Nuevos horizontes para el ocio en los centros comerciales: qué funciona y qué no

El desmantelamiento de la piscina con la ola de surf estática en Puerto Venecia contrasta con el éxito del tobogán gigante de 16 metros.

El túnel del viento, la ola de surf y el rocódromo de Puerto Venecia.
El túnel del viento, la ola de surf y el rocódromo de Puerto Venecia.
Heraldo

Los centros comerciales ya no son lo que eran, pero Zaragoza sí continúa demostrando que es una ciudad difícil. La explicación del primer supuesto es que cada vez más las galerías de compras se esfuerzan en complementarse con espacios de ocio, donde los visitantes puedan dar rienda suelta a su adrenalina: los tradicionales columpios y camas elásticas han dado paso a simuladores de vuelo o salas de realidad virtual. La segunda parte de la premisa, la de que Zaragoza no es una plaza fácil, se refiere a que pocas de las costosas innovaciones que se han puesto en marcha en el ámbito del entretenimiento en los últimos años han funcionado. La piscina con una ola de surf estática que se estrenó hace una década está siendo desmontada en estos momentos y algunas grandes apuestas como la de la flotabilidad en gravedad cero tampoco llegó a cuajar.

De lo que en su día fue el originario Dock39 -así se hacía llamar- queda poco ya. El rocódromo sigue en pie pero sin uso, y los circuitos de cuerda en altura y las tirolinas atraviesan horas bajas. No obstante, la oferta junto a los pinares de Torrero es amplísima y, de hecho, en Navidad la pista de hielo funciona a las mil maravillas y lo mismo sucede, cuando es temporada, con las barcas que cruzan el lago del ‘shopping resort’, que evocan a los usuarios una tarde en el Retiro.

En la actualidad, de los muchos metros cuadrados dedicados al ocio en Puerto Venecia podría decirse que lo que mejor funciona es el recién estrenado tobogán gigante de 16 metros. ¿La clave de su éxito? Es gratis. Casi todos los días se ven filas de chiquillos ávidos por deslizarse por el ‘esbarizaculos’, que se estrenó el pasado mes de septiembre y tiene forma de torreón, cubierto por una pérgola. El tobogán se ubica en un espacio abierto entre las tiendas de Primark y Decathlon, junto a donde se montan a veces en verano pistas de arena -con grandes tumbonas ideales fotos de Instagram- para jugar a voley o fútbol playa.

Hinchables y camas elásticas suelen ser los reclamos más habituales y sencillos de los centros comerciales, algunos de los cuales -echando un alarde de imaginación- llegan a incorporar un minigolf, como fue el caso del Caracol durante unos años. En Puerto Venecia, no obstante, la parte de ocio y actividades al aire libre siempre ha sido una de las apuestas fuertes y, de hecho, en varias convocatorias de la feria internacional de turismo de Fitur el complejo zaragozano se ha presentado como "uno de los mejores destinos de turismo de compras de Europa". Sus apuestas tan innovadoras le llevaron, incluso, a granjear premios internacionales.

Máquinas recreativas en Ilusiona.
Máquinas recreativas en Ilusiona.
Ilusiona

"Hoy en día los nuevos grandes centros comerciales se conciben como ‘destino’, como un espacio en el que poder disfrutar de experiencias 360", explican desde la Asociación Española de Parques y Centros Comerciales. "Se trata de recintos híbridos donde su disposición permite disfrutar a una familia de un día completo, en el que poder ir de compras, relajarse en su playa, y acabar el día disfrutando de un concierto al aire libre", continúan.

Experiencias gastronómicas y 'coworking'

Entre jardines, ‘beach club’ y tirolinas, los profesionales advierten de un par de nuevas tendencias cada vez más demandadas en este tipo de centros comerciales. Por un lado, todo lo que sean "experiencias gastronómicas" cotizan al alza, por lo que conviene tener un espacio con una gran concina abierta al público en donde poder experimentar con recetas y hacer catas como un espectáculo más. Por otro, muchos jóvenes buscan zonas de ‘coworking’ sin salir del propio centro comercial, por lo que Telefónica y otros operadores ya están creando espacios de trabajo con todos los medios tecnológicos necesarios, que superan en mucho a las cibercafeterías.

Partido de voley playa en las instalaciones del centro comercial.
Partido de voley playa en las instalaciones del centro comercial.
Heraldo

De regreso a Puerto Venecia, otro de los recientes aciertos fue la reapertura de la bolera en el espacio denominado Ilusiona. En origen, en lo que se llamó Nerverland ya había una bolera, así como una mini-noria y un diminuto circuito de karts. Ahora la bolera se ha recuperado en la zona de restauración, con 16 pistas, con pantallas led interactivas y todo rodeado de un buen montón de máquinas de arcade. Son 2.400 metros cuadrados los de Ilusiona, que se pusieron en marcha hace poco más de un año y que parecen el complemento perfecto a una tarde de cine.

Zona recreativa del centro de realidad virtual Zero Latency.
Zona recreativa del centro de realidad virtual Zero Latency.
Francisco Jiménez

A falta de una sala para lanzamiento de hachas, tendencia en boga que en Zaragoza solo ha llegado a Plaza Imperial, otras dos apuestas importantes de Puerto Venecia son el Zero Latency y el centro de 'e-sports', que ha ocupado el hueco que dejó el ambicioso túnel del viento que capitanearon Aldo Comás y Macarena Gómez y en el que los usuarios flotaban en un cilindro de cristal sobre un aire lanzado a 290 kilómetros por hora.

El Zero Latency es un centro de realidad virtual que tiene una amplia oferta de "experiencias inmersivas" en todo tipo de universos, si bien los que más triunfan son los de batallas de disparos láser contra zombies (lo que vendría a ser una versión muy mejorada y tecnológica de los juegos de ‘paintball’). No hace falta ser diestro en videojuegos para disfrutar de una experiencia muy realista, en la que el jugador se mueve de verdad por la sala con sus armas y sus gafas de realidad virtual conectadas a un ordenador-mochila. "Más de 200 metros cuadrados de pura adrenalina y diversión para sumergirte en épicas aventuras que pondrán tu piel de gallina", dice la publicidad.

Por otro lado, después del cierre definitivo el pasado mes de octubre tras un concurso de acreedores del ‘túnel del viento’ (la pandemia, cuentan, le dio la estacada definitiva), este edificio está llamado a ser uno de los referentes de los e-sports (ciberdeportes) de la mano de la compañía 10Grand. De momento, los 4.800 metros cuadrados apenas se han puesto en marcha para citas puntuales, como cuando recalaron en las instalaciones los responsables de KOI, empresa tutelada por Ibai Llanos y Gerdad Piquer, para jornadas de formación y tecnificación de ‘gamers’. La Liga Profesional de Videojuegos tiene en Puerto Venecia un gran aliado y, aunque parezca que es un público de nicho, son más de 80.000 personas las que siguen desde sus casas estas batallas de videojuegos.

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