Huesca

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¿Qué medidas se tomaban en la Huesca del XVIII y XIX para frenar epidemias como el coronavirus?

El Archivo Histórico Provincial saca a la luz curiosos documentos que revelan cómo actuaban las autoridades de la época para frenar grandes epidemias.

Orden del Gobierno Militar de 1834 que impedía la entrada en Huesca de algodón y tela proveniente de Cataluña si no había sido fumigada previamente.
Archivo Histórico Provincial de Huesca

Todos los países están tomando todo tipo de medidas preventivas para evitar la propagación mundial del coronavirus. Y algunas de ellas siguen siendo las mismas o muy similares a las que se adoptaban en los siglos XVIII y XIX para frenar el avance de otras grandes epidemias que se cobraron la vida de millones de personas en Europa. El Archivo Histórico Provincial conserva entre sus legajos algunos curiosos documentos que muestran las decisiones que tomaron las autoridades de Huesca de aquella época para intentar detener el brote de cólera de 1834 que había aparecido en la península entrando por el puerto de Vigo y que ahora ha rescatado. 

Aquella epidemia, como la actual del coronavirus, afectó a la economía ya que obligó a restringir la entrada de productos que se vendían en mercados y ferias en las ciudades. Así por ejemplo, los comerciantes de algodón y telas del Principado catalán, debían garantizar que las habían fumigado antes de introducirlas en la ciudad, como muestra una orden del Gobierno Militar de 1834. 

También se extendió el uso de autorizaciones sin las que no se podía hacer entrada en otro pueblo o ciudad. Y de hecho, se conserva un billete también de 1834 que permitía acceder a Huesca por proceder de un lugar que no estaba afectado por el cólera.  

Billete que autorizaba a entrar en Huesca por proceder de un lugar sin enfermedad en 1834.
Archivo Histórico Provincial de Huesca

Junto a esta autorización, según explican desde el Archivo Provincial, debía exhibirse también el correspondiente pasaporte, que especificaba el motivo del desplazamiento temporal. Su uso cobró mayor importancia en épocas de epidemia. En lugar de fotografía, incluía una descripción de la persona detallando el color de su piel, ojos, y pelo, así como la morfología de su nariz, barba y estatura. Las personas podían viajar por motivos de trabajo, por asuntos personales, para visitar familiares… 

Además, las puertas de Huesca estaban controladas por lo que a las personas que salían a pasear, a por agua o a trabajar al campo, se les entregaba un pequeño boleto. En él figuraba qué día de la semana era y el motivo por el que habían salido. Debían mostrarlo al regresar si querían volver a entrar de nuevo a la ciudad. 

Impreso con papeletas para salir en viernes "para campo", "para agua" o "para paseo", del año 1834.
Archivo Histórico Provincial de Huesca

El Archivo Histórico Provincial indica que la finalidad de este mecanismo era evitar la entrada en la ciudad de personas provenientes de poblaciones infectadas por alguna enfermedad. La orden que regulaba la utilización de estos boletos, emitida por la Junta Provincial de Sanidad y el Ayuntamiento de Huesca, alertaba de personas que huyendo de Zaragoza y de otros lugares infectados, habían tratado de entrar disfrazados de paseantes vestidos de frac, de trabajadores del campo con azadas, de cazadores, o incluso con cántaros simulando que venían de la fuente.

Por último, en caso de que la enfermedad hubiera entrado ya en una casa dejando muertes tras su paso, se debía destruir todo aquello que hubiese estado en contacto con el enfermo. De esta forma, se quemaban ropas, muebles, e incluso alhajas del difunto. La habitación en la que había convalecido debía picarse por completo para volver a revocarla, encalarla e incluso cambiar el ladrillo que tuviera el suelo, tal y como venían recogidas en ordenanzas.