aniversario de la muerte de miguel grima

"Del crimen de Fago se quiso hacer una novela de Agatha Christie pero la autoría está clara"

Enrique Trebolle, el abogado que ejerció la acusación particular en nombre de la viuda del alcalde, habla del asesinato al cumplirse este domingo 13 años.

Fago, con apenas 20 vecinos, intenta pasar página.
Fago, con apenas 20 vecinos, intenta pasar página.
Veronica Lacasa

Judicialmente el caso está cerrado: el asesino del alcalde de Fago permanece en prisión y la subasta de sus bienes sirvió para pagar la indemnización a la viuda. Pero cada 12 de enero se vuelve a recordar el crimen de Miguel Grima a manos de su vecino, Santiago Mainar, un suceso que dio a conocer en toda España el nombre de este pueblo del Pirineo de apenas 20 habitantes.

Este domingo se cumplen 13 años de la muerte de Grima en la emboscada que le tendió Mainar, a las 22.00 del 12 de enero de 2007, en la carretera de Majones, donde le descerrajó un tiro en el pecho cuando volvía de una reunión política en Jaca. Pese al tiempo transcurrido, el suceso sigue concitando interés, mientras los vecinos intentan pasar página y mantienen su acostumbrado silencio, como si fuera el único camino para olvidar.

Enrique Trebolle, abogado de la viuda de Miguel Grima, que ejerció la acusación particular piensa transcurrido el tiempo que hubo interés en cuestionar la autoría, que para él está más que clara. "Mainar negó los hechos y el morbo fue artificialmente creado, porque se sembró la duda de que podía ser cualquiera en un pueblo pequeño. Se quiso hacer una novela de Agatha Christie sobre quién pudo ser y a quién se encubría, en la que él apareció como quien dio el paso al frente para echarse las culpas y descargar de la presión a los habitantes de Fago. Pero nada era así porque se trató de un caso claro".

Miguel Grima, con su esposa Celia, ante las montañas que se ven desdee Fago donde quería que esparcieran sus cenizas.
Miguel Grima, con su esposa Celia, ante las montañas que se ven desde Fago donde quería que esparcieran sus cenizas.
Heraldo

Trebolle recuerda que, transcurrido un mes de investigación, hubo una declaración autoinculpatoria ante la Guardia Civil. De hecho fue la principal prueba de cargo, junto al ADN de Mainar en el coche de la víctima. Aunque luego negara los hechos ante el juez instructor y en la vista oral.

"Para mí la autoría está fuera de toda duda, está perfectamente condenado, con todas las garantías y con pruebas irrebatibles", señala Trebolle, aludiendo a las voces que en estos años han sugerido una revisión de la causa. La confesión al ser detenido estaba corroborada por pruebas objetivas: dio todo tipo de detalles sobre el suceso, como la posición en que quedó el coche. "Eso no lo decían los periódicos, solo podía saberlo quien estuvo allí, el autor del crimen. En el juicio quedó claro que había más de 20 corroboraciones periféricas, más el ADN en el vehículo de Grima, quien tenía una reserva total de dejarlo a nadie, porque había tenido problemas de sabotaje", insiste el abogado. Ni el Supremo, ni el Constitucional ni el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rectificaron el fallo de la Audiencia de Huesca.

En el lugar donde se cometió el asesinato, se recuerda la memoria de Miguel Grima.
En el lugar donde se cometió el asesinato, se recuerda la memoria de Miguel Grima.
Veronica Lacasa

Respecto a las incógnitas abiertas (la escopeta nunca apareció y planeó la duda sobre la colaboración de terceros), reconoce que la propia sentencia dice que Mainar cometió el crimen solo o en compañía de otros. Los jueces también tuvieron en cuenta el trastorno paranoide narcisista que padecía Mainar y la posibilidad de que le llevara a confesar algo que no hizo como un acto de altruismo. Pero concluyeron que "si Mainar se sacrificó por Fago asumiendo el rol de justiciero para librar a sus conciudadanos de quien consideraba un gobernante tiránico, no se entiende que se retractara de la autoría pasados dos días".

"La Guardia Civil primero habló de que podía ser más de uno, pero luego concluyó que el crimen lo pudo cometer uno solo. Yo tengo muy claro que quien disparó es la persona que actualmente está en prisión", señala Trebolle al respecto.

También se cerró el capítulo de la indemnización a la viuda. Las propiedades de Mainar, su casa de Fago, un garaje y un local en Sabiñánigo y una docena de fincas en Fago y Ansó se subastaron en 2012 en la Audiencia de Huesca por 81.000 euros, cantidad insuficiente para cubrir los 105.000 fijados en la sentencia, más los 30.000 de costas procesales.

Trebolle conoce por la prensa la intención del asesino de cumplir íntegramente la pena de casi 21 años. Ni siquiera ha pedido permisos. Pero cree que esta actitud no se debe a remordimientos sino "a un pulso al sistema penitenciario, una rebelión", porque "él no muestra el más mínimo arrepentimiento y sigue proclamando su inocencia". De cara al cumplimiento de la pena, concluye que la familia de Grima "tiene confianza en el sistema penitenciario y en que se ejecute la sentencia, lo mismo que confió en el sistema judicial".

Mientras, en Fago, el mutismo es la nota predominante. Los vecinos quieren olvidar. Solo las campanas de la iglesia, al dar las horas, rompen ese silencio. La gente evita hablar del tema, que sigue siendo tabú. Tampoco los representantes institucionales de la zona quieren recordar lo sucedido, ya que, dicen, les produce "demasiado dolor".

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