El alto precio de la rana pirenaica

La especie endémica de los ríos del Pirineo ha paralizado carreteras y proyectos de traída de agua.



El uso turístico de los barrancos del Pirineo estaba amenazado por el proyecto de decreto para la conservación de la rana pirenaica que el Gobierno de Aragón ha retirado por la polvareda social y política que ha levantado. Ni siquiera los ecologistas veían con buenos ojos sus restricciones. La más dura, la prohibición del barranquismo del 1 de febrero al 31 de julio en 167 áreas de veinte municipios.


Fue en 1990, en un estudio sobre fauna del Parque Nacional de Ordesa, cuando se documentaron unas pequeñas ranas pardas, de conducta y morfología distinta a la común. Descubierta por el biólogo de la Universidad de Barcelona Jordi Serra-Cobo, se inscribió con el nombre científico de ‘Rana pyrenaica’. En 2005 se introdujo en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón, y desde entonces, este anfibio de entre 3,5 y 5,5 centímetros ha cambiado el trazado de una carretera nacional, paralizado proyectos de abastecimiento de aguas y ahora iba a poner en jaque una actividad turística.


"Todo el municipio de Fiscal aparecía marcado", se queja su alcalde, Manuel Larrosa. Allí ya ha causado algún disgusto, pues fue una de las razones para bloquear el tramo Balupor-Fiscal de la N-260. "Estamos hartos de restricciones, cada vez nos complican más la vida en la montaña", lamenta. "Si tanto le preocupa al Gobierno de Aragón la rana, le agradecería que le construyera las depuradoras, y los vecinos también", añade. En Yésero, la mejora del suministro de aguas, con una nueva captación en un barranco, está paralizada, e incluso ha acabado en los tribunales, por la presencia del anfibio. "No estaría aquí si no hubiéramos cuidado su hábitat", dice María Jesús Acín, alcaldesa en funciones.


"Es solo un borrador", justificaba hace unos días la directora general de Sostenibilidad, Sandra Ortega, que prometía debatir con los afectados. La pregunta que se hacen estos es: "¿Por qué no hubo antes un proceso participativo?". Ortega indicaba que gran parte de las 167 áreas críticas donde se prohibía el barranquismo están ya en espacios restringidos.


Juan Antonio Gil, de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, tampoco comparte las medidas de prohibición. Lleva 20 años gestionando el plan de protección de esa especie, convertida en emblema del Pirineo y en ejemplo de cómo animales en peligro de extinción pueden ser un reclamo turístico.

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