“Cuando les dices a unos padres que su hijo tiene sabañones por llevar unas Converse a 8 grados bajo cero se quedan a cuadros”

El invierno trae consigo otro tipo de dolencias además de gripes y constipados: los sabañones hacen acto de presencia en manos y pies a causa del frío, aunque no son tan habituales como antaño.

El invierno trae consigo otro tipo de dolencias además de gripes y constipados: los sabañones hacen acto de presencia en manos y pies a causa del frío.
El invierno trae consigo otro tipo de dolencias además de gripes y constipados: los sabañones hacen acto de presencia en manos y pies a causa del frío.
Víctor Meneses

Hablar de sabañones es casi como volver al pasado, a tiempos de nuestros abuelos cuando era más habitual que las personas sufriesen este tipo de lesiones con la llegada del frío debido a una mayor exposición a las bajas temperaturas. En pleno siglo XXI en España, con la calefacción generalizada en la mayoría de los hogares y ropa de abrigo al alcance de todo el mundo, es una dolencia menos común, aunque aún hay gente que la padece.

“Es algo que no se suele ver demasiado en las consultas de Atención Primaria porque está asociado a una exposición prolongada al frío y en la actualidad, en Aragón, casi todo el mundo dispone de acceso a calefacción”, dice Izarbe Galindo, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (Samfyc). “Es una lesión que tenía más casos antes, en la época de nuestros abuelos y ahora nos parece algo antiguo, casi de una novela de de Dickens y, aunque aún hay casos, no es algo frecuente”, afirma.

El eritema perneo, perniosis o sabañones, como se le conoce popularmente, es la inflamación de los vasos sanguíneos debido al frío y al cambio brusco de temperaturas. Según explica el Colegio Profesional de Podólogos de Aragón: “Son la inflamación dolorosa de pequeños vasos sanguíneos de la piel. Pueden ser una reacción anormal del cuerpo a la exposición al frío seguida de recalentamiento. Cuando se vuelve a calentar la piel fría, los vasos sanguíneos pequeños pueden expandirse más rápido de lo que pueden soportar los vasos cercanos más grandes”, explican. “Esto produce un efecto de cuello de botella y pérdida de sangre hacia los tejidos cercanos”, añaden los podólogos aragoneses.

Los síntomas de los sabañones son dolor, picor, ardor e hinchazón en la zona afectada, junto a un enrojecimiento violáceo de la piel de los pies. En los casos más graves, pueden aparecer ampollas y/o úlceras. Suele afectar a los dedos de manos y pies, aunque también pueden salir en la nariz y las orejas si están largo tiempo expuestas al frío o los cambios bruscos de temperatura. 

Las personas más propensas a padecerlos por sus características fisiológicas son los niños y las personas mayores, aunque existen otros factores que incrementan el riesgo de tener sabañones como es la existencia de algún tipo de enfermedad previa o problemas circulatorios.

La falta de calefacción y de ropa adecuada

“Se suelen producir en personas mayores que viven sin calefacción o en viviendas que tienen mucha humedad y se dan en mayor medida en zonas más vulnerables y entre personas con menos recursos”, explica Galindo.

En estos hogares las estufas o braseros son una alternativa al gas, el gasóleo o los aparatos de aire acondicionado. Sin embargo, usar estufas o braseros para calentarse los pies y manos después de exponerlos al frío puede favorecer su aparición. Por ello, los expertos aconsejan no usar una fuente de calor directo sino ir aclimatándolos poco a poco.

“En el resto de la población apenas se ve, aunque curiosamente venimos observando un aumento de población adolescente que llega a las consultas de atención primaria con sabañones”, informa la presidenta de Samfyc. Esta médico de familia que pasa consulta en Sabiñánigo lo ha visto ya en diversas ocasiones. 

“Los adolescentes vienen a consulta acompañados de sus padres, preocupados porque los niños tienen los dedos de las manos y de los pies morados y con dolor”, apunta. “Cuando les dices que sus hijos tienen sabañones no dan crédito y se quedan a cuadros. Alguno hasta te pregunta ‘¿y eso qué es?'. Pero es que basta una mirada a cómo van vestidos sus hijos para saber el motivo de que los tengan”, indica Galindo.

"Basta una mirada a su vestuario para saber el motivo por el que algunos adolescentes tienen sabañones"

“En Sabiñánigo nos levantamos a menos 8 grados en invierno y estos adolescentes salen de casa con calcetines tobilleros de verano que dejan ver parte de la pierna y zapatillas de loneta tipo Converse”, continúa. “No se puede salir a la calle así con estas temperaturas. Hay que llevar la ropa y el calzado adecuado para la época del año en la que estamos y estos chicos y chicas priman ir a la moda en lugar de abrigarse”, añade la médico de familia.

"Hay que salir a la calle con la ropa y el calzado adecuado para la época del año en la que estamos"

Abrigarse, la mejor prevención

“Se previenen usando la ropa adecuada para la época del año en la que estamos y adecuada al frío que hace”, asegura Galindo. “No se suele dar medicación para tratar esta dolencia y solemos aconsejar aspirina o ibuprofeno para el dolor y algún antihistamínico o crema para el picor. Sí que es cierto que en personas que son más propensas a padecerlos o con problemas de salud previos, podemos recetar alguna medicación para mejorar la circulación sanguínea", asegura.

Y aunque los niños son también población de riesgo “yo no he visto todavía a ninguno con sabañones porque los abrigamos mucho”, asevera la presidenta de Samfyc. Algo en lo que coincide Elena Javierre, presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria en Aragón (Arapap). “Antes se veían más, pero ahora hay muy pocos casos. No es algo que veamos con frecuencia porque los niños suelen venir ahora más abrigados que antiguamente”, apunta. El tratamiento también es sencillo para los pequeños. “Con una pomada o un corticoide tópico es suficiente”, añade Javierre.

"No los vemos con frecuencia en niños porque los abrigamos ahora más que antes"

Y una matización: “No hay que confundir los sabañones con las grietas que causa el viento frío en las manos y la cara y que sufre mucha gente, sobre todo en Zaragoza, a causa del cierzo”, indica Izarbe Galindo. “El cierzo unido a la sensación térmica muy baja erosionan y secan la piel causando grietas y heridas en el rostro y las manos”, señala. “Tenemos que protegerlas con guantes, bufandas y aplicar crema hidratante en abundancia para cuidarlas frente a las inclemencias del invierno”, concluye.

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