"Ahora no hay aluvión de franceses, a ver qué pasa cuando abran las estaciones"

Alcaldes y empresarios del Pirineo aseguran que la llegada no es masiva, pero la situación puede cambiar con la apertura de las pistas de esquí y el inicio de las vacaciones de Navidad en Francia. El tráfico por el túnel de Bielsa se sigue incrementando.

El propietario de uno de los supermercados ubicados en la carretera de la frontera de Bielsa.
El propietario de uno de los supermercados ubicados en la carretera de la frontera de Bielsa.
Rafael Gobantes

El número de franceses que acceden a España por los pasos fronterizos del Pirineo sigue aumentando, como demuestran los datos del tráfico de vehículos por el túnel internacional Bielsa-Aragnouet. Si el pasado martes, primer día del desconfinamiento decretado por Macron, habían circulado entre los dos países 246 vehículos, al día siguiente ya eran 304, cuando lo habitual, mientras duraron las restricciones, era entre 130 y 140.

Sin embargo, "ni hay un aluvión" en las localidades fronterizas aragonesas ni se están viendo aglomeraciones como sí ocurrió en Cataluña. "La llegada no es masiva", afirma el alcalde de Bielsa, Miguel Noguero. Al menos de momento, aunque es consciente del efecto llamada de las estaciones de esquí en Aragón, ante el cierre de las francesas. "A ver qué pasa cuándo abran las pistas, porque pueden pasar a esquiar", precisa.

Los municipios del Pirineo tienen un sentimiento ambivalente: los franceses, además de vecinos, son buenos clientes de los comercios y los establecimientos turísticos, aunque este flujo suponga un riesgo añadido. En el caso de Bielsa, se han reactivado los negocios cercanos a la frontera. Los supermercados y las gasolineras viven en buena medida de esa clientela, atraída por los precios más baratos del alcohol, el combustible y el tabaco.

El tirón de las compras

"De momento están atendiendo a población local francesa porque en centros turísticos del otro lado como Saint Lary no hay movimiento. Sí podría haberlo para las vacaciones de Navidad, y acabarán viniendo a Bielsa a comprar", declara Miguel Noguero. En Parzán, en la carretera que va al túnel internacional, existen tres supermercados, y otros dos de los mismos propietarios en Bielsa. En la localidad también hay segundas residencias de personas de esa nacionalidad que llaman al ayuntamiento porque quieren ir a pasar la Navidad, "y no sabemos qué decirles".

Por su parte, el alcalde de Canfranc, uno de los pueblos más pegados a la frontera con Francia, al pie del túnel internacional de Somport, asegura que estos días se ven "muy pocos", sobre todo habitantes de localidades vecinas del valle de Aspe. "No estamos viendo aglomeraciones", indica Fernando Sánchez, aunque cree que la situación puede cambiar si se confirma la previsión de apertura de las estaciones de esquí para el próximo día 23, condicionada, por otra parte, a que el Gobierno de Aragón levante los confinamientos provinciales.

No son los principales clientes

Los franceses también son buenos clientes de Jaca. Marian Bandrés, presidenta de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de La Jacetania (Acomseja), entiende que una vez en España, las normas serían las mismas respecto al uso de la mascarilla o los grupos. Además, desde el punto de vista económico su llegada supone "un alivio para el consumo", porque "esta es una ciudad turística y estamos cerrados», sin querer posicionarse a favor o en contra. 

Sí ve como "una contradicción" la prohibición de entrada a ciudadanos de comunidades vecinas, mientras llegan visitantes franceses con total libertad. "Nos surtimos principalmente del turismo navarro, vasco, madrileño y catalán. Los franceses no son nuestro público número uno. No vienen a quedarse, aunque sí es cierto que en plena temporada llegan sobre todo a comprar y aprovechan para tomarse unas copas o comer en nuestros establecimientos".

También para la responsable de Acomseja, la apertura de las estaciones puede ser un factor de atracción ante el cierre de las pistas francesas, donde están parados los remontes y solo funcionan zonas para actividades infantiles, trineos o raquetas.

La preocupación del presidente Lambán

La entrada de ciudadanos franceses a Aragón, sin ningún control previo, tras finalizar el estricto confinamiento llevado a cabo en ese país entre el 30 de octubre y el 15 de diciembre, inquieta cada día más a las autoridades. Pese a que no se observa una llegada masiva, el número de visitantes ha ido creciendo y puede incrementarse todavía más a partir del próximo sábado, cuando empiezan las vacaciones de Navidad en el país vecino.

El propio presidente aragonés, Javier Lambán, se refirió el jueves a esta cuestión para mostrar su preocupación. Dijo que la alarmante evolución de los contagios por coronavirus ha llevado al Gobierno autonómico a replantearse la adopción de nuevas restricciones, teniendo en cuenta el factor de riesgo adicional que supone la libre circulación de franceses por la frontera.

Y más cuando en ese país las cifras no son buenas. Francia registró 18.254 nuevos casos en las últimas 24 horas (en España se contabilizaron el jueves 12.131), muy por encima de los 11.533 del domingo, en vísperas de levantar el estricto confinamiento que impedía salir del domicilio más de una hora y a un kilómetro. El propio presidente Emmanuel Macron figura en esa estadística, ya que se confirmó su positivo.

Javier Lambán, refiriéndose a la posibilidad de dar marcha atrás a las medidas de desescalada anunciadas para Navidad por la evolución de la pandemia, advirtió de que en el caso de Aragón existe "un factor de preocupación añadido", a diferencia de otras autonomías, el límite fronterizo con Francia, un riesgo "que no podemos controlar", en alusión a la falta de competencias de la Comunidad Autónoma sobre el tránsito de ciudadanos entre un Estado y otro.

"Podemos controlar el acceso de navarros, catalanes, valencianos, las comunidades limítrofes, que no pueden entrar a Aragón ni nosotros ir allí, pero la frontera francesa está abierta y eso es un factor de preocupación, sobre todo por lo que tiene que ver con la nieve", declaró, aludiendo a un posible efecto llamada de las estaciones de esquí españolas que, si se confirma el levantamiento del cierre provincial, abrirían la víspera de Nochebuena. Eso sí, solo para aragoneses y franceses.

El Gobierno de Macron no se ha pronunciado sobre este problema. A principios de diciembre, cuando anunció que no abriría sus estaciones, pidió a las autoridades españolas y suizas que hicieran lo mismo o de lo contrario impondría controles en sus fronteras para evitar que los franceses viajen y se contagien.

El Ministerio del Interior de España ha dejado claro que "el régimen de fronteras no es competencia de las comunidades autónomas". Un portavoz oficial aludió al artículo 9.1 del Real Decreto del Estado de Alarma de 25 de octubre de 2020, según el cual las comunidades autónomas solo pueden decretar "cierres perimetrales o totales dentro de su territorio". "Con aquellos países con los que las fronteras están abiertas, cuando sus ciudadanos llegan a España, tienen que cumplir con las normas que existen en cada territorio acorde a las restricciones y normativa que hayan decretado las comunidades autónomas", precisaron fuentes de Interior.

El Gobierno de Aragón ya dejó notar el miércoles su preocupación por la entrada de ciudadanos de otro país, un problema que comparte con otros territorios, como Extremadura o Galicia, en la frontera portuguesa, y que se había puesto sobre la mesa en la conferencia de presidentes.

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