De ‘disminuido’ a ‘persona con discapacidad’: “Ya era hora de que cambiaran ese adjetivo tan denigrante”

El Congreso de los Diputados ha reformado el artículo 49 de la Constitución para ampliar los derechos de las personas con discapacidad y eliminar del texto la palabra 'disminuidos'.

Juan Chimeno y Gregorio Lizalde, dos personas con discapacidad, en Zaragoza.
Juan Chimeno y Gregorio Lizalde, dos personas con discapacidad, en Zaragoza.
M.O.

Gregorio Lizalde se quedó tetrapléjico hace alrededor de 30 años. Este zaragozano, natural de Sádaba y vecino del barrio de La Jota, vive desde hace años en la residencia de Fundación DFA Pomarón y ha vivido con ilusión la reforma del artículo 49 de la Constitución que aprobó el Congreso de los Diputados la semana pasada.

“Ya era hora de que cambiaran ese adjetivo calificativo tan denigrante”, dice Lizalde. “La sociedad avanza en el lenguaje y la Constitución, en este término, estaba anclada en los años 70”, explica. “En esa época, en el certificado que expedían las administraciones para las personas que tenían una discapacidad aún se ponían palabras como ‘subnormal’, ‘inútil’ o ‘idiota’”, recuerda Lizalde. Unos adjetivos que no estaban dirigidos expresamente como insulto hacia ellos, sino que, en la época, eran meros calificativos para designar que eran personas con algún tipo de discapacidad. Hoy nos parecen impensables, denigrantes, peyorativos y casi nos sonroja poder, incluso, decirlos en voz alta para dirigirnos a este colectivo.

Hoy nos parecen impensables, denigrantes, peyorativos y casi nos sonroja poder, incluso, decirlos en voz alta

Después se pasó a términos como ‘minusválido’ o ‘inválido’ y cuando la Constitución adopto el calificativo de ‘discapacitado’ casi era algo pionero y moderno para la época”, afirma Marta Valencia, presidenta de Fundación DFA. De hecho, “nuestra asociación se creó en 1976 como ‘Disminuidos Físicos de Aragón’ y cambiamos nuestro nombre en 2008 por Fundación DFA para adaptarnos a la nueva demanda social y desligarnos de la terminología anterior”, rememora.

Cuando el término pasó a ser ‘disminuido’, en los 70, el colectivo lo aceptó con alegría, pero el siguiente paso, el de ‘personas con discapacidad’, creo que es más amplio y no es tan ofensivo”, señala Lizalde. Desde 2003 se lleva pidiendo que se modifique el artículo 49 porque creíamos que la terminología no era la adecuada”, apunta Valencia, por su parte. Ahora, “por fin se ha cambiado y se han recogido una demanda histórica del colectivo de la discapacidad”, asevera.

"Desde 2003 llevamos pidiendo que se modifique el artículo 49 porque la terminología no era la adecuada"

"Personas con capacidades distintas"

Para Juan Chimeno, madrileño de 47 años afincado en Zaragoza desde hace más de una década y que padece esclerosis múltiple, “la sociedad ha cambiado mucho y las palabras lo reflejan. Desde 1978 ha habido mucha más sensibilización pero todavía queda mucho camino que recorrer y cada vez más se tiende a hablar de personas con capacidades distintas en lugar de personas con discapacidad”, afirma. 

El Congreso de los Diputados ha reformado el artículo 49 de la Constitución para eliminar la palabra 'disminuido' y hablar de 'persona con discapacidad. Así lo ve este colectivo.

“La televisión y el cine han hecho mucho en favor de este cambio de mentalidad y películas como ‘Campeones’ han puesto sobre la mesa el valor de las personas con discapacidad”, destaca Chimeno, que se desplaza en una pequeña Scooter adaptada y que trabajaba en el ámbito de la Justicia hasta que le dieron la incapacidad laboral absoluta en 2017. “Yo empecé a vivir mi discapacidad en una época en la que todavía se usaban términos como ‘minusválido’ o ‘inválido’ y me daba pena escucharlo porque yo nunca fui minusválido. Siempre me he considerado una persona válida y mi enfermedad no me hace menos válido respecto a otros”, insiste. 

"Me daba pena escuchar la palabra 'minusválido' porque yo siempre me he considerado una persona válida".

“Estos cambios de los que hablamos, que son positivos, son solo en las formas y lo que importa es el fondo. Es necesaria una mayor inversión y más recursos para la discapacidad y para la sensibilización que garanticen la igualdad de oportunidades de este colectivo y que contribuyan a la eliminación de todo tipo de barreras”, manifiesta Chimeno.

Mucho camino por recorrer

La sociedad ha evolucionado mucho en el lenguaje para no ser ofensivo con cualquiera de las minorías, por lo tanto este es el camino correcto, pero aún queda mucho por recorrer”, indica Gregorio Lizalde, que fue funcionario de Correos hasta los 40 años, cuando le concedieron la jubilación anticipada por discapacidad. 

“La RAE tiene los mejores lingüistas y deberían de haber intervenido para buscar otra palabra más idónea en el cambio constitucional que ‘personas con discapacidad’, porque la discapacidad no tendría que señalar a un grupo de personas en concreto”, lamenta. “En la sociedad hay muchos tipos de discapacidades, unas se ven y otras no se ven, pero este cambio señala directamente a los que éramos antes minusválidos. El verdadero avance será cuando los términos dirigidos a la discapacidad desaparezcan y se hable solo de ciudadanos que tienen los mismos derechos”, continua Lizalde. “Entonces será cuando no exista ningún tipo de desigualdad y esté todo conseguido para este colectivo”, añade.

"El verdadero avance será cuando solo se hable de ciudadanos que tienen los mismos derechos"

"Nadie dice que Goya fuese disminuido y era sordo"

“Ahora la gente joven está más concienciada y sensibilizada y no te señalan como minusválido cuando te ven por la calle ni te miran con lástima como diciendo, ‘pobrecico’. Porque “hay que poner sobre la mesa que a lo largo de la historia, el término ‘minusválido’ o ‘disminuido’ estaba reservado para el extracto bajo de la sociedad, para la gente corriente", argumenta Lizalde. 

"Nadie ha dicho nunca que Beethoven fuese un músico minusválido y era sordo, o que Goya fuese un pintor disminuido, y era sordo”, apunta, y continúa: “Tampoco se ha comentado nunca de Stephen Hawking que fuese un científico disminuido, o que la aragonesa Teresa Perales sea una nadadora minusválida, porque además, en el agua, es posible que gane a cualquier ciudadano que no tenga ningún tipo de discapacidad. Por lo tanto, creo que hemos pasado de una sociedad cínica en el señalamiento a una sociedad evolucionada y comprensiva con las personas con discapacidad”, concluye Lizalde.

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