El urogallo, más cerca de la extinción al reducirse un 58% la población en el Pirineo

Los expertos aconsejan que se la considere como especie en peligro de extinción por el declive experimentado en las dos últimas décadas. 

El canto del urogallo se apaga
Un ejemplar de esta singular especie.
HA

La población de urogallo, un símbolo de la vida salvaje en los bosques de alta montaña, se ha reducido un 58% en el Pirineo aragonés, según un estudio realizado entre los años 2000 y 2017, lo que lleva a los expertos a proponer un cambio en la catalogación de amenaza de la especie para pasar de vulnerable a en peligro de extinción. Los datos se han dado a conocer en un artículo publicado en Ardeola, la revista científica de SEO/BirdLife, firmado por Juan Antonio Gil, Miguel Ángel Gómez-Serrano y Pascual López. No se sabe cuál es la población total, pero sí se ha constatado una reducción en el número de ejemplares en aquellos cantaderos o lugares de celo, casi 40, que se tienen localizados. 

El estudio, llevado a cabo por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos y a Universidad de Valencia, se basa en el seguimiento realizado durante esos casi 20 años por la primera entidad. Su portavoz, Juan Antonio Gil, cree que el declive del urogallo es muy revelador como bioindicador del estado de conservación de los ecosistemas habitados por esta ave y de los efectos del calentamiento global. 

El retroceso es significativo en el número de aves y de áreas de exhibición, cantaderos, donde los machos realizan su característico canto para atraer a las hembras. "El número de ejemplares ha disminuido más rápidamente a altitudes más bajas y en orientaciones más expuestas, por la pérdida de calidad del hábitat debido al cambio climático", señala el estudio.

El valor de esta investigación es poner "negro sobre blanco" algo que ya se conocía, pero  Gil valora la importancia de realizar un seguimiento prolongado, de casi dos décadas, para constatar de manera científica esas sospechaba. "Sin una serie larga es difícil llegar a conclusiones". La principal causa está en un bajo éxito reproductivo (0,67 pollos por hembra). Según este técnico, el cambio de categoría garantizaría la adopción de medidas de gestión para revertir la tendencia.

La situación del Pirineo aragonés no es distinta a la de Cataluña, la región Cantábrica o el resto de Europa. El problema es que no se reproduce en la misma medida que desaparece, lo que no se tiene claro es el motivo de la baja productividad. Es seguro que el calentamiento global está afectando a una especie propia de hábitats boreales que llegó hace 10.000 años y está en una isla biogeográfica con unas condiciones climáticas cambiantes. La temperatura media en los Pirineos ha subido casi 1,5 grados en seis décadas. 

La presión humana en el Pirineo aragonés no resulta determinante, a juicio del portavoz de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. "Sí en  Catauña o Francia, pero aquí está en sitios bastante inaccesibles, no muy visitables". Fue un problema en algún punto del Parque Posets-Maladeta, pero el esquí de travesía se reguló para no afectar en un área crítica. "Además, en otros lugares donde no hay presencia humana también está en declive", puntualiza Juan Antonio Gil.     

Durante los años 2016, 2017 y 2018 se censaron 37 cantaderos conocidos en Aragón, considerados el centro de actividad de la especie durante la época de celo: lugares donde los machos se reúnen para exhibirse ante las hembras y que constituyen un indicador preciso del estado de la población, además de permitir el censo de los ejemplares que los frecuentan. 

El Gobierno de Aragón cuenta con una cartografía actualizada de todas las áreas críticas definidas para un plan redactado en 2015, que posteriormente se dejó en suspenso para ser modificado tras una ronda de contactos con los agentes implicados (ayuntamientos, ganaderos, titulares de los cotos, sociedades de cazadores, representantes turísticos, ONGs), ya que se consideró necesario reformular algunos aspectos sobre la compatibilidad con el desarrollo de las actividades y usos tradicionales en las zonas ocupadas por la especie. 

Los objetivos eran la definición de las áreas para asegurar su tranquilidad durante el reposo invernal; la mayor concreción de los límites en las batidas de caza dentro de las áreas definidas como críticas; la adaptación de los períodos en los que pueden desarrollarse trabajos forestales dentro de las zonas críticas, reduciendo las molestia y la agilización de las decisiones en casos que requieren intervenciones puntuales urgentes, especialmente durante el período de celo..

Una de las medidas más cuestionadas afectaba a la limitación de la caza, pero según la administración, en 14 municipios las restricciones dentro de las áreas críticas afectan a menos del 15% de la superficie de los cotos y solo en 5 la afección es mayor. Estas limitaciones se reducen al período crítico invernal: desde el 16 de diciembre y hasta el final de la temporada de batidas en el mes de febrero.

Además, se aconsejó incluso introducir el cierre temporal de pistas como medida, debido a que durante el celo hubo algún incidente que llevó incluso a la muerte de algún ejemplar. 

En el año 2017 murió un ejemplar en el Plano de Senarta, en Benasque. Aunque su comportamiento es esquivo hacia los humanos, en su época de celo se suele dejar ver durante el día, incluso en lugares transitados. Ese ejemplar incluso se subía a los coches y se dejaba fotografiar. Aunque fue trasladado a un paraje alejado, regresó. 

Inicialmente se atribuyó el fallecimiento "al enorme estrés sufrido" por el acoso de los turistas, lo que llevó al Gobierno de Aragón a apelar a la conciencia ciudadana, ya que los intentos por obtener imágenes o la falta de control sobre los perros pueden provocar incidentes desgraciados. Luego la necropsia demostró que no era así, aunque en la causa real de la muerte también estaba la mano del hombre, ya que había recibido un golpe "intencionado" que le provocó una hemorragia interna. 

Era la segunda muerte de un urogallo en circunstancias similares. En 2013, otro macho también recibió un golpe que le provocó heridas en una pata. Se trató de restringir su zona de hábitat, pero no se pudo evitar el desenlace. Desde los años 90 se aplica el mismo protocolo: cuando se localiza un ejemplar fuera de su hábitat, en zonas de tránsito, se le devuelve a su sitio o se señaliza o dispone un vigilante para evitar interferencias.

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