"Intentamos saber lo que pasó realmente con la osa Sarousse, sin juicios paralelos"

Las técnicas policiales aplicadas por el Seprona de la Guardia Civil en la investigación por su muerte se asemejan a las de un delito contra las personas.

Sarousse, una hembra, tiene su área de campeo en la Ribagorza.
Sarousse, en una imagen de las cámaras de trampeo.
DGA

"Intentamos averiguar lo que realmente pasó, sin prejuzgar. Un juicio paralelo nos podría llevar a situaciones indeseadas". El jefe del Seprona de la Guardia Civil en Huesca, el teniente Rubén González, justifica la prudencia en la investigación de la muerte de la osa Sarousse, un caso "especial", por el impacto social del hecho y porque es un asunto "muy polarizado", entre partidarios y detractores de la presencia de la especie en el Pirineo. El animal muerto por un cazador durante una batida de jabalí estaba sometido a un programa de vigilancia, era el único ejemplar asentado de forma estable en Aragón y con una protección específica por parte de la administración, recuerda el responsable policial del caso.

Los resultados de la necropsia no han trascendido y la Guardia Civil tampoco ofrece detalles de las diligencias, instruidas por el Juzgado de Boltaña. Poco se sabe, aparte de que el cazador justificó haber actuado en defensa propia, una versión apoyada por el alcalde del municipio de Valle de Bardají (sucedió en un coto municipal). Según este, disparó tres veces, de frente y a corta distancia, cuando el animal avanzó hacia él. Los sindicatos agrarios salieron en su apoyo asegurando que llegó a tenerlo a 10 metros.

El Seprona, confirma González, está investigando con técnicas policiales similares a las empleadas en los delitos contra las personas. Esta analogía se ha dado en otros casos, como el de un perro muerto con un azadón en Huesca. El ADN en los vestigios hallados en el arma permitieron imputar y juzgar al autor.

Los casquillos

El teniente pone el énfasis en las primeras actuaciones en el lugar de los hechos, con la inspección ocular, mediciones, toma de fotografías, recogida de casquillos de los proyectiles, establecimiento de los distintos escenarios. "Adquirir la máxima información inicial es muy, muy relevante, y muy determinante para el desarrollo posterior de las investigaciones. El paso del tiempo difumina la información: huellas, incluso los recuerdos personales, que se contaminan o se condicionan con hechos posteriores".

La necropsia también ha aportado una información relevante respecto a la posición del animal cuando fue abatido (según el alcalde, estaba erguido frente al cazador), para obtener una reconstrucción fiable de los hechos. "Los daños producidos por el proyectil dan una idea de la distancia", señala el teniente, pero es más determinante en este caso la trayectoria porque está más relacionada con el calibre, la carga del proyectil y el arma.

La investigación se sigue por un posible delito contra la fauna con el resultado de muerte, tipificado en el artículo 334 del Código Penal, que castiga con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a 24 meses e inhabilitación especial para el ejercicio de una profesión u oficio y para el derecho de cazar de dos a cuatro años.

El cuerpo, para la ciencia

La osa Sarousse hará una última contribución a la ciencia. La Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, donde se realizó la necropsia, conservará parte de su cuerpo para ser estudiado. Según ha confirmado el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, se han tomado ya todas las muestras necesarias para completar el informe sobre su muerte y para obtener otros datos biológicos de interés.

El cuerpo no se va a disecar, como se hizo con el último ejemplar de bucardo muerte en el Parque Nacional de Ordesa, pero sí se va a conservar una parte de la osa, restos esqueléticos que se destinarán a su empleo en la docencia a los estudiantes de Veterinaria. Con lo demás se seguirá el mismo protocolo de gestión de cadáveres que se aplica en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Alfranca, es decir, "su retirada por un gestor debidamente autorizado para el tratamiento de restos de origen animal", añadieron desde la consejería.

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