investigación a 3.000 metros 

Un "mal año" para el glaciar de Monte Perdido

Equipos de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología monitorizan estos días la masa de hielo para comprobar su retroceso. 

Uno de los investigadores, este martes frente al glaciar.
Uno de los investigadores, este martes realizando mediciones del glaciar.
Alfredo Serreta

El cambio climático dio una tregua al glaciar de Monte Perdido el año pasado, ya que aumentó su espesor 90 centímetros. Pero solo fue eso, una tregua. Las altas temperaturas de este verano y un invierno con menos nieve han pasado factura a la segunda masa de hielo con mayor superficie del Pirineo, después del Aneto. Estos días, un equipo de investigadores está llevando a cabo la campaña anual de medición, liderada por el Instituto Pirenaico de Ecología. Además del grupo de los glaciares, la expedición incluye a otros especialistas que se ocupan del seguimiento del ibón de Marboré, en el marco del proyecto Replim para ver los efectos del cambio climático en lagos y turberas, y de la Escuela Politécnica de Huesca. Y este año se han incorporado científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa para analizar la presencia de virus en lugares extremos como este, a más de 3.000 metros de altitud.

"Ha sido un mal año para el glaciar", afirma el investigador principal, Juan Ignacio López Moreno al término de la primera jornada de trabajo en Monte Perdido. A falta de que en las próximas semanas se vuelquen todos los datos tomados con los escáner con láser dice que se han encontrado "lo que esperábamos". "Los colegas franceses han trabajado en el de Vignemale y ha sido un año bastante negativo. En Monte Perdido, a simple vista, se ve que ha retrocedido bastante, pero hasta que no procesemos los datos no podemos concretar. Igual que el año pasado la sensación era positiva, y tuvo un incremento, pues este año seguro que ha disminuido en volumen y ha retrocedido el frente", explica. A priori, matiza, no es el peor año, "porque en la parte oriental hay una zona de acumulación, o sea que no ha fundido completamente la nieve, siendo que otros años sí lo ha hecho, pero es verdad que las partes bajas se ven muy deterioradas". 

La expedición está formada por 11 personas, que hicieron el viaje en helicóptero, dada la dificultad de portear los equipos. Las mediciones se vienen realizando desde el 2011.La pérdida acumulada ha sido desde entonces de 6,5 metros. El peor año para el glaciar fue el 2016-2017, con un retroceso de 2,3 metros de espesor, una pérdida que no se compensó con los 90 cm que ganó en los doce meses siguientes. Pero además se observaron colapsos de hielo, aparición de zonas huecas y de piedras, desconexión con el cuerpo principal de hielo...

El de Monte Perdido es el glaciar más vigilado, pero en España, la Confederación Hidrográfica del Ebro también hace un seguimiento del de la Maladeta y en Francia se estudia el de Vignemale. El Aneto, pese a ser el primero en superficie, no tiene un proyecto específico. 

    

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