Atención Temprana itinerante en Aragón: "Antes hacíamos 90 kilómetros, y al abrir en La Almunia vimos la luz"
Jesús Trapero y Belén Zaragoza llevan a sus mellizas al centro de La Almunia, lo que supone menos tiempo en la carretera y más descanso a las pequeñas.
Con poco más de un año de edad, las mellizas Paula y Vega, que nacieron con 34 semanas de gestación, se lanzan sin pensarlo a los brazos de Andrea Munilla, fisioterapeuta del equipo itinerante de Atención Temprana con base en La Almunia de Doña Godina.
Con ella trabajan distintas capacidades a través del juego y en sesiones de tres cuartos de hora dos días a la semana. Antes de que este servicio entrase en funcionamiento –empezó el pasado septiembre–, los padres de las pequeñas, Jesús Trapero y Belén Zaragoza, residentes en Calatorao, tenían que hacer encaje de bolillos para que las atendieran desde el centro de Calatayud.
"En enero de 2023 la pediatra nos recomendó que fuéramos a Zaragoza para que supieran de nuestro caso. Nos atendieron en marzo y decidieron que Vega entrase en el programa y Paula quede en seguimiento. Nos ofrecieron Zaragoza, Cariñena y Calatayud y decidimos llevar a Vega a Calatayud porque yo trabajo allí", detalla Trapero.
En su caso, remarca que "el servicio desde el principio ha sido excelente; el trabajo de Elena, la fisio de Calatayud, ha sido espectacular, pero era muy difícil el ir y venir". "Mi mujer trabaja en La Almunia, pero siempre teníamos que depender de una tercera persona y, además, hacer 40 kilómetros", señala el padre.
En septiembre, Paula también consigue plaza en el programa y, un mes después, empieza en La Almunia. Y en octubre, su hermana Vega cambia Calatayud por la misma sede, ubicada en las instalaciones de la comarca de Valdejalón.
"Estuvimos dos semanas con una aquí y la otra en Calatayud, pero al final están juntas. Desde que se puso en marcha el equipo de itinerancia, hemos visto la luz. En calidad, en eficiencia, en no tener que depender de padres, suegros, hermanos… Las chicas no tienen que aguantar tanto rato en coche y van mejor", valora Trapero.
Ensalza la labor de Andrea y del resto de sus compañeras: "Las pequeñas vienen encantadas. No hay que ver más que llegamos y se tiran a sus brazos. El trato y la atención lo hacen siempre con una sonrisa, independientemente de quién venga". Este padre también subraya las facilidades que tanto él como su mujer han encontrado en sus centros de trabajo.
Por su parte, Silvia García, directora del centro de Atención Temprana de Calatayud y Brea y de los equipos itinerantes de La Almunia y Daroca, reconoce que este cambio, además de para las familias, también supone un beneficio para la propia labor que llevan a cabo las profesionales: "Al estar más cerca, los niños vienen antes, lo que es muy bueno para la detección y porque cuanto antes se tratan las dificultades es mucho mejor, por la plasticidad neuronal que es mayor. Y es más fácil la coordinación con los centros educativos".
En total, han doblado su plantilla inicial de tres personas a seis –dos fisioterapeutas, dos logopedas y dos psicoterapeutas– para atender un total de 47 casos, de menores desde los cuatro meses a los seis años, de los que cerca del 50% son niños con trastorno del espectro autista (TEA), aunque abordan desde prematuros, hipoacusias, parálisis cerebrales, discapacidad intelectual, síndromes genéticos...
Ante la creciente demanda, sus instalaciones, que cuentan con tres espacios diferenciados para hacer las sesiones, "se están quedando pequeñas", asume García. A este respecto, agradece la colaboración de la comarca cediendo una planta de su sede e incluso comprando material, y por estudiar una posible ampliación "para abarcar las solicitudes".
