Día de la Felicidad: “Tengo cáncer de pulmón y, aun así, soy feliz”

Este miércoles, 20 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Felicidad. En España, el 70% de la población se declara feliz. ¿Qué hay de los aragoneses? ¿Son o no son felices?

El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad.
El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad.
M.O.

La felicidad. Ese gran estado que toda la humanidad quiere alcanzar. Son muchos quienes afirman que lo han conseguido, aunque sea por momentos, y otros tantos que lo buscan incansablemente, a pesar de las penalidades.

En España, un 70% de la población se declara feliz, según un informe de Ipsos realizado con motivo de este día. La generación de los 'Baby Boomers', los nacidos entre 1945 y 1965, son las personas más felices de nuestro país. Un lugar en el mundo que puede considerarse afortunado, ya que está considerado como uno de los 50 países más felices del planeta según el Informe Mundial de la Felicidad elaborado por las Naciones Unidas. Pero, ¿pueden extrapolarse estos datos a Aragón? ¿Son los aragoneses felices?

Este miércoles se celebra el Día Internacional de la Felicidad y HERALDO sale a la calle para preguntar a los zaragozanos si son felices y qué es lo que les da la felicidad.
Este miércoles se celebra el Día Internacional de la Felicidad y HERALDO sale a la calle para preguntar a los zaragozanos si son felices y qué es lo que les da la felicidad.

La familia, la clave

“Sí, soy feliz”, afirma Juani Sanz, una zaragozana de 72 años que caminaba este martes por la Gran Vía de la capital aragonesa acompañada de su hija Sandra. “No me puedo quejar. Tengo a mis hijas que las adoro, a mis yernos que son estupendo y a mis cuatro nietos. No necesito nada más para ser feliz”, asegura. Y es que, precisamente, la familia es uno de los factores que más influyen en la felicidad según el estudio que ha elaborado el Museo de la Felicidad, la única entidad de este tipo que existe en España.

Nadie diría por sus palabras que esta zaragozana de 46 años padece un cáncer de pulmón

“Yo soy feliz con poco. Para mí la familia me basta. Me da igual estar en Zaragoza que irme de viaje, no necesito hacer gran cosa para ser feliz”, insiste Juani. Su hija, Sandra López, la mira sonriente al mismo tiempo que interviene: “Yo también soy feliz”. Nadie diría por sus palabras que esta zaragozana de 46 años, madre y profesional -era contable-, padece un cáncer de pulmón. “A pesar de la enfermedad, soy feliz. Tengo a mi familia, a mi madre, a mis hijos y a mi marido. He aprendido a valorar lo que realmente es importante y vivo mi vida día a día”, señala López.

Esperando en un paso de cebra, Igor I. lleva a su bebé recién nacida en brazos mientras le va dando el biberón. “Vamos con un poco de prisa porque nos espera el pediatra”, avisa. Su mujer, Marta L. le acompaña empujando el carrito. “Ya éramos felices antes, pero con la llegada de Claudia aún lo somos más”, confirman ambos, mientras se despiden a toda prisa.

Un estado mental

En un descanso de sus clases, Yeray Espinosa, estudiante de 18 años, confiesa que también él es feliz. “El hecho mismo de vivir me da felicidad. Creo que es un estado muy mental, pero también he tenido momentos de infelicidad. Es algo cíclico”, añade. “Para ser feliz tienes que saber lo que es no serlo”, continúa.

El estudiante zaragozano Yeray Espinosa, en la Gran Vía de Zaragoza.
El estudiante zaragozano Yeray Espinosa, en la Gran Vía de Zaragoza.
M.O.

“Yo soy feliz, a veces”, confiesa Victoria Fernández, de 22 años. “No siempre estás en el punto que quieres para cumplir tus objetivos y yo ahora estoy en ese camino”, indica esta enfermera zaragozana. “He tenido épocas en las que me he sentido mejor de lo que estoy ahora, pero tampoco estoy mal”, señala. Su amiga, Laura Martínez, que la acompaña, añade que “para ser feliz hay que estar bien contigo mismo, sino es muy difícil lograrlo”.

Feliz, a pesar de los golpes

“Yo soy lo más feliz que se puede ser en este momento. Lo máximo”, dice Pedro Sanz, un zaragozano de 65 años que paseaba este martes empujando el carrito de su biznieto por la capital aragonesa. “Tengo una gran familia y están todos sanos que es lo único que vale, porque el dinero es efímero”, afirma este comercial jubilado. 

Él pude hablar con conocimiento de causa porque la vida le ha dado golpes duros. Perdió a su única hija biológica hace más de 30 años y hace 14 se quedó viudo. “Lo he pasado muy mal pero he rehecho mi vida. Me volví a casar y he ejercido de padre de los hijos de mi mujer, que nos han dado nietos y ellos, a su vez, el primer biznieto”, explica Sanz.

"Mi abuelo siempre me decía: la vida es un tango y hay que saber bailarlo"

“Tengo todo lo que deseo y no nos falta de nada. Vivimos sin lujos y no nos vamos de vacaciones pero lo que vale realmente es esto”, dice, señalando a su biznieto, sentado en el carrito. “Mi abuelo siempre me decía: la vida es un tango y hay que saber bailarlo”, recuerda. Palabras, sin duda, de un hombre sabio.

Más positivos igual a más felices

“La gente es feliz en función de las metas que se crea”, apunta la psicóloga Cristina Equisa. “Cuanto más realistas sean las metas, serán más felices porque tienen más conciencia de que llegan a lo que se han propuesto. Si las metas son irreales la gente nunca será feliz”, argumenta. 

"Las personas más conformadas, positivas, que se preocupan menos y relativizan más, serán siempre más felices"

“Si nos centramos en cosas que exigen un esfuerzo moderado, que tienen que ver con nuestros gustos, con nuestros deseos, con la familia o los amigos y ponemos ahí nuestra felicidad, será más fácil conseguirla”, indica la psicóloga. Al final, “la felicidad son momentos. Cuando eres capaz de ir encadenando e hilvanando momentos felices, sí que logras ser feliz. Además, hay gente que es más conformada, o más positiva, que se preocupa menos y relativiza más. Esas serán siempre más felices”, concluye Equisa.

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