educación

Día de las altas capacidades: "Si me aburría mucho en clase volvía con las manos más pintadas a casa"

Claudia Tejero tiene 13 años recién cumplidos, ha saltado un curso y ya está cursando 2º de la ESO.

Claudia Tejero.
Claudia Tejero.
Guillermo Mestre

Con solo año y medio, Claudia Tejero ya era capaz de contar hasta 10 cuando su madre le nombraba el número uno. Su curiosidad, picardía, actividad y sentido del humor también eran poco comunes, pero sus padres no eran plenamente conscientes de la situación. "Una vez que lo sabes, viendo videos, te das cuenta, pero en ese momento no lo veíamos claro", reconoce su madre Ana Piquer. 

El diagnóstico de altas capacidades llegó cuando acababa de terminar 2º de infantil. Y fue precisamente gracias a su hermano mayor. "Vimos que tenía intereses científicos, singulares y por abordar las cosas en profundidad. Al valorarlo, los profesionales nos preguntaron si tenía algún hermano", recuerda Ana. Y al responder a unas preguntas de los expertos, se dieron cuenta de que ambos eran de altas capacidades. 

"Si no hubiera sido por su hermano, ella habría pasado desapercibida, porque las chicas se adaptan más socialmente y es más difícil detectarlo. Cuando ya hemos tenido una formación mayor, hemos visto claro que cumplía todos los estándares", resalta. Con tres años, Claudia pidió para Reyes una cama de mayor y a los seis dejó todas sus muñecas de princesa. "Ella iba pasando las etapas muy rápido", sostiene Ana. 

Por suerte, en el colegio se mostraron receptivos a su situación. "Al empezar 1º de Primaria, vimos el contenido de Matemáticas y el objetivo eran los números del 1 al 100. Y dije, ¿pero si ya se lo sabe qué va a hacer?", ejemplifica. "Era todo muy repetitivo", explica Claudia, quien reconoce que para 'combatirlo' hablaba mucho en clase y se pintaba las manos y los brazos. En función de cómo volvían a casa, su madre ya sabía el nivel de aburrimiento de ese día. 

Primer paso: adelantar una asignatura

La primera medida fue una ampliación de temario y llegó en 2º de Primaria. En tercero, decidieron adelantarle en una asignatura: Matemáticas. Ella iba con un libro diferente con sus compañeros de siempre y el profesor de apoyo, que acudía algún día a la semana, le ayudaba a seguir el temario. Una vez pasada la pandemia, decidieron que se trasladara las horas de Matemáticas con los alumnos de un año más. "El primer día me miraron como '¿qué hace aquí? La profesora explicó que iba a dar esa asignatura con ellos y ya está. Fue fácil", reconoce Claudia. 

Y así estuvo todo el curso y los dos primeros meses del siguiente hasta que decidieron que se saltara 6º de Primaria y empezara 1º de la ESO. "Ahora en Naturales en lugar de dar el ciclo del agua, damos las células y cosas más complejas. Y se agradece", comenta esta adolescente que sueña con estudiar Arquitectura. "Al ser una carrera de 5 años y haberme comido ya uno. Terminaré con la misma edad que si fuera una de cuatro", recalca. 

En su día a día, además de las clases, acude a diferentes extraescolares: hípica, kárate, canto y alemán. Y todo ello lo combina con las actividades de la asociación Sin Límites, entre ellas un taller socioemocional, dirigido por una psicóloga que les ayuda a gestionar las emociones. "Contamos cómo nos ha ido la semana y si hemos tenido algún problema", explica Claudia. 

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