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La UCI del hospital San Jorge de Huesca se 'humaniza'

El servicio ha puesto en marcha varias iniciativas (videollamadas, wasaps, cartas de condolencia, visitas de 15 min...) para reducir la soledad y el aislamiento de los pacientes y sus familias.

Con Ángel Yuste comprobaron que tras 72 días en la UCI, los paseos al aire libre curan.
Con Ángel Yuste comprobaron que tras 72 días en la UCI, los paseos al aire libre curan.
M. P.

Estimada familia. En estos momentos especialmente tristes, queremos manifestarles nuestro más sentido pésame por su pérdida. Queremos que sepan que nunca estuvo solo y lo cuidamos con todo nuestro cariño...". Este es un extracto de la carta de condolencia que los profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario San Jorge de Huesca mandaron a las familias de las víctimas de coronavirus que atendieron para ayudarles a comenzar su duelo ya que algunas no habían podido despedirse de su ser querido. Fue solo una de las iniciativas que pusieron en marcha para combatir la soledad que sufrieron los pacientes al tener que estar aislados en sus últimos momentos y ‘humanizar’ el cuidado de sus seres queridos.

Una experiencia que Marta Polo, enfermera de esta UCI, dio a conocer en el último Simposio Aragonés de Comités de Ética. "El hospital ha vivido en los últimos meses la situación más dura que somos capaces de recordar pero entendimos que, a pesar de la tragedia, había que ayudar a los pacientes y a sus familiares a vivir esos momentos de la forma más digna posible", explica.

La pandemia supuso un cambio radical para la unidad. Antes de la crisis sanitaria, tenían 11 camas con una ocupación media del 60% donde atendían a pacientes post-quirúrgicos, respiratorios y coronarios. El equipo estaba formado por siete médicos, cuatro residentes, 23 enfermeras y 18 auxiliares, además de celadores y servicio de limpieza.

Pero todo cambió, "tanto profesional –recalca– como personalmente", a partir del 19 de marzo, cuando ingresó el primer paciente contagiado por covid-19. "En aquel momento no lo sabíamos, pero nos enfrentábamos a la peor época de nuestra vida laboral", reconoce Marta Polo.

Equipo de profesionales de la UCI del San Jorge de Huesca.
Equipo de profesionales de la UCI del San Jorge de Huesca.
M. P.

Así, a finales de marzo las 11 camas estaba llenas. La plantilla de médicos no llegó a modificarse (aunque tuvo colaboración del servicio de Anestesia) pero en Enfermería pasaron de 23 profesionales a casi 50 (ahora están 32), y también aumentaron los auxiliares. Además, habilitaron dos nuevas zonas UCI, una en el área de quirófanos para no covid y otra en el paritorio con cuatro camas para positivos. "Muchas veces pensé en la paradoja que suponía que el paritorio, un lugar donde se respira vida, pasaba a ser un lugar de pacientes luchando por sobrevivir", destaca.

"Muchos enfermos se habían ido de sus casas sin apenas despedirse, pensando que no sería tan grave"

En los primeros días, se centramos en lo urgente, conseguir material de protección y reforzar el personal. "Pero no nos olvidamos de lo más importante, el abandono que sentían los pacientes y familiares. Muchos enfermos se habían ido de sus casas sin apenas despedirse, pensando que no sería tan grave. Y sus familiares se quedaban confinados en casa, angustiados, esperando una llamada de apenas unos minutos que les comentaba el estado clínico de su familiar", recuerda.

Los profesionales de la UCI del San Jorge no estaban dispuestos a que la covid "restara humanidad" a su trabajo. Así, un equipo de siete personas que desde 2017 trabajaba en un proyecto de mejora de la unidad que persigue la "humanización" de estos servicios a través de la dignidad de pacientes, familias y profesionales, puso en marcha varias iniciativas.

Una enfermera de la UCI sostiene la tablet mientras el paciente habla con sus familiares.
Una enfermera de la UCI sostiene la tablet mientras el paciente habla con sus familiares.
M. P.

La primera fue gracias a la compra de tabletas para diferentes unidades del hospital. Con ellas realizaban videollamadas diarias con las familias, en función de la carga de trabajo e intentando adaptarse a los horarios y situaciones de cada enfermo. "Gracias a ellas, les conocimos mucho más porque nos interesábamos por sus historias, sus aficiones, sus gustos musicales... pero sobre todo pretendíamos acercar a las familias a nuestros pacientes aislados". Y los profesionales se convirtieron así en la «voz» de personas que seguían conectadas a respiradores o que habían sufrido una traqueotomía. "No resultaba fácil que nos entendieran entre mascarillas y las propias barreras de comunicación de la tecnología, pero al final lo conseguíamos y vivimos momentos inolvidables porque toda la familia se reunía para verles después de muchos días".

Marta Polo se acordará para siempre de la hora del baño de los nietos de Antonio, de los campos de Biescas de Pilar o de la primera vez que Ángel, después de 72 días en la UCI, salió a una pequeña terraza del hospital y notó el sol en su cara. "Nos dimos cuenta de que hay paseos que curan".

También utilizaron la aplicación WhatsApp. "Nos enviaban ánimos para el equipo sanitario, pero también fuimos testigos de mensajes íntimos entre pacientes e hijos, mensajes de buenos días y buenas noches a los que intentábamos contestar cuanto antes. Y como respuestas, siempre un muchas gracias, cuidaos y protegeos y palabras de ánimo».

El agradecimiento de Macaco

Además, grabaron un vídeo para dar un mensaje de positivismo y esperanza que se difundió por las redes sociales. Utilizaron una canción de Macaco de fondo y el propio artista les felicitó por su trabajo. "Sé que no os gusta que os llamemos heroínas o héroes pero realmente vuestra empatía y vuestros actos superan a cualquiera de esos que llevan capa y espada", escribió el barcelonés.

Después de un pequeño respiro en verano, la presión de la UCI del San Jorge ha vuelto a incrementarse en septiembre y octubre. Y la última iniciativa ha sido permitir que un familiar entre una vez al día durante 15 minutos a ver al paciente. Siempre debe ser el mismo e incluso tiene que firmar un consentimiento informado sobre los riesgos que pueden conllevar estas visitas.

Carlos Yuste visita a su padre, Ángel, en la UCI del San Jorge.
Carlos Yuste visita a su padre, Ángel, en la UCI del San Jorge.
M. P.

Los profesionales le acompañan en todo momento para ponerse y quitarse el EPI y en su camino hasta el box. "La experiencia está siendo buena. Seguimos intentando curar y cuidar sin olvidar al resto de la familia". Además, continúan con las videollamadas y los wasaps. Esperan que estas iniciativas se implanten definitivamente "porque está demostrado que el acompañamiento reduce la ansiedad y ayuda a la mejora de los pacientes hospitalizados, y el uso de tecnologías fomenta la distracción y es una excelente terapia", destaca Polo.

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