Ordesa estudia la cría en cautividad de la rana pirenaica por la amenaza de un virus

Un grupo de científicos detecta mortandades masivas de estos anfibios, una especie emblemática del Parque Nacional descubierta hace 30 años. "Es uno de los casos más graves encontrados hasta ahora en España”, afirma Jaime Bosch, investigador del CSIC.  

Ejemplares de rana pyrenaica encontrados muertos por ranavirosis en el verano de 2020 en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Ejemplares de rana pyrenaica encontrados muertos por ranavirosis en el verano de 2020 en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Heraldo

La aparición del SARS-CoV-2 ha puesto sobre aviso a la humanidad ante el peligro de los virus. El covid-19 ha desatado una pandemia sin precedentes, pero los animales tampoco se libran de la acción devastadora de los patógenos, que sitúan a algunos al borde de la extinción. Es el caso de la rana pirenaica, una especie endémica amenazada, presente sobre todo en Aragón (existen pequeñas colonias en Navarra y Francia). Este minúsculo anfibio de color pardo, de entre 3 y 5 cm y uno de los emblemas de la fauna del Parque Nacional de Ordesa, está sufriendo mortandades masivas, hasta el punto de plantearse su cría en cautividad como última opción para asegurar al menos la supervivencia de un núcleo.

La especie es uno los descubrimientos más recientes de la fauna en España. El biólogo de la Universidad de Barcelona Jordi Serra-Cobo documentó en 1993 la morfología particular de estos seres vivos, que inscribió con el nombre científico de ‘Rana pyrenaica’, presentes en las cuencas de cabecera de los ríos Veral, Aragón, Aragón-Subordán, Gállego, Ara y Cinca, en badinas o pozas entre 800 y 2.100 m.

Casi 30 años después, otro científico está estudiando las razones de su decadencia, atribuida a la infección por el ranavirus, el covid de los anfibios, que ya ha hecho estragos en otras zonas de la península. “La ranavirosis podría ser la causa del declive de la especie en el Ordesa y el aumento generalizado de las temperaturas, el posible desencadenante del brote”, afirma Jaime Bosch, investigador del CSIC y un experto mundial en enfermedades infecciosas de estos animales. Igual que la actual crisis sanitaria se relaciona con el cambio climático y la alteración de los hábitats de las especies, el aumento de la temperatura en los Pirineos puede haber afectado a la rana.

Jaime Bosch y su equipo llegaron en 2020 a Ordesa dentro de un proyecto más amplio en los cinco parques nacionales de montaña para poner en marcha un sistema de alerta temprana de enfermedades emergentes de los anfibios. En el programa, financiado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, participan también Barbora Thumsová (Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC), Roser Velarde (Universidad Autónoma de Barcelona) y Albert Martínez-Silvestre (Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña).

Microchips en 36 ranas

Al realizar los trabajos de campo hallaron multitud de ejemplares muertos, sobre todo larvas, pero también adultos y jóvenes. Analizándolos con las famosas PCR comprobaron que todos eran positivos. “El virus aparece prácticamente en todo el parque, aunque la mayor mortalidad se concentra en dos barrancos”, asegura el científico, que empleó técnicas de marcaje individual y recaptura mediante la inserción de microchips. Implantaron 36 a ranas y 96 a tritones pirenaicos en cuatro barrancos. “Marcamos individualmente a los animales para conocer cómo evolucionan sus cargas de infección y si sobreviven a la enfermedad”

El investigador del CSIC  Jaime Bosch en los trabajos de campo en Ordesa.
El investigador del CSIC Jaime Bosch en los trabajos de campo en Ordesa.
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No es la única enfermedad que afecta a la especie. La incidencia de otra patología presente en los anfibios por un hongo, la quitridiomicosis, parece muy baja, pero la de la ranavirus, afirma el científico, “supone uno de los casos más graves encontrados hasta ahora en España”, con cargas de infección muy elevadas nunca antes registradas, “pudiendo ser la especie más sensible a todas las analizadas”. Esto se explica, entre otras razones, por el extremo aislamiento genético de la rana pirenaica, que podría incrementar su susceptibilidad.

Aunque es pronto para explicar el origen y el alcance del brote, los primeros resultados indican que la enfermedad estaría ya presente en prácticamente todo el parque y desde al menos el 2017. Por ello, concluye Bosch, “parece prudente iniciar cuanto antes un programa de cría en cautividad de la especie”. La experiencia en Guadarrama avala el éxito de poblaciones cautivas. Aquí empezó en 2008 y desde entonces se mantiene una colonia cautiva de unos 200 ejemplares de sapo partero para la reintroducción y la investigación, en este caso de la enfermedad provocada por el hongo. También ha habido otras con anfibios en Cataluña y Baleares, y no más de una veintena en todo el mundo.

"La incidencia de la ranavirosis en Ordesa supone uno de los casos más graves encontrados hasta ahora en España (...) Parece prudente iniciar cuanto antes un programa de cría en cautividad de la especie"

Ordesa puede parecer un paraíso para los animales. Sin embargo, paradójicamente, los espacios protegidos no están a salvo. "De hecho, dado que son un foco de atracción turística y reciben multitud de visitantes de todo el mundo, frecuentemente son las zonas de entrada de patógenos”, asegura Bosch. Otros vectores de transmisión son los peces, la forma más fácil de llevar los virus de un lado a otro, por culpa de las masivas introducciones de salmónidos para la pesca deportiva, que ahora se están retirando.

El investigador del CSIC es partidario de endurecer la legislación para evitar los movimientos incontrolados de animales, consentidos durante décadas. “Ahora se da cuenta la sociedad de las consecuencias”. También actividades de ocio como el barranquismo representan un riesgo, dado que los trajes de neopreno podrían llevar los patógenos de un curso fluvial a otro. De hecho, en 2016, el primer borrador del plan de conservación de la rana pirenaica presentado por el Gobierno de Aragón levantó tal polvareda que se decidió retirarlo. Ayuntamientos y empresas turísticas protestaron porque restringía la práctica deportiva del 1 de febrero al 31 de julio en más de 160 áreas críticas

Respecto al estado actual del plan de conservación, la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal ha confirmado que está trabajando en él. "Está previsto tramitarlo este año", según fuentes del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente.

Colonias en cautividad

La DGA sigue la evolución de la población desde hace 15 años, un periodo suficiente para confirmar el declive. “No pinta nada bien”, reitera Bosch. “Habíamos trabajado en otros parques, no en Ordesa. Justo fue llegar el año pasado y encontrarnos con una gran mortalidad”. En el Pirineo aragonés no se contempla la reintroducción, "porque para hacerla tienes que solucionar el problema ambiental del virus". Ahora mismo no existe tratamiento. La única opción pasa, aclara, "por tener al menos colonias cautivas por si la situación de la especie se agrava”. “Lo único que podemos hacer es entender cuál es el límite que los animales pueden soportar e intentar que no haya otras causas ambientales asociadas”.

Además de los patógenos, existen otros factores en la naturaleza que ponen en peligro a la rana pirenaica, incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas: la contaminación de los cauces, la introducción de salmónidos, los fenómenos naturales extremos debidos al cambio climático (sequías prolongadas, deshielos tempranos o episodios de lluvias torrenciales).

El Parque de Ordesa está implicado en ese futuro plan de cría en cautividad. En unas semanas hay prevista una reunión con expertos para iniciar un programa piloto y la idea, de momento, es montar unas pequeñas instalaciones en el centro de interpretación de Torla, según el científico del CSIC, quien reconoce que no será fácil porque es una especie con una biología peculiar que vive en aguas en movimiento.  

Cría en cautividad de anfibios en el Parque de Guadarrama
Cría en cautividad de anfibios en el Parque de Guadarrama
SOSAnfibios.org

Por su parte, Francisco Villaespesa, responsable de Conservación de Ordesa, confirma la paulatina disminución de la población, constatada en las gráficas de evolución de larvas, ejemplares jóvenes y adultos, en las cuencas de Ordesa, Añisclo y Escuaín. Datos obtenidos gracias al seguimiento ecológico que se lleva realizando desde el 2007, con la rana y otras especies como el topillo nival, el gorrión alpino o algunas mariposas.

“Cada vez encontramos más ranas muertas y además tenemos el aviso de lo que ha pasado en otros lugares con las enfermedades emergentes de los anfibios”. Por eso, dice Villaespesa, Ordesa se quiere adelantar y colaborar en un programa de cría en cautividad, “porque esta es una especie bandera del Parque Nacional”.

Un plan de conservación ‘ex situ’ permitiría tener un ‘stock’ cautivo con la esperanza de  recobrar la especie en caso de su extinción. “Se trata de mantener una población fuera de la naturaleza”, señala Villaespesa, pero también de recuperar puestas de larvas en lugares de riesgo para llevarlas al centro de cría y volverlas a soltarlas. No obstante, coincide en señalar la dificultad del proyecto, pues si bien hay precedentes con otros anfibios, “nunca se criado esta especie en cautividad”. 

Un ensayo en el acuario de Zaragoza

Estos anfibios son diminutos, apenas miden entre 3 y 5 centímetros.
Estos anfibios son diminutos, apenas miden entre 3 y 5 centímetros.
Acuario de Zaragoza

Ya hubo un ensayo en 2019 en el Acuario de Zaragoza. El centro, que tiene firmado un acuerdo de colaboración con el Gobierno de Aragón, participó en una operación de salvamento de dos puestas en un curso de agua que se iba a secar en Torla. Midió los parámetros ambientales de la especie para recrearlos en sus instalaciones. "Recogimos los huevos y los mantuvimos hasta que eclosionaron y se convirtieron en ejemplares juveniles", recuerda Mayte Pozo, responsable de Educación y Comunicación del acuario, para liberarlos tres meses después en el mismo lugar, cuando el problema se había resuelto. 

Además de este salvamento se han realizado otras operaciones de conservación, como la extracción de truchas de repoblación en tramos altos de ríos, entre ellos el Arazas, en Ordesa; o el muestreo de algunos equipos usados por los barranquistas, con la colaboración de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón, para evaluar el riesgo de transmisión de enfermedades. Los resultados confirmaron la presencia del hongo quitridio en algunos de los equipos analizados.

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