patrimonio inmaterial

María Nogueras: "Si se pierde la identidad de un pueblo, solo quedan piedras"

Recientemente defendió su tesis y es doctora en Patrimonio, Sociedades y Espacios de Frontera.

María Nogueras Edo, en la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza.
María Nogueras Edo, en la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza.
Francisco Jiménez

María Nogueras Edo (Zaragoza, 1994) es docente de la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza, además de coordinadora del grado. La pasada semana defendió su tesis sobre patrimonio inmaterial en la comarca de las Cinco Villas, con la que obtuvo 'Cum laude' y se convirtió en Doctora en Patrimonio, Sociedades y Espacios de Frontera.

Acaba de defender su tesis sobre el patrimonio inmaterial de las Cinco Villas. ¿Se valora lo suficiente?El patrimonio inmaterial es un concepto novedoso, de 2003. Antes se confundía con el folclore y nunca se ha sabido conservar porque no se puede tocar. Además, la generación 'boomer' tuvo que cambiar su modo de vida al mudarse a la ciudad para no ser los paletos de pueblo, por lo que hubo un corte de la transmisión del modo de vida tradicional.

¿Cómo se puede recuperar?
La generación X, que ahora tienen unos 40 o 50 años, lo empieza a valorar. En todos pueblos hay alguien que se preocupa de recuperar el dance, limpiar la iglesia, montar el monumento de Semana Santa...

Dígame una de las tradiciones que más le haya sorprendido.Tal vez no sea muy correcta, pero hay una tradición que se llama ‘matar judíos’ que proviene de la Edad Media. En Semana Santa los cristianos perseguían a los judíos y tras su expulsión se mantuvo. A lo largo de los años se infantilizó, de tal forma que para las generaciones de nuestros padres y abuelos era un juego de niños de hacer ruido. En un paseo por Uncastillo con mayores del pueblo fuimos donde siempre habían repetido esta tradición y, sin saberlo, era al lado del cementerio judío que descubrieron en los 80 en unas obras. Es decir, a través de la tradición oral se puede construir la historia del municipio y aportar a la arqueología.

Así que este tipo de patrimonio puede estar en muchos detalles sin darnos cuenta.
En Zaragoza también ocurre con la plaza de Salamero, que popularmente se conoce como del carbón porque ahí estaba la carbonería. O La Almozara, que todavía hay quien la llama Química, y la fábrica no está desde hace años.

Habrá conversado con muchos vecinos… ¿Cómo eran esas entrevistas?
Eran conversaciones simpáticas porque eres la forastera que iba al pueblo. Empezaba por los recuerdos de la escuela, sus juegos, cuántos niños iban a clase... y, después, les preguntaba por las costumbres en las fiestas de quintos o el Carnaval.

¿Qué le han trasmitido más allá de estos ritos o tradiciones?
En la mayoría de los municipios tienen un mismo sentimiento: consideran que a sus pueblos les quedan 20 años de vida. Ven un futuro negro, que achacan a la falta de industrialización. Los imaginan deshabitados con la única función de destino de veraneo y con la memoria desaparecida.

¿Y qué pasará con todas esas canciones, motes, toques de campana...?
Si se pierde la identidad de un pueblo, solo quedan piedras y el patrimonio inmaterial es el alma de esas piedras.

¿Sabemos lo que tenemos en nuestra tierra?
No somos conscientes, ni en Aragón ni en nuestros propios pueblos. En parte, por el desinterés de la propia población de escuchar a los mayores.

Vaya, se puede aprender mucho de las palabras de los abuelos. 
Tolkien decía que no hay que despreciar los conocimientos de los antepasados porque los sabios de este tiempo podrían necesitarlos.

¿Le han contado alguna tradición que se haya perdido por completo?
Sí. El Sábado de Pasión, cuando tocan las campanas en la Vigilia, los habitantes de los pueblos salían a las calles para coger guijarros que guardaban en los bolsillos mientras sonaba el repique. Eran números cristianos que se consagraban en ese momento y los días de tormenta las tiraban a los tejados y a los campos para protegerlos.

Usted también es recreacionista, ¿conocimientos de la tesis los aplica a las recreaciones?
Además de la visualización de muchas fotografías, lo empleo en el moño que me hago, que me lo enseñó la madre de un amigo, que a ella se lo había enseñado su abuela. Es decir, es un moño tradicional de la zona de Aragón que se llevaba en 1900.

¿Y qué me cuenta del Carnaval?
Era la fiesta mayor de todo el mundo porque había terminado el invierno. Era como el inicio de la vida, por lo que también son como vestigios prerrománicos. Carnaval es otra fiesta que se ha infantilizado. Antes iban desnudos con la cara tapada, preparaban montajes en los que se asomaban a una ventanita y había un señor desnudo, asustaban a los niños que debían estar encerrados en casa, les sacaban los muebles a las calles, las mujeres se disfrazaban de hombres... Era un bacanal total, no tenía nada que ver con el que se conoce en la actualidad.

La semana que viene comienza Fitur, dígame una cosa que destacaría de Aragón.
¿Sólo una?

Bueno, las que quiera...
Llevaría la identidad de Aragón dividida en tres. De Teruel mostraría la fortaleza; de Huesca, la pasión; y de Zaragoza, la unión.

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