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Así se ve la sequía desde el aire: barro y tierra cuarteada en Mediano

El embalse del Cinca ofrece una imagen desoladora estos días. La escasa reserva (16%) condiciona el uso turístico, pero no habrá restricciones de riego.

Mediano es sinónimo de sequía. Desde el aire, se asemeja a un paisaje lunar con el suelo cuarteado y amplias manchas de barro, e incluso se puede ver cómo se ha secado uno de los brazos del Cinca que penetra en el pantano. Con solo un 16% de las reservas, el embalse del Cinca ofrece a finales de agosto esta imagen desoladora, que contemplan los turistas que se acercan a sus orillas. Las actividades náuticas se ven muy limitadas por la escasa lámina de agua. Y aunque los regantes no prevén restricciones para los cultivos en lo que queda de verano, temen los efectos al acabar la temporada con la presa casi a cero, una situación que, con menor dramatismo, se repite en otros embalses del Ebro.

El centro de vacaciones de Morillo de Tou es testigo de cómo se va secando. Desde este pueblo rehabilitado ya no se vislumbra la lámina de agua. "A finales de agosto suele estar bastante vacío, pero lo de este año es excepcional. La visión es muy triste", lamenta Pedro Arbós, gerente de Morillo. No ha afectado a la ocupación de los alojamientos, pero sí se nota en el bar y el restaurante, habitual punto de encuentro de los turistas que realizan actividades náuticas con las empresas de aventura de la zona. Algunas han tenido que trasladarlas al vecino embalse de El Grado, porque en Mediano el agua retrocede para dejar paso al barro y al suelo cuarteado.

Teté Mozota, gerente de la Compañía de Guías de Aínsa, cuenta que el nivel ha llegado a bajar hasta un metro en 24 horas. "Si pilla en una zona con fondo horizontal son 100 o 200 metros de distancia, en los que un día hay agua, y al siguiente, barro hasta la rodilla". Las empresas de turismo activo están acostumbradas. La diferencia este año es que ha llegado un mes y medio antes. Han tenido que bajar las canoas hasta las cercanías de la iglesia del pueblo inundado para buscar una mínima lámina o suspender actividades como los paseos, el esquí náutico u otras modalidades del estilo del Banana Boat o el wakesurf, ya que las boyas de la zona acotada se han quedado en el barro.

Una masa de agua única

Por fortuna, añade Teté Mozota, a principios de verano entró en vigor una nueva normativa que considera Mediano y El Grado una masa de agua única a efectos de navegación, y se han podido trasladar, "pero no es lo mismo alquilar canoas en la orilla todo el día, en Morillo, que ir en coche hasta El Grado, con un horario limitado". La empresa sigue al detalle las entradas de caudal al embalse. "Si la media en agosto es de 24 metros cúbicos por segundo, este año entran 6", asegura.

Las imágenes desde el aire evidencian la situación, avalada por las cifras de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Mediano almacenaba ayer 70 hectómetros cúbicos de 434 posibles (un 16,2%), una cuarta parte de la reserva de hace un año y muy por debajo de la media de los últimos cinco, que es de 166 hm3.

Sin embargo, esto no se va a traducir en restricciones para los regantes, al disponer de otras piezas de regulación, como El Grado o La Sotonera. Riegos del Alto Aragón celebra el día 29 junta de gobierno con la previsión de no imponer cupos de agua por la sequía, afirma su presidente, César Trillo. El temporal de lluvia del 19 y 20 de agosto permitió ahorrar en los dos días siguientes 15 hectómetros cúbicos, al no haber pedidos de los agricultores, pero las entradas a los embalses fueron insignificantes.

El responsable de Riegos confía en acabar la campaña a principios de octubre sin limitaciones. Sin embargo, reiteró su preocupación por el nuevo año hidrológico. "Otra cosa será lo que ocurra el próximo año. El sistema se quedará a cero. Necesitaremos un año muy húmedo para volver a llenar Mediano, El Grado y La Sotonera".

Del primero ya hay poco que sacar. Las 140.000 hectáreas de regadío de la intercuenca Gállego-Cinca tirarán de las reservas de los otros pantanos. El Grado está al 73%, aunque buena parte es embalse muerto; y La Sotonera, al 37%, debe acabar la campaña en octubre con la mínima lámina de agua para acometer obras en los desagües de fondo y en la conducción de alimentación de la central hidroeléctrica, donde habrá que comprobar las afecciones del mejillón cebra.

Por debajo de la media

Riegos del Alto Aragón dispone actualmente de un 27% menos de recursos hídricos que hace un año, y la media respecto a los últimos cinco es de -14%. Todos los sistemas de riego de la margen izquierda sufren la sequía. El Canal de Aragón y Cataluña ha ahorrado agua en el Ésera, con el embalse de Barasona al 39%, pero en las presas del Noguera-Ribagorzana la reserva es inferior a la de hace un año (un 20%), y a la media (-6%). En Bardenas, Yesa apenas llega al 36%, y también se encuentra en peor situación que en pasadas campañas. Hace un año tenía casi 100 hectómetros cúbicos más.

Y es que los escasos temporales de lluvia que han afectado a Aragón este verano apenas han aliviado una sequía que, de continuar, amenaza seriamente las reservas del año hidrológico 2019-2020.

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