La entrada de extranjeros vacunados da un nuevo respiro al turismo aragonés

Los nuevos requisitos sanitarios admiten certificado de vacunación o los test rápidos para entrar a España. Los empresarios aplauden este nuevo paso a la normalidad cerca del verano

Visitantes en el Portatet, junto a la frontera con Francia
Visitantes en el Portatet, junto a la frontera con Francia, este domingo
Rafael Gobantes

Si el final del estado de alarma y el levantamiento de los confinamientos en España supuso un gran paso para el castigado sector turístico, la flexibilización de los requisitos sanitarios a los viajeros extranjeros ha supuesto otro alivio en las puertas del verano. Están en vigor desde este lunes, con la principal novedad de la admisión del certificado de vacunación a ciudadanos procedentes de 27 países europeos. Otras opciones para entrar al país son una prueba de antígenos rápida, una PCR, expedidas 48 horas antes (ahora son 72), o un comprobante de recuperación (prueba de haber superado la enfermedad).

La lista incluye a Francia, Bélgica o Países Bajos, algunos de los principales mercados del sector turístico aragonés. Aunque la Comunidad se nutre sobre todo de visitantes nacionales, en 2019, antes de la pandemia, llegaron 665.220 extranjeros, un 22% de los casi 3 millones de viajeros.

La exigencia de una PCR para cruzar la frontera limitaba mucho el tránsito, por la logística y el coste. Prueba de ello es la circulación por los pasos internacionales aragoneses, que sigue bajo mínimos. Según el director del consorcio del túnel Bielsa-Aragnouet, Andrés Olloqui, "la media diaria está en 500 vehículos, cuando en esta época rondábamos los 1.000". Espera que pronto aumente, ya que los nuevos requisitos tienen su correspondencia en Francia, donde desde el 9 de junio se podrá sustituir la PCR por el justificante de vacunación.

Para el sector turístico aragonés es un alivio de cara a la reactivación de las reservas de verano, que ya se han empezado a animar con los nacionales. En una comarca como Sobrarbe, pegada a la frontera, franceses, belgas u holandeses son clientes habituales a los que en 2020 se echó de menos. "El francés representa un porcentaje muy alto, sin contar el intercambio habitual de población entre valles vecinos», señala la presidenta de los empresarios, Paz Agraz. "Muchas empresas de aquí trabajan con extranjeros y este verano los esperamos".

José María Ciria, de la asociación homóloga del valle de Benasque, valora que se den facilidades con varias opciones de entrada. "Es una buena noticia, un paso importante para la normalidad. Hemos solucionado el problema de movilidad entre comunidades autónomas y ahora faltaba el turismo extranjero. A diferencia de otras zonas de España, en este valle la mayoría son visitantes del país, pero también vienen muchos de fuera, sobre todo en junio y julio", explica.

Eventos internacionales

La medida se notará sobre todo en eventos internacionales, como los congresos del Centro de Ciencias de Benasque o el Open Internacional de Ajedrez. Según Ciria, el perfil de los visitantes en la antesala del verano está cambiando. En 2020, cuando comenzó la desescalada, viajaban sobre todo los jóvenes, los mayores tenían más reticencia. "Este año es al revés. Viene gente mayor, porque tenían ganas y están vacunado".

Otro valle pegado a Francia, como el del Aragón, con dos pasos fronterizos, también celebra las nuevas medidas y espera volver pronto "a la tan ansiada normalidad". Según Luis Terrén, alcalde de Villanúa y presidente de la asociación turística, "dar facilidades para el tránsito es positivo, porque los franceses se quejan de que hacerse una PCR para entrar y salir es caro e incómodo". Añade que el verano se afronta con optimismo, "parecido al pasado, la gente busca naturaleza y espacios, y es lo que puede encontrar en el Pirineo". Se nota en la ampliación de la oferta de actividades. El escollo son los aforos de la hostelería, "porque en agosto y los fines de semana no se puede dar cabida a todos", indica.

Los empresarios de la sierra de Guara, la zona con más turismo francés en Aragón, valora positivamente el "avance", pero la presidenta, Laura Ventura, recuerda que aún quedan muchos potenciales visitantes sin vacunar, que solo pueden llegar con una PCR, un requisito que hasta ahora ha supuesto una barrera y quizá decante la balanza hacia otros destinos.

"Hay control, los gendarmes y el Ejército vigilan la frontera"

Las ventas del Portalet (Sallent de Gállego), justo al pie de la frontera, son un buen termómetro de la movilidad internacional. Estos días sigue habiendo poco trasiego, asegura Eduardo Guillén, de la venta Petruso. La circulación de vehículos se reduce a los trabajadores transfronterizos y a ciudadanos residentes a 30 kilómetros, donde apenas hay poblaciones. El control policial es estricto, según este comerciante de Portalet. "Se ponen los gendarmes e incluso el Ejército a vigilar y no dejan pasar. La gente tiene miedo porque las multas son grandes. Si ven que hay un control, de la Policía española o francesa, se paraliza todo". No obstante, este domingo de buen tiempo, se veía más animación.

Estos negocios han permanecido cerrados en invierno. "Pasamos de vender, a no vender nada", indica Guillén. Ahora se muestran expectantes ante el efecto de las nuevas medidas. "Esperamos que los franceses se puedan mover con más facilidad, porque una prueba PCR vale más de 100 euros y les exigían una para salir y otra para entrar. Los que vienen aquí nos preguntan a nosotros si estamos vacunados", señala, recordando que ha sido "un invierno muy duro, con los negocios totalmente cerrados, pero no hemos perdido la esperanza. Tenemos ganas e ilusión". 

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