bienes de aragón

Lérida considera que los bienes adquiridos para su Museo eran inútiles para las parroquias

"Los párrocos estaban encantados de desprenderse de estos bienes y venderlos a cambio de una remuneración sin posibilidad de recuperarlos. Dentro de su inutilidad tendrían una utilidad para arreglar sus parroquias”, ha deducido el conservador del Museo de Vic interpretando esas adquisiciones por el obispo de Lérida.

El conservador barcelonés ha echado mano de la tesis doctoral, publicada en un libro, de la conservadora del Museo Diocesano y Comarcal de Lérida, la doctora Carmen Berlabé.
El conservador barcelonés ha echado mano de la tesis doctoral, publicada en un libro, de la conservadora del Museo Diocesano y Comarcal de Lérida, la doctora Carmen Berlabé.
Rafael Gobantes

El conservador del Museo de Vic, Marc Sureda, ha tratado de demostrar en la última intervención de la declaración de la parte pericial, que las 83 obras de las 111 reclamadas por el Obispado de Barbastro – Monzón fueron adquiridas por "transacciones análogas a operaciones mercantiles de compra y venta o permuta".

El conservador barcelonés ha echado mano de la tesis doctoral, publicada en un libro, de la conservadora del Museo Diocesano y Comarcal de Lérida, la doctora Carmen Berlabé, que este jueves fue la última perito en prestar declaración. En ese libro refleja correspondencia epistolar entre el obispo Messeguer y los distintos párrocos de la zona oriental de la provincia de Huesca por la que adquiría los bienes a cambio de una prestación económica. Y que todos esos bienes se encontraban retirados del culto por su mal estado, “arrinconados”, y que sirvieron para restaurar obras en las iglesias dado la "pobreza de las parroquias".

Los párrocos encontraban sorprendente que alguien diera valor a esos bienes. Para ellos era una bendición que alguien les ofreciera dinero por algo que consideraban inútil. Los párrocos estaban encantados de desprenderse de estos bienes y venderlos a cambio de una remuneración sin ninguna posibilidad de recuperarlos. Dentro de su inutilidad tendrían una utilidad final para arreglar sus parroquias”, ha deducido Sureda interpretando esas adquisiciones por el obispo de Lérida.

En función de su informe, hay una clara "analogía a las operaciones de compra y venta que se pueden realizar entre particulares" pero ha matizado que el obispo Messeguer no utilizó esos términos "porque no resultaba decoroso" entre los miembros de la Iglesia.

En ese sentido ha citado el ejemplo de la tabla de San Juan Bautista de Zaidín por la que esta parroquia recibió 3.000 reales o una tabla de la exaltación de la Santa Cruz de Pueyo de Santa Cruz por la que se recibió 200 pesetas.

Los letrados de la parte aragonesa, Guerrero (Obispado) y Gimeno (Gobierno de Aragón) han considerado que todas estas afirmaciones son consideraciones basadas en informes no imparciales, si no basados en una empleada del Museo Diocesano de Lérida. Y sobre todo que no están probados documentalmente, como así ha reconocido el conservador de Vic quien aseguró no haber encontrado ningún documento de compra venta ni ninguna autorización de la Santa Sede para hacer valer esas transacciones. "Me resulta inverosímil que se documente un deposito (como así ocurrió con las adquisiciones del Mueso de Lérida procedentes de la Catedral leridana) y no una compra venta cuando implica una transmisión de la propiedad", ha comentado Gimeno.

Cabe apuntar que la tesis aragonesa en todo este juicio es que la Iglesia no puede venderse a sí misma sus propios bienes, como así han juzgado las sentencias vaticanas en todas sus sentencias.

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