido a la nieve del Pirineo ante el reto del cambio climático

La UIMP reúne estos días en Huesca a científicos y gestores para hablar de la adaptación del turismo invernal a la subida de temperaturas. 

De izquierda a derecha, los investigadores del IPE Juan Ignacio López Moreno, Esteban Alonso y Jesús Revuelto, y el representante de Aramón Jesús Ortízs Oretiz
De izquierda a derecha, los investigadores del IPE Juan Ignacio López Moreno, Esteban Alonso y Jesús Revuelto, y el representante de Aramón Jesús Ortíz. 
Rafael Gobantes

La nieve es un recurso turístico que solo en el Pirineo aragonés atrae a 1.500.000 esquiadores y genera 1.300 empleos directos y 12.000 indirectos. Pero también una fuente de agua, un 'embalse en diferido' que ayuda a llenar las presas en la época del deshielo para su aprovechamiento en los regadíos y el abastecimiento urbano. Una de sus principales amenazas es el cambio climático. Los informes científicos han constatado la reducción de días esquiables (el inicio de la temporada se retrasa entre 5 y 55 días en las estaciones a baja cota y entre 5 y 30 días en las de cotas medias) y el ascenso de la línea de acumulación de nieve.

Para analizar el reto de la gestión de la nieve ante este panorama, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) reúne estos días en la Escuela Politécnica Superior del campus de Huesca a un panel de expertos. El objetivo, según Esteban Alonso, uno de los directores del curso junto a Jesús Revuelto, es crear un "espacio de diálogo" entre científicos y gestores "para adaptarnos a ese reto”. 

“Dependemos del cielo, pero se busca dar estabilidad a las estaciones de esquí por un periodo más o menos fijo de apertura y mantener la idoneidad de las pistas para que la gente esquíe más a gusto”, afirma Jesús Ortiz, representante de Aramón Formigal-Panticosa. El objetivo ante el reto del cambio climático, añade, es “sacarle el máximo rendimiento a lo que tenemos”. Y eso pasa por aprovechar las nuevas tecnologías. La única solución no es subir la cota. Los sistemas de innivación artifical están consiguiendo fabricar nieve un par de grados por encima de lo que se producía hace unos años. “La investigación y la tecnología están ayudando. Hay ciertos límites que no podremos pasar, pero todavía tenemos margen”, asegura.

El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío, por eso, indica el representante de Aramón, si bien es malo que suban las temperaturas, lo bueno es que hace mejor tiempo y que los periodos extremos son cortos, y lo que busca el esquiador es deslizarse por las pistas con sol, no en medio de una tormenta de nieve.

 Junto a él, participaron este lunes en el curso el científico del IPE Juan Ignacio López Moreno; Carlo Carmagnola, de un centro de investigación sobre la nieve de Meteo-France, con sede en Grenoble; Marc Pons, que habló de la experiencia en Andorra; o el director de la estación francesa de Peyragudes.

Las temperaturas del Pirineo van a subir. Ya nadie lo discute. Se puede esperar un incremento de un grado en los próximos 30 años. "Lógicamente esto va a llevar a una menor duración del manto de nieve y a una menor acumulación", indica López Moreno, sin ocultar las numerosas incertidumbres. "No sabemos cómo va a evolucionar la precipitación. Que en invierno se incremente o disminuya va a ser muy importante para conocer el efecto total en la nieve". Tiene claro que habrá menos, "pero es muy difícil saber cuánta".

Además, el calentamiento de un grado no tendrá los mismos efectos en todas las cotas. El efecto es mayor en las zonas bajas pero también en laderas expuestas a la radiación solar. Hay ejemplos en el Pirineo que matizan esta afirmación. "La cota baja de la estación de Panticosa está a 1.100 metros, en cambio es una zona con muchas inversiones térmicas, a veces hace más frío, y está bien protegida de la radiación solar".

Sobre los eventos extremos, el investigador del IPE precisa que los ha habido siempre, pero quizá ahora se les da mayor cobertura. "Siempre ha habido grandes nevadas y años con poca nieve, lo que pasa ahora es que estamos más pendientes del tiempo". Seguir su evolución, marcar una tendencia, es complicado ya que pasan con poca frecuencia, como Filomena, cuyo precedente se remonta casi 70 años atrás. 

Los directores del curso, Jesús Revuelto y Esteban Alonso, ambos investigadores del IPE, advierten de que habrá que adaptar la industria turística y el esquí a las nuevas condiciones porque hay algunas certeza sobre lo que está por llegar. Cambiará el calendario de la temporada y habrá que afrontar años de poca acumulación de nieve. "El sector debería irse encaminando a un futuro en que la normalidad cambie, que el año medio sea más cercano a lo que consideramos un año malo", indica Esteban Alonso, "aunque también seguirá habiendo años excepcionales porque el clima tienen una variabilidad muy grande". Pese a todo, Jesús Revuelto asegura que en las próximas décadas "se podrá seguir esquiando, lo que hay que ver es cómo se adaptan las estaciones".

Si el lunes el foto estuvo centrado en la nieve como recurso de turismo invernal y en las perspectivas para las estaciones de esquí, la jornada de este martes está dedicada a la gestión hidrológica y ambiental del manto de nieve en las zonas de montaña. 

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