Bajo Cinca 

Controles y resignación en el primer día de cierre perimetral por la covid en Fraga

Las patrullas de la Guardia Civil se han situado en el acceso a la AP-2  y en la salida de la A-2 (a la altura de A-242 (Fraga-Serós). La alcaldesa, Carmen Costa, cuestiona la necesidad y la efectividad de las restricciones.

Hay resignación, pero también frustración y rabia a la hora de digerir el cierre perimetral y paso a alerta 3 agravada en la ciudad de Fraga. El descontento es general entre comerciantes y hosteleros, que han visto reducidos horarios y aforos, y desde el consistorio, su alcaldesa, Carmen Costa, cuestiona tanto la necesidad como la efectividad de las nuevas restricciones aplicadas por el Gobierno de Aragón.

Los datos son objetivos. Y este miércoles, primer día de cierre perimetral, la incidencia acumulada a siete días es de 260 casos por cada 100.000 habitantes en el municipio de Fraga. Para la primera edil, aunque sin perder de vista las cifras, hay que atender a la lectura de los profesionales sanitarios, que hablan de "casos controlados dentro de núcleos familiares y lejos de la gravedad de épocas anteriores". 

Por ello, y por las dificultades que considera que existen para hacer cumplir el cierre perimetral en una ciudad sometida a un constante flujo de personas, Costa pone en duda la efectividad de las medias y dice acatarlas con "resignación e impotencia". "Fraga es un corredor económico, sanitario y educativo, con un ir y venir constante de personas entre Aragón y Cataluña, que se mantendrá al margen del cierre perimetral, es decir, los chavales seguirán yendo a estudiar y las personas a trabajar. Tiene poco sentido", señala. 

"Fraga es un corredor económico, sanitario y educativo, con un ir y venir constante de personas entre Aragón y Cataluña, que se mantendrá al margen del cierre perimetral"

También se muestra escéptica por la efectividad de los otros dos cambios principales, la reducción de aforos en terrazas y el cierre de toda actividad no esencial a los 20.00, ya que, en su opinión, "la gente está mucho mejor en los establecimientos hosteleros, donde se cumplen las medidas, que en plazas, parques o huertas". A ellos, a la población, les pide "un último esfuerzo", aunque a reglón seguido considera que "ya les hemos pedido demasiado y que ya no es el momento de más prohibiciones y más restricciones; es el momento de pedir por favor a las instituciones competentes que aceleren las vacunas y que apliquen medidas preventivas".

La alta movilidad de la zona ha sido visible en los controles instalados este miércoles por la Guardia Civil. A primera hora, varias patrullas se situaron en el acceso a la AP-2 y a media mañana, en la salida de la A-2, a la altura de A-242 (Fraga-Serós), desviando incluso a turismos y furgonetas que circulaban por la autovía. En este punto, y tan solo unos minutos después de su inicio, ya habían parado a una veintena de vehículos y en todos los casos comprobaron que se desplazaban por causas justificadas, la mayoría relacionadas con motivos laborales o visitas médicas, según explicaron fuentes del operativo activado. "Nuestra misión es velar por el cumplimiento de las medidas aplicadas y contribuir al descenso de la incidencia actual. Aunque es el primer día, la mayoría son conocedores del nuevo cierre, cuentan con la documentación necesaria y se desplazan por causas consideradas justiciadas", indicó uno de los agentes.

Dentro de la ciudad, los más damnificados son hosteleros y comerciantes, conscientes de que "vamos a perder la mitad de la clientela", apunta Raquel Viera, del comercio Carantoñas. Tras dos semanas cerrada por reformas, y después de una importante inversión, el cierre le ha pillado "en el peor momento". "Una parte importante de mis clientes son de Mequinenza, Ballobar, Velilla… y encima, acabamos de salir de una obra importante, que ni siquiera van a poder ver y disfrutar", señala, explicando además que "ya venimos de un año muy complicado, en el que hemos tenido que echarle muchas ganas e imaginación, reinventándonos y apostando por las redes sociales, pero al cliente le gusta el tú a tú, ver y tocar los productos y por lo tanto, la venta 'online' no es la solución".

"Al cliente le gusta el tú a tú, ver y tocar los productos y por lo tanto, la venta 'online' no es la solución"

Pilar Salleras, del Herbolario L’Espigol, también es consciente de que verá reducir el número de clientes que entren a su tienda así como las alumnas de sus clases de yoga, ya que "muchas de ellas son de Zaidín, Torrente o Mequinenza", detalla, a la par que reflexiona sobre qué criterios definen a un servicio como esencial, al considerar que hay actividades deportivas vitales en el estado físico de las personas. Aunque optimista y con el ánimo de ver reconducida muy pronto la situación, también muestra su malestar Roser Cortí, de Zapatería Lázaro, donde, al igual que ocurre en el resto del sector, una parte importante de los clientes proceden de la comarca política y natural de Fraga. "Somos una ciudad de servicios, la capital del entorno, y ahora, a los clientes perdidos de las localidades catalanas, hay que sumar el resto", explica.

Los establecimientos hosteleros ya han empezado a notar un ligero descenso de clientes, con comedores a medio gas. A sus propietarios, se les acaban las palabras para expresar su malestar, según explica la propietaria de Brasería Jeff, Fina Royes. "Ahora que empezábamos a notar un mayor movimiento, aplican un nuevo cierre. Para nosotros, es un desastre. Nos sentimos abandonados, sin apoyos y sin ayudas", concluye.

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