De las más de 160 personas que pernoctan a la intemperie en Zaragoza, según el último censo, protegiéndose debajo de mantas y cartones, en tiendas de campaña, soportales o pequeñas casetas construidas con maderas y plásticos, al menos 40 sufren algún tipo de trastorno mental, lo que representa uno de cada cuatro sintecho. De ellos, 12 son mujeres. Junto a los casos cronificados de aquellos que llevan una década o más en situación de calle, cada vez son más frecuentes los sin hogar de entre 35 y 40 años con alguna patología que llevan bastante menos tiempo en esta situación tan vulnerable.

Estos son algunos de los datos que se desprenden de un proyecto pionero que desde finales de enero lleva a cabo en la capital aragonesa la Fundación La Caridad, en colaboración con Cruz Roja y con el albergue del Ayuntamiento de Zaragoza. Pretende conseguir que las personas sin hogar que padecen alguna enfermedad mental acepten los recursos de los que pueden beneficiarse. 

“Ya que ellos no llegan a nosotros, somos nosotros los que nos acercamos para intentar, poco a poco, establecer unos vínculos y atraerlos hacia las actividades del centro de día donde podemos hacer un seguimiento de su patología mental y talleres de rehabilitación y ocupacionales”, explica Beatriz Moreno, psicóloga del centro de día El Encuentro de La Caridad.

Este recurso, que el año pasado celebró su 20 aniversario, atiende a personas sin hogar con alguna alteración psicológica. La fundación forma parte de la Coordinadora de entidades para personas sin hogar de Zaragoza integrada por nueve organizaciones que trabajan con este colectivo. Además de la Caridad, la forman Cáritas Diocesana, Cruz Roja, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Obra Social del Carmen, Fundación San Blas, Sercade-Centro Social San Antonio, Hermandad del Refugio y Fundación Cruz Blanca.

Esta iniciativa está financiada con 28.000 euros con cargo al presupuesto que el Gobierno de Aragón destina a la convocatoria de subvenciones de la asignación tributaria del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) autonómico. Aunque la financiación se limita a este año 2024, la idea, como comenta Moreno, es darle continuidad en el futuro bien a través de esta misma línea de ayudas económicas o con algún otro tipo de contribución.

El número de posibles usuarios se ha duplicado

El equipo profesional que lleva a cabo este acercamiento está integrado por tres trabajadores sociales, una con más de dos décadas de experiencia en el centro de día y otro profesional que se ha contratado expresamente para este plan, además de una tercera experta de Cruz Roja, que normalmente desarrolla su labor en las unidades de emergencia social que recorren de noche la ciudad para cuidar de este colectivo tan vulnerable e invisible. Lo completan la propia Moreno como psicóloga y el médico del centro de día El Encuentro.

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“Nos vamos dividiendo, porque ir todos juntos y a la vez puede resultar muy invasivo para estas personas, entramos al fin y al cabo en su casa, en su espacio privado, aunque sea la calle”, cuenta Moreno. Salen en dos rutas semanales matinales, los miércoles y viernes. También se dedican a “mapear” la ciudad algunas noches, para así poder localizar los sitios en los que pernoctan y contactar con algunos a los que es difícil localizar a la luz del día. De hecho, comenzaron con un registro que manejaba Cruz Roja de una veintena de hombres y mujeres con “sospecha de enfermedad mental” y en tres meses este número se ha duplicado.

Asistirlos puede convertirse en una tarea ardua. Su desconfianza y sus “reticencias” a los tratamientos, además de su negativa a ser ingresados en los momentos más graves de su enfermedad, son obstáculos habituales. Aún así, ya hay tres personas a las que se les está haciendo un “seguimiento diario” y que les permiten entrar en su ‘hogar’. "Esto ya es mucho”, valora Moreno.

Esta psicóloga diferencia entre dos tipos de actuaciones que ven posible llevar a cabo dependiendo del perfil de cada usuario. Por un lado están los "procesos" dirigidos a los más jóvenes, que llevan relativamente poco tiempo en esta situación, y a las mujeres "más vulnerables" que son más proclives a acercarse a las instalaciones del centro de día. Por otro lado, para los que viven en una situación de calle "cronificada" y a los que les cuesta salir de la rutina que han adquirido, lo más viable es hacerles un seguimiento para atender sus necesidades sanitarias y sociales básicas. "Es muy importante respetar el ritmo de cada uno en este proceso de vinculación", subraya Moreno.

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"La figura de la psicóloga era muy necesaria"

Cristina Marco, trabajadora social de la unidad de emergencia social de Cruz Roja, asegura que la incorporación de la figura de un psicólogo era "necesaria" desde hace tiempo y que aunque todavía es pronto para hablar de resultados la valoración de la experiencia está resultando "muy positiva". "Ha encajado mucho mejor de lo que pensábamos y la gente está respondiendo bien, no hay un rechazo tan de plano, están escuchando a la psicóloga lo que tiene que decir y luego ellos son los que toman la última decisión", comenta.

Aunque el último censo de personas que duermen al raso en Zaragoza llevado a cabo por el Ayuntamiento el pasado noviembre cifraba su número en 163, Marco estima que en estos momentos desde Cruz Roja se atiende a unos 200. Lo que más le preocupa son los nuevos perfiles: "Hay cada vez más jóvenes en situación irregular, que de menores han sido tutelados por las administraciones y con la mayoría de edad ya no han seguido en ningún programa, así como mujeres y personas bastante mayores a las que la calle les ha pasado por encima y son casos muy complicados".