Zaragoza tendrá la quinta central hidroeléctrica reversible del Ebro con 138 millones de inversión
Un ingeniero aragonés se alía con un fondo belga para acometer el proyecto, que funcionará como una gigabatería de 95 megavatios entre Garrapinillos y La Muela.
Un ingeniero de Caminos de Zaragoza, Manuel Omedas, se ha aliado con un fondo público belga, Aspiravi, para construir la quinta central hidroeléctrica reversible de la cuenca del Ebro en 30 hectáreas ubicadas entre Garrapinillos y La Muela. La inversión alcanza los 138 millones de euros y podría ser una realidad en 2028 si logra los permisos ambientales y administrativos, lo que dotaría a los grandes proyectos industriales situados en el entorno de Zaragoza de una gigabatería verde de 95 megavatios de potencia. En términos comparativos, podría cubrir con creces el consumo de la cuarta ciudad más poblada de Aragón, Calatayud.
El proyecto se presentó hace casi cinco años al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) y se ha modificado para ajustarse a una primera resolución ambiental de 2020, que era simplificada. Tanto el Miteco como el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) consideraron que su "efecto significativo" sobre el medio natural requería una evaluación de impacto ordinaria, lo que ha llevado a la empresa promotora, Proyectos Hidráulicos y Energéticos, a preparar un estudio más exhaustivo para su supervisión.
El documento recoge las prescripciones para limitar las afecciones ya apuntadas hace cuatro años, como el enterramiento de los dos embalses –de unas quince hectáreas para evitar cualquier riesgo de rotura– y su cubrición con malla para salvaguardar la avifauna. Además, la tierra extraída en el desmonte se reutilizará para regenerar una gravera de la zona y rellenar otros terrenos.
Manuel Omedas señala que ya cuentan con el proyecto básico y el estudio geotécnico, encargado a Ensaya, y ahora van a presentar el citado estudio ambiental con el objetivo de obtener la declaración en poco más de un año. De esta forma, la autorización administrativa previa y de construcción podrían ser una realidad en 2026 y en dos años y medio se acometería la obra. "De este modo, a finales de 2028 estaríamos produciendo energía renovable", apunta.
El promotor calcula que durante la fase de construcción y puesta en servicio se llegarán a crear 348 empleos directos y otros 233 indirectos, que se limitarán a 16 durante la fase de explotación.
Esta central de bombeo, prevista detrás del polígono Centrovía y a unos 3 kilómetros del aeropuerto de Zaragoza, utilizará agua del Canal Imperial de Aragón procedente de la concesión de la Comunidad de Regantes Dehesa de Ganaderos. Los 1,5 hectómetros necesarios se conducirán por medio de una tubería existente para llenar al embalse inferior que se excavará en Garrapinillos. De esta forma, se iniciará el ciclo de producción hidroeléctrica.
A partir de ese momento, el consumo de agua se limitará a la reposición necesaria por la propia evaporación, estimada en 73.000 metros cúbicos. "Es inferior a lo que necesitarían las 30 hectáreas de los dos embalses si se utilizaran para la producción de regadío", asegura Omedas.
El agua se bombeará al embalse superior en ciclos constantes de ocho horas para luego soltarla con el fin de generar energía hidroeléctrica aprovechando el desnivel existente, de 240 metros, se genere. La central se construirá en una caverna que llegará a 200 metros de profundidad y allí se instalarán los equipos principales, como son las turbinas y los generadores.
La tubería que comunicará los dos embalses del circuito estará igualmente soterrada a lo largo de sus 3,8 kilómetros. Se construirá con hormigón reforzado para soportar la presión. "Con 4,5 metros de diámetro, superará a la recientemente instalada en el embalse de Mularroya", detalla este ingeniero de Caminos.
Los terrenos necesarios, integrados en la citada Comunidad de Regantes Dehesa de Ganaderos, los adquirió con antelación a tramitar esta central de bombeo, por lo que se aseguró el derecho a la concesión del agua, que pagará a precio industrial. Para garantizarse el soporte financiero, pactó la entrada como socio del grupo Aspiravi, de capital belga procedente de varias sociedades municipales, que se ha especializado en el desarrollo de proyectos de energía renovable.
De la misma forma, cuentan con un informe favorable de la Comunidad de Usuarios del Canal Imperial de Aragón, condicionado a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) al modificarse la disponibilidad de agua de uso agrícola para destinarlo a la central. De la misma forma, el pleno de La Muela respaldó el proyecto con una declaración institucional.
Su funcionamiento contribuirá a equilibrar el sistema eléctrico, ya que producirá energía cuando no lo hagan las plantas solares fotovoltaicas o los aerogeneradores. En un circuito cerrado constante, turbinará ocho horas y la producción irá a parar por una línea soterrada de 9,3 kilómetros a la subestación de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza). La solicitud de evacuación está pendiente de Red Eléctrica y se ha depositado el aval necesario, de 3,8 millones.
La previsión es empezar en una primera fase con una explotación hidroeléctrica de 95 megavatios, que se sumará a las otras cuatro centrales reversibles existentes en la cuenca del Ebro. Dos de ellas están en el Pirineo aragonés, las de Ip (Canfranc) y Moralets (Montanuy), con 50 y 210 MW, respectivamente, y otras dos en Lérida, las de Montamara (92 MW) y Estany Gento, que con sus 440 megavatios es la más potente de todas las que están en servicio en España. La de Zaragoza podría llegar a los 300 MW si se cumplen los planes a medio y largo plazo de sus promotores.
Esta no es la única central reversible proyectada en Aragón. La compañía aragonesa Atalaya promueve hasta cinco proyectos que suman 1.646 megavatios en Estercuel y Palomar de Arroyos (Teruel) y en Tauste, Borja y María de Huerva (Zaragoza). También hay otra planificada en Alcañiz por Global Energy Services, de capital catalán, con una potencia de 318 megavatios.
