En la ajetreada representación del mapa mundial que estos días se concentra, a escala, en los pabellones de Ifema, un pequeño stand, en un rincón sin grandes ambiciones, atrae a cientos de personas por el gusto y el olfato. Aragón centra estos días todos sus esfuerzos en vender en Fitur las bondades de su gastronomía y el público, a tenor de las opiniones de esta primera jornada, está respondiendo.

“Venimos de diferentes pueblos de la Comunidad Valenciana y la experiencia está siendo muy grata”, comentaba Nuria Verdú, improvisada portavoz de un grupo de cinco profesionales que han degustado una cata de las cuatro denominaciones de origen aragonesas. “Hemos probado el vino del Somontano y es el primer tinto que me gusta en mi mida”, celebraba.

La conductora de dicha cata era Marta Miguel, representante de Enoturismo de Aragón. “Hacemos que viajen por la Comunidad probando las cuatro rutas del vino, de tal forma que conocen la cultura y la naturaleza de cada zona”, relataba tras el primero de los pases. “Es una cosa sencillita, no para profesionales, con una fase visual, otra olfativa y otra gustativa”, explicaba para añadir que los asistentes “se sorprenden mucho porque tenemos blancos muy buenos y, por otro lado, por cómo se han adaptado las variedades foráneas al clima aragonés”.

A pocos metros de allí, en el escenario principal del stand aragonés, se suceden las demostraciones gastronómicas, que harán pasar por el pabellón a una veintena de chefs que acumulan 16 estrellas Michelin. Toño Rodríguez, cocinero y propietario de La Era de los Nogales, un establecimiento ubicado en la pequeña localidad de Sardas (Huesca), ofrecía su particular ‘mapa de Aragón’, compuesto por tres pinchos representativos de cada una de las provincias. En Huesca, un tartar de trucha del Cinca con brioche; en Zaragoza, un adoquín del Pilar a base de cebolla de Fuentes y queso del Burgo; y en Teruel, un “guisito de toda la vida” en forma de buñuelo con costilla y trufa de Sarrión. “La DGA ha hecho una apuesta muy seria por la gastronomía, mejor escaparate que Fitur no hay”, agradecía.

Mientras, los técnicos de turismo de las tres provincias no dejaban de atender a los cientos de profesionales que se acercaban a los puestos de información. Ines Agnieszka, al frente de una agencia de turismo polaca, se interesaba por el valle de Benasque y la estación de esquí de Cerler. “Voy en febrero a conocer la zona y quería asesoramiento para poder moverme por allí, el objetivo es organizar viajes para traer turistas de Polonia a esquiar”, comentaba muy satisfecha con la atención recibida. “Tenemos oficina en Madrid, y aquí no tenemos nada de deportes de nieve”, reconocía.

“Estos primeros días vienen los profesionales, desde mayoristas que buscan relaciones para traer turistas hasta empresas que quieren hacer algún evento, o contactos con otras oficinas de turismo del país o del extranjero”, resumía Marcos Laín, técnico de promoción turística del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre las consultas más frecuentes. “Nos preguntan mucho por actividades, oferta gastronómica… hay muchos que nos conocen pero a otros solo les sonamos y quieren profundizar”, comentaba.

“Aragón tiene un turismo rural muy potente, pueblos medievales pequeñitos, el patrimonio de Zaragoza y de Huesca...”, destacaba Daniel Borrego, periodista especializado en viajes. Pero sobre todo, subrayaba un atractivo sobre todo lo demás. “Tenéis una joya de España como es el Pirineo que es impagable”, concluía.